Del desafuero y del diálogo

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elsalvador.com

Por Por Eduardo Torres*

2014-07-07 5:00:00

“¿Quién manda en el FMLN?”, preguntó Ana Vilma de Escobar ante las cámaras de la televisión, la mañana siguiente a ser desaforada por la alianza de votos FMLN-Gana y diputados tránsfugas. “¿A quién creerle?”, prosiguió, al mensaje mesurado del presidente y vicepresidente de la República que instan al diálogo y a la búsqueda de entendimientos y acuerdos para tratar de resolver los problemas del país, o a la línea ¿partidaria? ejecutada por el presidente de la Asamblea Legislativa.

Ana Vilma de Escobar, sólo para recordar, fue la diputada que más votos obtuvo en las elecciones de 2012, primeras en las que ha habido voto por rostro. Debo decir que creo en lo que dijo uno de los de la cúpula del oficialismo en entrevista televisiva la mañana del desafuero, pero que por la noche votó para desaforarla, de que no ha habido en todo esto “algo personal” en contra de ella. A juzgar por lo que se ha visto, Ana Vilma, simple y llanamente es una de las mejores de la clase política y del partido de oposición ARENA, por lo cual son (tanto ella como ARENA) un blanco político de la alianza de votos FMLN-Gana.

Dudo que como acción política vaya a funcionar el desafuero para quienes así lo concibieron, ya que, al observar la reacción de la exvicepresidenta de la República, anunciando que interpondrá recursos legales contra el desafuero, y de advertir a los salvadoreños que hoy ha sido ella pero que mañana podrá ser cualquiera que se atreva a alzar su voz en contra de quienes ostentan el poder –como vemos que viene sucediendo en los países que caen en regímenes totalitarios–, puede esto llegar a causar un efecto político tipo “boomerang”.

Lo sucedido este pasado jueves en la Asamblea nos lleva a muchos a interiorizar las preguntas que la diputada desaforada planteó ante las cámaras de la televisión: ¿Quién manda en el FMLN?, ¿a quién creerle? Resultando tan obvio que lo que desea la mayoría de salvadoreños es poder vivir en paz, sin el grado de inseguridad que nos abate, con mejores condiciones de vida para cada quien y sus respectivas familias, la mayoría de nosotros quisiera creer en el mensaje mesurado del presidente y vicepresidente de la República, que instan al diálogo y a la búsqueda de entendimientos y acuerdos para intentar buscar resolver los problemas del país, que son de carácter gigantesco.

Un día antes de la plenaria del desafuero el economista Mauricio Choussy, en una de las intervenciones más lúcidas que he escuchado durante los últimos tiempos, cuestionaba en el tema económico las medidas de “corto plazo” en el terreno fiscal –lo que otros denominan “política de parches”– y planteaba discutir abiertamente aumentar un par de puntos al IVA; cobrar impuestos al sector informal con capacidad contributiva, y un impuesto predial que manejen las alcaldías para que los fondos del Fodes sean utilizador por el Ejecutivo.

A ocho meses de las elecciones legislativas y municipales se vuelve obvio que se requeriría de un acuerdo político macro para considerar este tipo de opciones, que desde mi punto de vista, son de las que como país requerimos. El Salvador necesita recursos y nadie está por descarrilarlo, pero a cambio de ello deberá haber una política fiscal que contemple los gastos, el nivel de endeudamiento, la transparencia en el uso de los fondos públicos. Y, ¿qué decir sobre el tema seguridad? ¿Se necesita o no del aporte ciudadano para poder llegar a tener una política de Estado en el tema seguridad pública?

Para ello es que se requiere diálogo, búsqueda de entendimientos y acuerdos; para ello es importante el buscar entendernos entre ciudadanos de una misma nación. En este curso de acción, me parece que hizo bien ayer el partido de oposición ARENA de no retirarse de las instancias de diálogo. En el proceso de construcción de mutua confianza que como país requerimos, ya habrá tiempo de ver quiénes en realidad trabajan por el azul y blanco y quiénes quizá no. Y trabajar por el azul y blanco es trabajar de cara a las necesidades de la gente, que debería ser la razón de ser de ingresar al servicio público.

*Director Editorial de EL DIARIO DE HOY.