Nuevos intentos para quedarse con los ahorros de los trabajadores

Los trabajadores deben unirse y luchar en contra de todo intento de robarles sus pensiones y robarles su futuro, condenándolos a la pobreza o miseria.

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La marca Toyota Corolla, distribuida por Excel Automotriz, sigue rompiendo esquemas, su última versión ya está disponible en El Salvador, con un estilo más fresco y agresivo.

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2017-06-26 9:03:17

Con la misma constancia con que el rubicundo Apolo asoma cada mañana en el oriente, los efemelenistas fraguan nuevos proyectos para quedarse con las pensiones de los trabajadores, esta vez alegando que “en tiempos de crisis o impagos” podrá “el Estado” (que son ellos mismos) caerle encima a dineros de la gente, lo que abre las puertas a que se roben los depósitos de los bancos, las viviendas de la gente y sus pertenencias, que los bolseen en las calles o que, si las exigencias así lo aconsejan, volver a montar puntos de asalto en caminos y carreteras.

Y esto después que el vicepresidente de la República, tan divertido en sus posturas, volvió de la reunión de los países del Triángulo Norte con el vicepresidente Pence y el secretario de Estado norteamericano, Tillersen.

Lo que se dispuso en esa reunión fue fomentar la inversión, ir tras los corruptos y generar empleo. Pero no va a atraerse inversión o generarse empleo sin seguridad jurídica, y la peor señal en tal sentido es que sin más justificación que “hay una crisis” se roben bienes ajenos, ahorros que no son “de la humanidad” ni del pueblo sino que tienen dueños con nombre y apellido.

En el “Doctor Zhivago”, de Boris Pasternak, se relata cómo los comunistas se metieron a las residencias de la gente para dividírselas, asignando a familias desconocidas unas de otras, porciones de propiedad, veinticinco metros por familia.

Sí, por familia, aunque fueran de cinco o más miembros.

El hecho es que tal reparto no propició un mejoramiento en las condiciones de vida de la población o propiciaría crecimiento económico, sino que sucedió lo contrario: Rusia, para entonces la Unión Soviética, fue rápidamente transformándose en una nación del Tercer Mundo, borrando los avances que se habían logrado bajo los zares.

Y lo que es todavía más horrendo es que el estalinismo –como potencialmente puede suceder con el estalinismo de caite criollo– causó la muerte de cuarenta millones de rusos, treinta y dos millones más que los asesinados por los nazis.

“Mira, Juan, me llevo tu bicicleta porque estoy pasando una crisis para transportarme…”.

“Miren, trabajadores salvadoreños, me voy a embolsar sus pensiones porque estoy sufriendo una grave crisis por mi incapacidad de administrar los presupuestos que me asignan y pese a cómo exprimo la economía…”.

Ni aun cargando con los ahorros ajenos
corregirán sus desordenadas cabezas

Al incapaz, como al marinero que se va de tragos en su primer viaje por mar, nunca le alcanzan los dineros y va dejando tras sí una estela de deudas y maldiciones. Igual va a suceder si se llegan a quedar con las pensiones: se darán la gran fiesta, irán muchas veces a Roma, a París, a Madrid (todas ciudades capitalistas, pues no se les antoja ir a Venezuela, a Cuba, a Corea del Norte o a Bolivia) y al cabo de un corto tiempo volverán a estar en harapos. Pues el dinero no es lo que falta, sino ordenar sus desordenadas cabezas.

Los trabajadores deben unirse y luchar en contra de todo intento de robarles sus pensiones y robarles su futuro, condenándolos a la pobreza o miseria cuando menos posibilidades van a tener de volver a trabajar. Nadie puede ponerse a jugar (o robarse) con lo que es parte esencial de la vida de otros.