Los que sufren varios vicios se la pasan prestando

La economía es un organismo vivo y nadie puede pretender que si ese cuerpo sufre un percance o se enferma en uno de sus miembros, que no saldrá afectado y perjudicado el resto

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2015-07-08 5:00:00

C

omo sucede a los individuos víctimas de varios vicios —juego, “girls”, alcohol, quienes pasan agobiados porque “lo que ganan no les es suficiente”, comienzan a prestar, prestar y prestar— al régimen nunca le alcanzan los presupuestos, vive contratando más y más empréstitos, quiere caerle encima a los ahorros de los trabajadores y, ahora, habla de un nuevo impuesto “para los ricos”, como si se pudiese separar, en una sociedad, a unos y otros, saquear a ciertos grupos sin que eso afecte al resto.

Como sucede con el Sitramss, el negocio privado que usurpa vías públicas y que tiene tragaderas inmensas del dinero de los contribuyentes.

Cuando hablan de “impuestos a lo suntuario”, impuestos a las ganancias que sobrepasan una cierta cuantía, impuestos a las grandes empresas, etcétera, creen que en tal manera defienden a “el pueblo” y que a ese “pueblo” las cargas sobre los ricos no van a afectarle.

Y así pensaron y pretendieron los rojos al gravar las transacciones bancarias: que ese dinero iba a salir de las ganancias de los bancos y de nadie más. Y cuando resultó que era imposible que eso sucediera, el mandatario atacó a las instituciones en una de sus usuales peroratas.

En un mundo interrelacionado, donde una mala cosecha de arroz en China repercute en el precio de los alimentos a escala global, lo que sucede en un punto de las cadenas de producción e intercambio, afecta al resto.

Aunque a pocos extorsionen todo el barrio sufre

La razón es que la economía es un organismo vivo y nadie puede pretender que si ese cuerpo sufre un percance o se enferma en uno de sus miembros, que no saldrá afectado y perjudicado el resto.

Como si pudiera suceder que a una parte del cuerpo le diera calentura pero a la otra no.

El pago de impuestos no sale de cajas de caudales inmóviles como el cofre del avaro del dramaturgo Moliere. Los impuestos se separan del patrimonio de personas y empresas, patrimonio que, por lo general, sólo tiene una muy pequeña parte en contante; el resto está invertido en bienes muebles, en tecnología, en reservas financieras, en la buena imagen frente a las clientelas, en inventarios.

Al ser así, muchas empresas se ven forzadas a vender activos o suscribir préstamos para pagar impuestos, lo que afecta sus flujos de capital y, en todo caso, irremediablemente, eleva los costos de operación.

Y al subir los costos de operación sin remedio suben los precios o se reduce calidad o se restringen futuras inversiones, inversiones que, en parte, se destinan a generar o sostener empleo.

Como los comunistas nunca han trabajado en el mundo real, y es a causa de ello que tienen que sostener “esos negocios secretos” con dinero de los contribuyentes, no miden los graves perjuicios que a una economía y, por tanto, a la población entera, causan las hemorragias fiscales.

Como no lo entienden, pregunten a los vecinos de la periferia de San Salvador las consecuencias que, para sus vidas y bienestar, tienen las extorsiones de los mareros, extorsiones que son una especie de impuesto “artesanal” pero mortal.