Empresas con propósito

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Fuertes vientos derriban árboles, postes y rótulos en San Miguel

Por Por Juan Valiente*

2014-07-22 6:00:00

Esta semana FUNDEMAS está desarrollando la segunda semana de la RSE, un encuentro nacional donde se reúnen empresarios, especialistas en responsabilidad social y desarrollo sostenible, académicos, colaboradores de las empresas, funcionarios de gobierno, representantes de comunidades beneficiadas y estudiantes. Desde hace más de cuatro décadas en el terreno de la estrategia empresarial se discuten los temas de la responsabilidad de la empresa con su entorno y de la sostenibilidad.

Para Friedman estaba claro que lo único importante eran los resultados económicos. Eso definía el valor de las empresas, su capacidad de generar retorno por las inversiones. ¿Pero cuál es el valor que las empresas generan en estos días? Por supuesto que sin resultados económicos es difícil subsistir por mucho tiempo. La creatividad en el manejo de flujos de efectivo puede funcionar si se cuenta en particular con una bolsa de valores que estime el valor de las empresas por criterios no solamente económicos. Pero en general todas las organizaciones necesitan generar ingresos que permitan retribuir adecuadamente el valor del trabajo y del capital. ¿Es este el valor generado?

En estos días lo que consume tiempo creativo en las mentes de los gerentes y de los accionistas es la definición del éxito empresarial. ¿Cómo puedo determinar que una empresa es exitosa? En el pasado empresas “exitosas” acumularon riquezas, pero dejaron un impacto negativo impresionante en el medio ambiente y en la sociedad. Las empresas emblemáticas que han durado muchos años normalmente han sido capaces de comprender reglas básicas del éxito empresarial.

No puede haber éxito sin valor compartido. El valor de las empresas se mide por la potenciación de sus impactos positivos en la sociedad y por la minimización de sus impactos negativos. Y ciertamente entre sus impactos positivos están los relacionados con los que trabajan en ella. El personal de una empresa obtiene un ingreso. Lo que debemos cuestionarnos es si ese ingreso es adecuado para una vida digna, no únicamente si ese es el ingreso mínimo que puedo pagar gracias a la competencia. Debemos asegurarnos que todos logremos ingresos que nos permitan garantizar dignidad en nuestras vidas.

No puede haber éxito sin valor compartido. Las operaciones de la empresa deben también beneficiar de manera estructural el desarrollo del sector de la economía en el que nos movemos y de la comunidad. Mientras este beneficio esté más alineado con la estrategia y las operaciones de la empresa, mayores serán las posibilidades de continuidad y profundización. Siempre es positivo cualquier impacto en la vida de las comunidades por efímero que sea. Sin embargo, la empresa debe buscar impactos que puedan multiplicarse y que sean sostenibles a largo plazo. Solo la inversión social sostenida puede cosechar frutos en el futuro.

Diego de Sola, empresario del país, ha afirmado que las empresas deben “cambiar nuestro enfoque de lucro a bienestar, (lo que) nos puede abrir un abanico de oportunidades para ser responsables y no necesariamente se soluciona con un nuevo departamento de RSE… Se requiere de un cambio integral de enfoque en el quehacer diario de todos los departamentos y todos los individuos”.

¿Qué es lo que da bienestar? ¿Cómo podemos hacer que las empresas y las personas cuando actuemos promovamos el bien común? De Sola nos sugiere unas sencillas preguntas que orienten nuestra responsabilidad, unas sencillas preguntas que nos ayuden a determinar nuestro curso de acción. “¿Está el mundo mejor o peor porque yo existo? ¿Está el mundo mejor o peor porque mi empresa existe?” De nuestras respuestas personales y empresariales depende en mucho nuestro propio futuro.

*Columnista de El Diario de Hoy.