Más allá de “cero tolerancia”

La contratación de la firma de Rudolf Giuliani, exalcalde de Nueva York (1994-2001), para que estudie la crisis delictual del país y formule propuestas para controlarla, ha despertado críticas entre personas que, por una razón u otra, no coinciden con su enfoque. después de tantos menjurjes mágicos, pero inefectivos, vendidos por los gobiernos de turno, resulta razonable que exista un nivel de escepticismo.

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Rafael Tobar conversa con los chicos pensando en lo que se viene con el repechaje ante Guatemala. Foto EDH

Por Por Carlos Ponce*

2014-12-09 6:00:00

Algunos críticos nacionales tildan las políticas de seguridad adoptadas en Nueva York, durante la administración de Giuliani, como estrategias “fracasadas”. Investigaciones académicas realizadas por Franklin Zimring, criminólogo de la Universidad de California en Berkeley, no obstante, difieren sustancialmente de la apreciación de estos analistas locales. Zimring es un reconocido académico del delito y uno de los más respetados expertos en la reducción de la incidencia delincuencial que experimentó Estados Unidos durante la década de los noventa. En su último libro, titulado: “La ciudad que se hizo segura: Lecciones de Nueva York sobre la criminalidad urbana y su control”, explora específicamente el comportamiento de las estadísticas criminales desde 1990 en dicha ciudad.

Según Zimring, durante la década de los noventa, Estados Unidos registró una reducción generalizada en la cantidad de delitos reportados de aproximadamente 40%, que no está estadísticamente asociada con cambios en las variables comúnmente relacionadas con el comportamiento del crimen. Nueva York, no obstante, difiere del resto del país norteamericano. Zimring observa que la magnitud y duración de la disminución fue el doble que en el resto de Estados Unidos, alcanzando aproximadamente el 80% y perdurando más de quince años. Dicho criminólogo sostiene que, a diferencia de otras ciudades importantes, el decremento neoyorquino sí está asociado con drásticos cambios en el abordaje de la delincuencia que se impulsaron durante la década de los noventa, específicamente los introducidos en la gestión de Giuliani.

Algunos analistas salvadoreños, en desacuerdo con la contratación del exalcalde neoyorquino, pronostican que sus propuestas implicarán un retorno al “manodurísmo” y que conllevarán altas tasas de detenciones y encarcelamiento. En sus argumentos, hacen alusión al término “cero tolerancia”, utilizado erróneamente para referirse a la estrategia anti-delincuencial de la administración de Giuliani. William Bratton, primer jefe de la Policía de Nueva York de Giuliani, sostiene que “cero tolerancia” es una simplificación extrema de un plan mucho más complejo e integral, una apreciación con la que coinciden académicos.

Zimring concuerda en que los cambios en el abordaje de la criminalidad en Nueva York durante los noventa, van más allá de “cero tolerancia” y, en su análisis, destaca el rol céntrico que se otorgó al análisis estratégico de inteligencia e información delictual, la solución de problemas criminales, la concentración en zonas calientes, la desarticulación de mercados abiertos de narcóticos, la concentración en armas ilegales y la implementación de nuevas metodologías para evaluar el trabajo de los jefes policiales. La mayoría de estos componentes importantes cuenta con un fundamento criminológico robusto. Lastimosamente, no han sido desarrollados exitosamente por las autoridades salvadoreñas.

Aunque esta estrategia además involucró un agresivo componente operativo, nunca se tradujo en desenfrenadas cadenas de capturas masivas. Al contrario, Zimring señala que mientras el resto de Estados Unidos incrementó su población carcelaria en aproximadamente 65%, entre 1990 y 2009, Nueva York la disminuyó en 11 mil, demostrando así que puede existir un control efectivo de la delincuencia sin una estrategia basada en el encarcelamiento masivo de personas.

Indudablemente que la experiencia de Nueva York es perfectible, pero sus impresionantes resultados y los detalles antes expuestos, la convierten en algo poco despreciable. El equipo de Giuliani puede contribuir más allá de lo que implica “cero tolerancia”, aportando recomendaciones en áreas importantes del abordaje de la criminalidad, hasta ahora endebles y descuidadas por el aparato de seguridad salvadoreño.