En 2012, el salvadoreño Francisco Roque, quien reside en Queens, Nueva York, fue diagnosticado con insuficiencia renal. Como parte de su tratamiento tenía que asistir tres veces por semana a sesiones de diálisis y avanzaba lentamente en la fila para conseguir un donante de riñón.
En febrero de ese año, Roque había conseguido un donante potencial, su primo Miguel Castro, quien vive en El Salvador.
De acuerdo con el Consulado de El Salvador en Manhattan, ambos parientes trabajaron estrechamente para establecer la compatibilidad y efectuar el trasplante; incluso contaban con el aval médico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.
El cuadro era ideal salvo un detalle: los intentos de Castro para obtener una visa y viajar a Estados Unidos fueron infructuosos.
En ese contexto, la salvadoreña Mirna Velásquez conoció el caso y pidió ayuda a su jefe, el congresista de Nueva York Joseph Crowley. El funcionario decidió apoyar las gestiones diplomáticas y humanitarias que realizaban la Dirección de Protección de Derechos Humanos y Gestión Humanitaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, y el Consulado de El Salvador en Nueva York.
La unión de esfuerzos permitió que el señor Castro obtuviera los documentos migratorios que le permitieron viajar y someterse al proceso médico.
“Es un caso en el que han privado las razones humanitarias, pues se trata de contribuir a salvar la vida de una persona, de un compatriota”, dijo la cónsul general en Nueva York, Sandra de Flores. “Ha sido un trabajo constante, muy coordinado e interinstitucional. Es un esfuerzo conjunto que afortunadamente ha tenido resultados positivos y a tiempo”, agregó en un comunicado oficial.
“Como Consulado, como Cancillería, hemos hecho una gestión a diversos niveles y ámbitos para proteger y apoyar los derechos fundamentales del señor Roque”, señaló la funcionaria. “Es una parte de nuestro trabajo que muy rara vez sale a la luz pública, por lo delicado y sensitivo del tema”.
Francisco Roque se sometió a la cirugía de trasplante renal en la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York y está en proceso de recuperación.
El donante Miguel Castro recibió ayuda económica para costear los boletos para regresar a El Salvador.