Diagnóstico: Nuestro sistema de salud está enfermo

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Por Por Max Mojica*

2014-11-06 5:00:00

Las huelgas de los trabajadores públicos del sector salud no pueden pasar inadvertidas ni por el Gobierno ni por la población, principalmente porque es esa población la que los sufre: cirugías en el Hospital Rosales suspendidas, falta de medicinas en el ISSS, enfermos convaleciendo en el piso mismo de los hospitales públicos y así un largo etcétera que más pareciera tomado de uno de los círculos del infierno descritos por Dante.

Tomar una postura respecto a la crisis de salud que atraviesa actualmente el sistema hospitalario nacional, pone a muchas personas y organizaciones en una situación complicada. Era sumamente fácil criticar nuestro paupérrimo sistema de salud cuando ARENA estaba en el Ejecutivo, ahora, luego de un primer Gobierno de izquierda que llenó de promesas de “salud de calidad para todos”, nos enfrentamos con que la realidad tiene una terca forma de imponerse: dentro de todas las limitaciones y sin sabores de los que siempre han adolecido los hospitales públicos, la situación nunca llegó a los niveles tan altos de mala atención, escasez y conflictos administrativos que se está viviendo en estas fechas.

A inicios del mes de septiembre, médicos especialistas que laboran en el Hospital Rosales iniciaron una jornada de protestas, que comprendió la suspensión de consultas y cirugías programadas, dañando con tales acciones no a la “clase burguesa”, sino al mismo humilde pueblo salvadoreño que ellos contradictoriamente dicen proteger. Las acciones de protesta, son realizadas por esos mismos médicos que antaño realizaban marchas contra “el Estado burgués”, y que ahora resienten que el Gobierno de izquierda –que prometiera mejoras considerables a la salud pública– los haya olvidado y prefiera gastar millones en abogados para conducir infructíferas acciones legales en litigios internacionales –como el caso CEL-ENEL–, continuar con gastos superfluos en viajes de funcionarios públicos o en realización de obras que no generan ningún beneficio al país, como la presa “El Chaparral” o el millonario pero catastrófico proyecto del SITRAMSS.

Pretender que las acciones de protesta se refieren exclusivamente al descontento derivado de los descuentos aplicados por negarse a marcar en el reloj biométrico (objeción que, dicho sea de paso, nadie en realidad entiende), es querer tapar el sol con un dedo: las protestas son principalmente en exigencia de equipos e insumos que permitan dar una atención médica hospitalaria de calidad al pueblo. Lo anterior demuestra que existe la necesidad de modernizar los equipos que permitan dar una atención médico-hospitalaria digna, de calidad, así como oportuna para los pacientes, tal como en su momento fue ampliamente prometido durante la campaña política.

La crisis de salud en El Salvador a partir del advenimiento del “gobierno del cambio”, no se circunscribe a las carencias que experimenta el Hospital Rosales, médicos del Seguro Social se han unido a las protestas, así como los médicos del Hospital Zacamil, quienes han hecho eco a la denuncia de falta de materiales y equipos que permitan brindar una atención médica de calidad. Así lo señaló el Sindicato de Médicos Trabajadores del Hospital Nacional Zacamil (SIMEHZAC), al manifestar que “…continúa el desabastecimiento crónico de medicamentos, de insumos, reactivos de laboratorios, que hay hospitales que han pasado largo tiempo sin hacer radiografías… Vemos el deterioro que tiene toda la infraestructura…”. Esta situación también ha motivado protestas en otras ocasiones en dicho centro hospitalario.

A pesar de que la promesa de “atención médica hospitalaria gratuita y de calidad para todos” resulta muy atractiva cuando se escucha de los labios de un candidato dentro del contexto de la campaña política, está a la vista de todos que el trabajo realizado por los gobiernos del FMLN ha sido insuficiente; queda demostrado que el actual sistema de salud adolece de muchas deficiencias como son falta de medicamentos, materiales, insumos y equipos médicos, poco personal de salud, falta de médicos especialistas, pago insuficiente a los trabajadores, etc. El sistema de salud público y el ISSS no garantizan una buena atención médica hospitalaria, lo anterior ha sido señalado por las personas que laboran en dichas instituciones, pero principalmente por las quejas de los mismo usuarios, que son quienes –al final de cuentas– los que sufren en carne propia las carencias mismas del sistema, así como los desaciertos de la Administración Pública.

Ante la crisis que están atravesando los hospitales públicos en El Salvador, no hay que ser especialista para emitir un diagnóstico: “nuestro sistema de salud está enfermo”, y al menos hoy por hoy, pareciera que nadie en el Gobierno conoce la cura.

*Colaborador de El Diario de Hoy.