¿Dónde pueden los efemelenistas oír al verdadero pueblo?

Oír no es abrir un tantito la puerta para que lleguen los súbditos con sus quejas, sino debatir, aceptar errores y muy especialmente salir a la calle a hablar con la gente.

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2018-03-19 5:00:57

Un vocero gubernamental, no se sabe si hablando sinceramente o solo por quitarse presiones, dijo que el oficialismo falló al no escuchar al pueblo.

Pero, ¿cómo escuchar a la gente si los resentimientos sociales y los odios los han cegado y ensordecido y no aceptan las críticas ni de sus mismos militantes?

Solo hay que ver cómo están destituyendo a funcionarios o presionándolos con sus sindicatos afines solo porque se han atrevido a cuestionar a la cúpula del partido oficial. Y todo este tiempo se han dedicado a acosar a dirigentes laborales y de otros sectores que han enfrentado proyectos nefastos como el intento de tomarse los ahorros de pensiones de los trabajadores.

El pueblo, la gente, no tiene una sola voz sino casi tantas como sectores, personas, comunicadores, programas de opinión, partidos, asociaciones, caseríos y pueblos hay en este suelo.

Hay incontables voces pero solo tiene sentido oír lo que es sensato, decente, basado en la experiencia y constructivo. Lo que dicen malvados, capos de la droga, asesinos seriales, extorsionistas, no debe considerarse como aportes válidos a políticas y criterios de país.

¿Cómo y qué pretenden oír los efemelenistas cuando sistemáticamente rehúsan escuchar gremiales, grupos de trabajo, tanques de pensamiento, líderes de opinión?

El gobierno hace giras “para oír al pueblo y transmitir sus mensajes”, pero los grupos que reúnen los llamados “festivales del Buen Vivir” son de correligionarios a quienes les ofrecen el oro y el moro sin necesariamente pasar de darles bolsitas de maíz o unas pocas computadoras.

En contraposición, sistemáticamente rehúsa reunirse con sectores y cuando lo hace carga los dados a su favor metiendo en esos grupos “de diálogo” a personas que no representan nada de importancia o que son parte del oficialismo.

Los sindicalistas se quejan de que los funcionarios de Trabajo, con la soberbia que les caracteriza, rehusaron sentarse a discutir sus medidas, ocurrencias que han destruido empleo en un país que necesita generar empleo.

Dirigentes agrarios denuncian que los titulares de Agricultura nunca se reúnen con los sectores que representan la producción en ese rubro, pues creen saberlo todo, estar dotados de la sabiduría suprema desde que Chávez les dio unas palmaditas en la espalda.

No hay peores sordos que
los que rehúsan escuchar

Los efemelenistas no solo son sordos a las quejas de los transportistas y ciegos al desorden que impera en las aduanas, sino que además nombran como encargados a personas sin experiencia de ninguna naturaleza.

En una ocasión cambiaron a todo el personal de Aduanas de un día a otro, además de arrastrar los pies para enderezar la situación de la aduana aérea.
Es obvio que nunca oyen a representantes del sector financiero, a los importadores y exportadores, a los maquileros ( que en masa están dejando nuestro país por lo antinegocios que es).

Oír no es abrir un tantito la puerta para que lleguen los súbditos con sus quejas, sino debatir, aceptar errores y muy especialmente salir a la calle a hablar con la gente, la calle en el sentido figurado como “mercado” es más que La Tiendona (donde tampoco van).

Dice un pasaje del Evangelio que Jesús les dijo una vez a los fariseos: “Si estos (los discípulos) se callan, las piedras clamarán”. Traído a nuestros días podemos decir que, como no escucharon a la gente, las urnas hablaron…