Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

descripción de la imagen
Mirna Cortez carga a su hija Nahomi de nueve meses. Nahomi permanece ingresada en el Servicio de Infectología del Hospital Bloom. Foto EDH /archivo

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2014-08-17 5:00:00

.echa las tuyas a remojar. Así dice un viejo refrán. Y viene muy bien al caso porque están listos los dólares, la compra de voluntades, el “dame si quieres que te dé” y toda la parafernalia de medios informativos-intoxicativos para que se acepte y se legalice el aborto en nuestro país. Espero que mi carta contra los chilenos pusilánimes, cobardes, o vendidos –no todos lo son– no tenga que aplicarse también contra los salvadoreños.

Señor presidente de la república, diputados de todos los partidos y pueblo en general: ante la intención de instaurar el aborto legal en nuestro país: -¿Cuál es el bien social que se conseguiría con ello? ¿Eso iría en dignificación de algunas mujeres o en aumento de su corrupción moral? ¿Se debe premiar a las mujeres que tienen el vicio de la fornicación haciéndolas asesinas de sus propios hijos? ¿Se debe estimular y permitir que algunos médicos –cuya ética es luchar siempre por la salud y la vida de sus pacientes– pasen a ser miserables verdugos bien remunerados?

No me vengan con las falsedades de siempre de que así disminuyen los abortos clandestinos, porque las estadísticas dicen todo lo contrario, ni que sólo sería cuando peligra la vida de la madre, o por violación o por malformación fetal, porque la Ética Médica tiene para esos casos soluciones muy diferentes. Un médico sabe, o debe saber, que nunca existen embarazos conflictivos que tengan que resolverse por aborto voluntario. En Ética Médica no existe nunca la indicación de aborto. Tampoco en los Tratados de Obstetricia, salvo que estén comprados por dicha anticultura. Las situaciones peores en las que corre peligro la vida de la madre, se resuelven, según el criterio bioético denominado “voluntario indirecto”, pero nunca matando directamente al niño no nacido.

Estamos en suicidio demográfico: se muere más gente de la que nace; cada vez hay menos niños y además parte de ellos se van del país; soportamos un índice de asesinatos espeluznante… y encima ¿vamos a querer instaurar el genocidio que supone legalizar el aborto? No aceptemos la trampa de abrir un presunto debate democrático sobre el aborto. No se debate sobre lo evidente: que el aborto voluntario es un crimen horrendo. Eso es matar seres humanos en estado embrionario y es el peor de los asesinatos, porque se les quita no sólo la vida, sino con ella el 99% de todo lo que podrían haber vivido; una injusta pena de muerte para unos seres humanos absolutamente inocentes y absolutamente indefensos. Es un genocidio mucho peor que el de los nazis, los soviéticos y cualquiera otra matanza de personas que por lo menos ya habían gozado de gran parte de su vida.

Lo que necesita nuestro país es un urgente y ambicioso plan para favorecer y premiar a los matrimonios que tienen el heroico patriotismo de formar una familia numerosa, criando a varios hijos y educándolos bien. Esos sí construyen país, esos sí lo mejoran, esos son el cimiento y las columnas de un país que progresa y se dignifica.

Además, ¿vamos a cerrar los ojos ante la verdad evidente que instaurar el aborto legal en nuestro país es sucumbir a un acto imperialista de la cultura de la muerte financiada por millonarios norteamericanos? ¿Somos un pueblo libre y soberano o unos miserables esclavos que bailan al son del que da más dinero, un día la Fundación Ford o la de Rockefeller, otro día el chavismo venezolano?

Ningún bien se seguiría del aborto legal para nuestra maltrecha sociedad. Ante la amenaza del aborto legalizado, la única respuesta digna en El Salvador debe ser un rotundo y mayoritario ¡NO!

Si los que tiene poder político para decidirlo, al fin sucumben a la imposición extranjera, por favor la próxima ocasión que escuchen el Himno Nacional no lo hagan poniéndose la mano sobre el corazón… es otro el lugar de su cuerpo donde deben ponerla.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com