¿Por qué han subido los precios? Pues por las alzas de impuestos

Ya la gente comenta adónde cree que van a parar los impuestos que paga: a los suntuosos viajes de funcionarios, a la compra de terrenos por diputados cuyo patrimonio es inexplicable

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elsalvador.com

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2015-02-10 5:00:00

¿Por qué los precios de las cosas están más caros? ¿Por qué es más difícil encontrar empleo y se contempla un mayor deterioro en nuestras ciudades, caminos y campiña?

La causa es básicamente una sola: los crecientes impuestos, el desvalijamiento sin pausa a la gente, a los negocios, a los productores, al comercio, eleva los costos y estos costos se pasan a los consumidores a través de los precios.

Hay un agravante: el dinero recaudado no se usa para realizar obras perdurables, para mejorar los servicios públicos, para fortalecer la infraestructura nacional, sino para el mantenimiento de una clase parasitaria que consume pero no produce, que estorba sin contribuir a que algo vaya mejor en el país.

Cuando subió el impuesto a las transacciones financieras, el oficialismo pretendía que ese costo adicional lo absorbieran los mismos afectados, pero tal cosa es imposible; en una u otra forma, toda alza en los costos de operación de cualquier actividad, se pasa a los consumidores elevando precios.

Y ya la gente comenta adónde cree que van a parar los impuestos que paga: a los suntuosos viajes de funcionarios, a la compra de terrenos por diputados cuyo patrimonio es inexplicable, a que funestos depravados pongan negocios multimillonarios para sus amiguitas, para financiar torpezas monumentales como el Sitramss.

Nada en el mundo funciona de manera aislada, en especial, en sociedades de hombres. Una mala cosecha en China afecta los precios de los comestibles en Perú aunque sea en muy pequeña medida. Y cargar de impuestos a empresas e industrias repercute de inmediato en los precios generales por obra de las cadenas productivas.

Recaudadores fiscales y pandillas

van tras el dinero de otros

Si el costo de los transportes se incrementa debido a tasas para pasar fronteras, a la inseguridad en las carreteras, a más altas primas de seguros, la consecuencia es que los precios de todos los productos sufran incrementos, ya que todos, directa o i indirectamente usan transportes para obtener suministros de materias primas o para despachar sus productos a sus clientelas;

—si al fabricante de prendas de vestir le sube el precio de telas o de corriente eléctrica, o el costo de la mano de obra, inexorablemente los precios de la ropa se elevan;

—si los pequeños negocios en la periferia de nuestras ciudades son extorsionados, el precio de lo que venden tiene que compensar los mayores costos, pues tan costo es una extorsión como un nuevo impuesto;

—hasta a las señoras que venden pupusas los impuestos les afectan aunque se paguen a quienes les venden harina, queso y otros ingredientes y no directamente a ellas.

Esa es la razón por la cual el costo de la vida en nuestro país ha ido al alza desde que los rojos iniciaron la política del desplume general: no hay productor que pueda absorber alzas en sus costos pues de inmediato caería en bancarrota.

Es natural que si un gobierno invierte en obra perdurable, en mejorar la infraestructura productiva del país lo que va desde las escuelas hasta los puertos, de enseñar a pescar y no de andar regalando pescado sólo cuando hay fotógrafos presentes, el golpe impositivo se compensa en parte.

Pero eso no está sucediendo aquí, un país en el que recaudadores y mareros andan tras bienes ajenos.