La grama es más verde al otro lado de las Chinamas

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Por Por Carlos Alfaro Rivas * *Colaborador de El Diario de Hoy.

2014-10-31 5:00:00

¡”No, No”! “Psst, despertá amorcito, tenés una pesadilla”, me zangoloteaba mientras me hacía caer en razón mi amorcito.

¡Y qué pesadilla! Soñaba con el Flor Blanca taqueado de cipotes vestidos de rojo, orando a todo galillo, Hugo Chávez que estás en el cielo.

Una vez estabilizadas mis pulsaciones, comprendí que la chispa de esta pesadilla, fue el solemne momento de férreo nacionalismo, en medio de un mar de guatemaltecos, minutos antes del disparo de salida de una ejemplar carrera de 21 kms. Frente al cielo y mano al pecho, entonaban a todo pulmón: ¡Libre al viento tu hermosa bandera, Guatemala, tu nombre inmortal!

Tenía unas 100 lunas llenas de no ir a Chapinlandia y, además del amor por su Patria, Guate me impresionó por su efervescencia.

Como que durante la última década, los arquitectos han competido para ver quién es más cachimbón. El resultado es centros comerciales, condados residenciales, edificios corporativos, iglesias, campos deportivos y demás obras palpitantes.

Seguro se llevan de maravilla con Obras Públicas y con la Alcaldía, pues la necesaria planificación es palpable en carreteras, pasos a desnivel, túneles, plazas remozadas, áreas verdes, senderos para corredores, ciclovías y su ejemplar Sitramss, logro municipal llamado Transmetro.

Seguro nuestro Señor premia ese nacionalismo, bañando a los capitalinos con el mejor clima del mundo, perfecto para que la madre naturaleza les regale saludables vegetales, abundantes flores, café de Antigua, la caña de azúcar idónea para los dulces de doña María de Gordillo, una miel de dioses llamada Zacapa, y unos corredores que se van a los penaltis con los kenyanos.

Y correr con todo fue el motivo de mi retorno. Me quito la gorra ante los organizadores y patrocinadores de la mejor carrera de 21 kms. de Centro América. Qué manera de entregarnos un regalo de salud a más de diez mil corredores. En nombre de casi mil salvadoreños ¡A la voz, mil gracias!

Álvaro Arzú, el cinco veces alcalde, una vez presidente y deportista, invitó a los corredores a “Conquistar la ciudad”, y cerró las shineadas calles en un circuito, bastante plano, en el que admiramos un centro histórico sin ventas callejeras ni grafiti, los uniformes de su CAM bien chileros, con todo y casquito, y el sendero central de la Reforma, ideal para el paseo dominical.

Risa me dio cuando pasé por el toro de hierro frente a la embajada norteamericana. Lo primero que hice al regresar a casa fue sacar del baúl de los recuerdos, la Polaroid desteñida de este cipote montado con su primada en ese miso torete. ¡Colas de Judas!

Estoy clarísimo que la otra cara de la moneda guatemalteca no es tan brillante. En ella compartimos pobreza, inseguridad, narcotráfico, trabazones y mal fútbol. Pero, al menos su moneda tiene una cara brillante que atrae la inversión, genera empleo, y estimula el consumo y el emprendedurismo.

Con razón Súper Tiendas MAX, después de diez años en El Salvador, mejor se regresa a casa en busca de grama más verde. Un maxiano me contó que el nuevo impuesto a sus activos fue la amarga gota que rebalsó el vaso, misma que se sumó a otras como una demanda sin vigor y márgenes que dan ganas de llorar.

Mala noticia para el país. 90 salvadoreños se suman a la larga lista de miles de desempleados; 5 locales comerciales a la lista de Se alquila; su agencia de publicidad, los medios de comunicación, las imprentas y varios proveedores de servicio, pierden a un excelente cliente; los consumidores de electrodomésticos pierden un agresivo competidor.

Antes, al sólo pasar las Chinamas, los guatemaltecos sentían un El Salvador pujante, con rumbo; ¡éramos nosotros los efervescentes!

Ahora ellos celebrando obras y logros, y nosotros nos quedamos fuera de la fiesta, culpa de un gobierno quebrado e incompetente, que no sabe quién podrá defenderlo.

Con tal de que no nos pongan a rezarle a Hugo Chávez…