La situación griega, perspectivas y lecciones

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Juan Carlos Moscoso en entreno de este lunes con la UES. Foto EDH

Por Por Ricardo Esmahan*

2015-07-06 5:00:00

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a situación griega ha sobrevivido por mucho tiempo con el término “crisis”, ahora finalmente ha alcanzado y desarrollado su punto de enfermedad terminal. Aunque algunos argumentan y sostienen que Grecia ha estado padeciendo de enfermedad terminal desde hace mucho tiempo, sobreviviendo con el soporte de la zona euro.

Este estado terminal griego, surge desde hace tiempos, desde cuando el desempleo alcanzó el rango del 26 por ciento y más del 50 por ciento de los jóvenes menores de 25 años se reportan desempleados. Recortes de salarios, en particular en el sector estatal, profesiones afectadas que incluyen médicos e ingenieros, han dado lugar al subempleo masivo. Mientras tanto, la mayoría de nuevas actividades económicas se están produciendo en los mercados ilegales no imponibles.

Los griegos le deben dinero a las instituciones de la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional, y estos organismos adquirieron deudas incobrables de los bancos griegos; inicialmente, a resultas de que prestaron fondos a Grecia a fin de estabilizar su sector bancario. Nadie realmente pensaba que los griegos podían pagar estos préstamos, pero se dio el salvataje.

Ahora el mundo entero observa las consecuencias profundas de la catástrofe económica. Pero esas consecuencias se posaron sobre una dudosa base política. En Grecia se introduce la Coalición de la Izquierda Radical, del partido conocido como Syriza, liderado por el hoy gobernante Alexis Tsipras, uno de los numerosos partidos euroescépticos que han surgido en los últimos años. Muchas fuerzas se combinaron para sacar del poder a las facciones pro-UE.

Syriza corrió, básicamente, bajo una plataforma de comprometerse a facilitar la austeridad en Grecia, mantener los programas sociales críticos, reestructurar de forma radical las obligaciones de deuda del país, insistiendo en que los acreedores deberían de compartir en mayor porcentaje la carga de la deuda. Las partes amigables de la UE, y los alemanes en particular, tendían a desestimar a Syriza. Estaban acostumbrados a tratar con partidarios pro-UE en los países deudores más que adoptar una postura resistente para su audiencia pública, sin dejar de aceptar la premisa básica planteada por Alemania y la Unión Europea, que al final, la responsabilidad de pagar las deudas recaían en los deudores. Independientemente de su plataforma pública, estos partidos, por lo tanto aceptaron la austeridad y los costos sociales asociados.

Syriza, sin embargo, no lo hizo, no cumplió.

Adicionalmente a los griegos se les preguntó en un referéndum el domingo pasado si aceptaban las condiciones de la última oferta de ayuda financiera de sus acreedores: Europa y el Fondo Monetario Internacional.

El primer ministro griego Alexis Tsipras instó a la gente a votar “No” porque espera lograr un mejor trato, el 61.3% de la población votó por el no. Sin más préstamos de alguna parte, el caos económico en Grecia podría convertirse en una catástrofe, y el país podría tener que abandonar el euro.

La historia de Grecia es una historia de endeudamiento irresponsable y préstamos irresponsables. La ley de bancarrota en la cultura de Europa es la de un sistema de dualidades, donde las expectativas de comportamiento prudente se colocan tanto para el deudor como para el acreedor. Se espera que el deudor pague todo lo posible bajo la ley, y cuando se gasta lo que está dentro de su capacidad, al acreedor se le señala como un culpable y responsable moral de su decisión de prestar. En otras palabras, cuando el deudor se declara en quiebra, el acreedor pierde su apuesta por el deudor, y el préstamo se extingue.

El mundo entero está siendo testigo de las dolorosas consecuencias de la negativa de Grecia al no cumplir sus compromisos.

* Colaborador de El Diario de Hoy.

resmahan@hotmail.com