El salvadoreño que guía a los turistas en El Vaticano

Sus clientes han sido actores mexicanos, embajadores, delegaciones chinas y funcionarios salvadoreños que han visitado la Santa Sede

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Aquí de guía frente a la fuente de Vernini, en la Plaza del Panteón Romano, un edificio del año 27 antes de Cristo. FOTO EDH Fotos Lisseth Lémus.

Por Jaime García

2014-04-02 6:05:00

Jaime Morán es un sacerdote que no fue y un sicólogo graduado, que jamás pensó que esos estudios lo preparaban para convertirse en guía en un pequeño país, que es considerado el centro del mundo para los cristianos católicos: El Vaticano.

Desde adolescente Jaime sentía que Dios lo llamaba y en 1986 ingresó al Seminario San José de La Montaña.

Cursando el Seminario Menor ingresó al Colegio Divino Salvador para que se preparara en Ciencias y Humanidades.

Seis años después terminó el Seminario Mayor.

A su regreso al seminario concluyó sus estudios de Filosofía y Teología, enrolándose posteriormente en el Secretariado Social Arquidiocesano del Arzobispado de El Salvador.

En su afán por prepararse más, estudió sicología en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en la que se graduó en el 2000.

En ese tiempo conoció a la que sería la madre de sus hijos, por lo dejó la vida sacerdotal.

En el plano laboral prestó sus servicios como sicólogo en el Consejo Nacional de Seguridad Pública.

Pero había algo inexplicable que Jaime asegura no lo tenía a gusto en su trabajo. Fue despedido.

Eso lo llevó a vender vehículos para subsistir.

El camino

El destino comenzó a enseñarle el camino a Jaime. En sus andares se reencontró con un viejo amigo, el padre Andrés Mauricio Solano, encargado de una parroquia en Roma, Italia.

En el 2005 ese sacerdote llevó a Jaime a Roma cuando Joseph Ratzinger o “Benedicto XVI” era elegido Papa .

Por su periplo por esa ciudad, Jaime preguntaba sobre la historia de sitios legendarios, pero casi nadie sabía las respuestas que demandaba.

Volvió a El Salvador y regresó en el 2011 con la intención de quedarse. Amigos italianos le ayudaron a legalizarse por medio de una ley que acoge a los extranjeros que trabajan cuidando niños o ancianos en Italia.

La chispa que lo convertiría en guía en El Vaticano la encendió una señora que le pidió que la orientara sobre una dirección. Por el favor la señora le dio 10 euros.

De inmediato Jaime, buscó aprender italiano con Caritas y en una escuela de monjas.

Cuando vio trabajando a los guías se interesó en el tema y un día que no había ninguno disponible se aventuró en esa profesión.

El primer intento le dejó 45 euros por una sola guía.

Recuerda que supo contestar todas las preguntas por su preparación como sacerdote y como sicólogo.

Luego, regresó a su país a buscar una visa de trabajo en la embajada de Italia. Al volver a Europa buscó su residencia legal.

Su sorpresa fue que un italiano le obsequió un vehículo y con ese se aventuró a traer turistas desde el aeropuerto y hacer visitas guiadas fuera de El Vaticano y de Italia.

Sabía que faltaba algo más y regresó a El Salvador y contacto a Rafael Urrutia, canciller de la arquidiócesis de San Salvador, quien le ayudó a que sus materias le fueran acreditadas para presentarlas ante el embajador ante la Santa Sede, Manuel González.

Esto le permitió obtener en El Vaticano el permiso para ser guía en la Basílica de Roma y en el Museo de El Vaticano.

Delegaciones chinas, embajadores, actores mexicanos y funcionarios salvadoreños comenzaron a ser sus clientes, quienes quedaban encantados por la forma en que les explicaba los trozos de la historia de cada lugar visitado.

“He guiado al actor mexicano Sergio Santaella Sendel y a Pimpinela, entre otras personas”, enumera.

Recuerda que el cónsul de El Salvador en Roma, José Luis Funes, le ha ayudado a ser guía de funcionarios y ex funcionarios salvadoreños como Douglas Moreno, Ricardo Perdomo, Carlos Canjura y Milagro Navas, entre otros.

Ahora Jaime sigue estudiando para obtener su credencial como acompañante turístico y poder hacer visitas guiadas sin restricciones en toda Italia.

Hoy – en ocasiones – cada guía le deja 300 euros, dependiendo de la nacionalidad del cliente. Los conocimientos teológicos y sicológicos le ayudan a dar una impresionante visita guiada a esos sitios santos.

“La vida me tenía preparado un destino; ese destino no era el sacerdocio, ni la sicología, pero eso hoy me ayuda a ser uno de los guía de la Santa Sede de los más solicitados”, se despidió Jaime.

(jaimemoran96@hotmail.com)