Mejor bebidas calientes para acompañar comidas

Asusta saber lo qué pasa dentro del cuerpo: las bebidas frías coagulan las grasas y este fango cubre los intestinos y todo el aparato digestivo, lo que luego puede causar cáncer

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San Salvador 13 -11-2010. / Foto Por Omar Carbonero

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2015-08-25 9:33:00

Una de las claves para la buena salud, que se viene divulgando en Estados Unidos, es sustituir el gran vaso de refresco con hielo hasta el borde con el que muchísima gente acompaña sus comidas, por bebidas calientes: hay que tomar té (y si es verde, todavía mejor), café, infusiones, sopas e inclusive una taza de agua con gotas de limón. Es oportuno tener esto en cuenta durante las comidas caseras o cuando se asiste a banquetes.

El refresco o agua con hielo es un invento moderno que nos llegó con los frigoríficos, aunque los romanos comían sorbetes y, concebiblemente, también aguas frescas o heladas durante el verano. En el Siglo XIX, y de seguro también antes, había un activo comercio de hielo entre Estados Unidos e Inglaterra: se cortaban grandes bloques principalmente en los lagos de Nueva York, se embalaban en paja, se transportaban en barcos a Londres o Liverpool y de allí se distribuían a casas y negocios. Se guardaban durante el verano en pequeñas construcciones situadas en el jardín de cada mansión. Más o menos así la gente compraba y guardaba hielo a principios del siglo pasado en El Salvador, el que se colocaba en hieleras.

Pero el agua fría, al igual que la sal, la mantequilla, el azúcar y, con frecuencia, el alcohol, son parte de los grandes venenos a menudo presentes en cada mesa, los cuales se deben desterrar. Toma un poco de tiempo cambiar el hábito y dejar las bebidas frías para tomar las calientes. Pero una vez que se adquiere la costumbre no nos explicamos por qué no lo hicimos antes.

Cerveza caliente y vinos frescos 

Lo nocivo de las bebidas heladas se debe a que éstas solidifican las grasas o aceites que se ingieren, de la misma manera como al dejar sopa caliente en el frigorífico, la grasa sube a la superficie y allí se convierte en una especie de fango amarillo casi sólido. Asusta saber lo qué pasa dentro del cuerpo: las bebidas frías coagulan las grasas y este fango cubre los intestinos y todo el aparato digestivo, lo que luego puede causar cáncer.

Muchos de ustedes, queridos lectores, ya han leído sobre las calamidades que nos caen con hielos, refrescos, cervezas súper heladas y hasta sopas frías, pues buenos samaritanos se encargaron de dar la pésima noticia por la Internet. Una estimada amiga nos recuerda que en Europa la cerveza no se dispensa helada sino que, a lo sumo, templada y que inclusive en Alemania hay “calentadores de cerveza”, se trata de tubos calientes que se meten dentro de las jarras, o pequeños recipientes con agua caliente donde éstas se colocan. Esta costumbre se contradice con otra: el vino tinto se toma, efectivamente, al tiempo, pero el tiempo en Burdeos, en La Rioja o la Toscana es mucho más frío que el de San Miguel, por lo que las copas están mucho más frescas y también más agradables. Pero en Japón el sake, la maravillosa bebida nacional, se toma por lo general caliente, tanto que la mesera es quien sirve la primera copa. Y los japoneses no solo toman té caliente en lugar de refresco frío, sino que la sopa se toma a lo largo de la comida, incluyendo en el desayuno.

Las sopas merecen una nota aparte, pues pueden ser tan ricas y sabrosas como no requerir ningún otro complemento en la buena mesa. Con sopa y galletas, “soup and crackers”, se mantienen de pie muchísimos estadounidenses. Muchos de nosotros “no las perdonamos”.