Diez años de la muerte de Arafat

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Foto Por edhdep

Por Por Henrique Cymerman*

2014-11-14 6:00:00

Palestina añora a su líder histórico, el que durante 35 años gobernó a su pueblo, Yasser Arafat. En el décimo año de su muerte, tanto su vida como su fallecimiento continúan siendo enigmas. En cada rincón de Cisjordania se podían ver ayer carteles, grandes o pequeños, de Abu Ammar, y banderas con su fotografía en las manos de ancianos de su misma edad y de niños que nacieron después de su muerte el año 2004. Ahmed, que celebra su décimo cumpleaños esta semana y que vive en un campo de refugiados al lado de Ramala, no duda ni un momento cuando le pregunto si sabe quién fue Arafat. “Abu Ammar es nuestro padre, nuestro héroe, nuestro modelo. Desde que él no está nuestro pueblo está huérfano”, declama el niño.

Las ceremonias en su mausoleo, situado en la mukata de Ramala, se multiplicaron ayer a lo largo de todo el día encabezadas por el presidente Mahmud Abbas, su compañero y heredero. La policía tuvo que contener a la multitud que hacía cola para entrar en el mausoleo. Abbas, quien nunca en su vida ha vestido un uniforme militar, siempre habla en público con la imagen de Arafat por detrás. Conforme los años pasan la luz al final del túnel se apaga, las fotos de Arafat son cada vez más grandes. Ayer, el cartel decía: “Todo escuchamos el tic tac del reloj que conduce a la creación de Palestina”.

“Todo ha cambiado tanto en estos diez años”, suspira el veterano periodista palestino Riad Darwish. En el museo de su tío, el poeta nacional palestino Mahmud Darwish, proyectan una película ante la presencia de decenas de miembros de Al Fatah y de altos cargos palestinos, más hombres que mujeres. Todos aplauden cuando las imágenes enseñan a Arafat declarando el Estado palestino el 15 de noviembre de 1988. Muhammad Abudaia, quien fue el guardia personal del líder durante más de dos décadas, nos dijo con lágrimas en los ojos que estaba seguro que Israel mató a Arafat. Abudaia había reemplazado a su padre, quien había hecho lo mismo desde los años setenta. “No creo que le hayan envenenado la comida, porque él nos daba a comer de su plato a todos. Incluso a usted mismo le dio a probar su humus en más de una ocasión, y todos estamos vivos”, expuso el exguardaespaldas.”Si algún palestino trucó sus medicamentos colaborando con los israelíes, tenemos que encontrarle y llevarle a juicio para que pague por su crimen”, añadió.

“Israel continúa ocupando partes de Cisjordania. La población de los asentamientos va en aumento, alcanzando ya las 360.000 personas, y la paz parece más lejos que nunca”, comenta Riad. Pocos se atreven a hablar en voz alta de algo que, según dicen en privado, haría a Arafat revolverse en su tumba si lo pudiese ver con sus ojos. Contrariamente a su época, cuando volvió a Gaza en 1994, hoy existen dos Palestinas, a menudo enfrentadas: la de Cisjordania, gobernada por el heredero de Arafat, Abbas, y la de la franja de Gaza, situada a unos 40 kms. Allí, el gobierno y el poder policial pertenecen al principal rival de Al Fatah, el grupo islamista Hamas. En junio de 2007, tres años después de la muerte de Arafat, Hamas lanzó un golpe de Estado, expulsando de la franja a altos funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina; les acusaban de traidores por negociar con Israel, y a muchos les dejaron cojos disparándoles en la pierna. Ayer, frente a una multitud de miles de personas que recordaban a Abu Ammar en la mukata, Abbas no dudó en arremeter contra los islamistas que según él siembran la división en palestina. “Si Arafat estuviese vivo eso no hubiese ocurrido”, explica el sociólogo palestino Jamal Hilal. Según él, Arafat no hubiese aceptado elecciones en el 2006 (las que fueron ganadas por Hamas) para no dar legitimidad a la ocupación israelí. “Sin elecciones no hubiese ocurrido ese cisma en la sociedad palestina, y si Arafat se hubiese presentado probablemente habría ganado”, opina Hilal.

Bajo la presidencia de Abbas, los dos movimientos intentaron crear un gobierno de unidad nacional y devolver al Ejecutivo de Ramala a Gaza, pero tras días y días de negociaciones y tras declarar en varias ocasiones que la unión se había conseguido,la división continúa existiendo entre Gaza y Cisjordania. El sociólogo Hilal acusa a Israel de crear “cantones” en Cisjordania, dividiendo el territorio palestino en zonas aisladas, islas en las que se tarda horas para llegar de un punto a otro.

A esto habría que añadir lo que la experta en ciencias sociales palestina Huneida Ganam define como “el refuerzo del individualismo dentro de la sociedad palestina, y el aumento de la clase media de Ramala”, que según ella vive en una burbuja, consistente en creer que su situación económica es buena. Ganam, que dirige el Centro Palestino de Estudios Israelíes, afirma que la clase media palestina que vive bajo ocupación israelí, que antes se dedicaba a la causa nacional, se dedica ahora a trabajar todo lo que puede para devolver las deudas de las casas modernas y de los coches que compran cada vez más. “Quizás por esta ilusión de más opulencia la tercera Intifada aún no ha llegado realmente a Ramala, aunque estamos situados tan sólo a 15 minutos de Jerusalén”, expone.

En sus primeros años en Gaza y en Ramala, Arafat prometía una y otra vez que alcanzaría antes del fin de siglo la llamada Paz de los valientes con el líder israelí Isaac Rabin, asesinado por un radical hace 19 años. Cuando él hablaba de proceso de paz, los palestinos de la calle lo tomaban muy en serio. Ahora, cuando se habla de proceso de paz, la mayoría o responde con una carcajada o simplemente dan media vuelta.* Periodista portugués. Corresponsal en Ramala, Cisjordania.