La otra vuelta de la tuerca

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Jugadores holandeses festejan después de derrotar al Sevilla. Foto EDH

Por Por Manuel Hinds*

2014-11-27 5:00:00

Aveces parece que mucha gente no tiene conciencia de las consecuencias de su voto y de que en cada uno de ellos están dando un apoyo no sólo a candidatos específicos sino también a estrategias políticas de largo plazo que van a definir el destino del país y por consecuencia, de ellos mismos.

En febrero de este año el pueblo entero se aterrorizó al comprender lo que iba a pasar si el FMLN ganaba un segundo período presidencial y se volcó a las urnas, aumentando el caudal de votos de ARENA en un cinco por ciento del electorado en sólo cinco semanas,una reacción que dejó al FMLN en shock al realizar que lo que creían que sería una victoria aplastante se convirtió en una carrera que ganaron por un número bajísimo de votos. El número de votos anulados, muchos de ellos con argumentos inválidos o muy discutibles, fue más alto que el número que le dio el gane al FMLN. Si las elecciones hubieran sido una semana más tarde ni los votos anulados hubieran podido sostener la victoria del FMLN.

La realidad ha demostrado que el miedo estaba justificado. Bajo el nuevo gobierno, todos estos problemas se han empeorado por dos razones principales: Una, la casi increíble incompetencia del gobierno, que lo ha llevado a una parálisis total en los mejores de los casos, y a políticas contraproducentes en el resto de ellos. Dos, el mantenimiento de la ideología tiránica del FMLN, que se traduce en continuos anuncios de que el partido busca el poder total para implantar en El Salvador un régimen igual al venezolano o al cubano.

Como resultado de estas tristes realidades la violencia se ha desatado aún más de lo que estaba, la inversión ha caído a niveles aún más abismales, la deuda del gobierno sigue creciendo a gran velocidad, y la economía ha llegado al estancamiento total y puede estar ya decreciendo.

La desesperación ha alcanzado a la clase media y a los profesionales, muchos de los cuales no tienen trabajo, o si lo tienen ganan salarios que no corresponden a su entrenamiento. Ven que el país no ofrece ningún futuro para ahorrar para la educación de sus hijos y su vejez. Como consecuencia, números cada vez mayores de profesionales están buscando trabajo no sólo en Estados Unidos, Canadá y Australia sino también en los otros países centroamericanos. Estamos en peligro de perder a los más educados.

Por eso es que es difícil de entender que los mismos que se andan quejando, que dicen que ya no se puede vivir en este país, que saben que el gobierno ha generado muchos de los graves problemas del país (la falta de inversión, el bajo crecimiento, el desempleo a todos los niveles, el ambiente de odio que cada vez destruye más las perspectivas de crecimiento) o ha permitido que se agraven por su incompetencia (el crimen, el desastroso estado de la salud y la educación pública, la catástrofe que es el transporte público), esas mismas personas, que saben que si el FMLN gana la alcaldía de San Salvador y una participación alta en la Asamblea ya no habrá manera de detener el desastre y no tendrán otra alternativa que irse, muchos de estos todavía dudan de que “si quizás van a votar por este candidato a la alcaldía del FMLN”, porque “se ve buena gente”, o “es simpático”, o “creo que se le puede dar una oportunidad”, como si no supieran que al ganar estos puestos el FMLN dejará caer una cortina de hierro de represión en el país y los condenará a un destino muy triste a ellos y sus familias.

Lo que vale en el FMLN no es la personalidad de nadie ni la imagen de ningún candidato sino los mandatos que vienen de Cuba y Venezuela, que nos están llevando por el camino que vamos, que están cerrando el futuro de las vidas de los ciudadanos y las de sus hijos y nietos. Si el FMLN y sus aliados incondicionales ganan estos puestos será como otra vuelta en la tuerca que nos está asfixiando.

*Máster en Economía,

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.