Injerencia abusiva

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Carlos Arias, de San Marcos, intenta anotar con la marca de un jugador del Exsal.

/ Foto Por EDH/René Estrada

Por Por Teresa Guevara de López*

2014-09-27 6:00:00

Es inaceptable que una institución como Amnistía Internacional tenga el atrevimiento de venir a criticar nuestro sistema jurídico y la Constitución de la República, exigiendo la despenalización del aborto, argumentando que somos uno de los nueve países, entre 193, que defiende la vida desde su concepción.

Atrevidas declaraciones de la procuradora de Amnistía, Erika Guevara, quien asegura que “Cuando considerar la vida desde la concepción es una definición filosófica y religiosa”. Se desconoce su curriculum, y cuán profundos sean sus estudios de filosofía y religión. Si es médico, extraña que apoye semejante aberración, pues el inicio de la vida ha sido más que probado científicamente por prestigiosos médicos respetados internacionalmente, por su experiencia en la labor investigativa.

Los comentarios de Sigfrido Reyes, que ha calificado nuestra legislación que respeta la vida, como de cavernaria, demuestran una vez más su ignorancia atrevida y prepotente, como lo lleva demostrado durante los años en el ejercicio público. Es lamentable que una mujer, en el ocaso de su vida, como la Dra. Rodríguez, haga el ridículo apoyando posiciones totalmente reñidas con la ciencia.

Nos preguntamos con qué derecho Amnistía Internacional pretende obligar a un país a cambiar una de sus leyes, fundamentadas en los principios cristianos de su población, y que a pesar de los momentos adversos que le ha tocado vivir, todavía la fe en Dios y el cumplimiento de sus leyes, constituyen una de sus mayores fortalezas. El hecho que esos 193 países movidos por fuertes intereses económicos, use a Amnistía Internacional para ejercer presiones, es un verdadero insulto al sagrado derecho que nos asiste como país libre.

Y es gravísimo el hecho de que para confundir a la opinión pública, mientan descaradamente manipulando el caso de las 17 mujeres condenadas por homicidio, por haber asesinado a sus hijos recién nacidos. Internacionalmente han montado una campaña totalmente falsa, asegurando que esas pobres mujeres han sido condenadas a 30 años de cárcel, por haber sufrido abortos espontáneos.

Las autoridades de Medicina Legal, la Comisión respectiva de la Asamblea Legislativa y muchas otras personas, entre las que me incluyo, hemos tenido la oportunidad de ver las fotografías de las inocentes víctimas. Bebés totalmente desarrollados, nada de fetos de 12 semanas, que presentan en sus cuerpos la saña con que fueron asesinados. Las señales de las uñas maternas alrededor del cuello; la cara y el cráneo destrozados con piedras; otra estrangulada, y con las pitas del delantal de su abuelita cómplice. Y luego, arrojados a fosas sépticas o en quebradas, y luego devorados por los animales.

Por respeto a la opinión pública, estas fotografías y los resultados técnicos de las autopsias, no han sido publicadas. Pero las mentiras de Amnistía Internacional y de nuestros funcionarios, deberían ser rechazadas con la exposición pública, a nivel internacional, de esas horribles imágenes, para que quede claro el tipo de delito que estas madres cometieron. Si hubieran sido condenadas por aborto, la pena máxima que establece nuestra legislación es de cuatro años.

La justificación de permitir el aborto eugenésico, es una aberración más, ya que con el descubrimiento del genoma humano, que permite determinar los padecimientos futuros y las malformaciones fetales, ¿habrá mujeres que con el profundo sentido de maternidad de que Dios nos ha dotado, se atreverían a matar a su criatura? Los padres que tienen hijos discapacitados ¿tendrían valor de asesinarlos porque jamás tendrán una vida normal? El rechazo a Amnistía Internacional y a su abusiva injerencia en nuestros asuntos internos, es la posición que los verdaderos salvadoreños debemos adoptar con la valentía que nos caracteriza.

*Columnista de El Diario de Hoy.