Reivindicando a los padres Vito Guarato e Hilario Contrán

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elsalvador.com

Por Por Evangelina del Pilar de Sol*

2014-06-08 5:00:00

Muchísimos conocen la obra del Padre Vito Guarato que fundó en 1988, como “Hogar del niño minusválido abandonado”.

Inició dos años después de inaugurada obra similar en Antigua-Guatemala, “Santo Hermano Pedro”, fungiendo en aquella directiva guatemalteca, como presidente, vicepresidente y dos vocales, cuatro sacerdotes. Los demás, laicos. El Padre Vito vio cómo esa institución religiosa, humanitaria, no lucrativa, proporcionaba atención general a pacientes discapacitados y/o abandonados y quiso fundar algo igual aquí.

Hoy, allá, reciben atención médica 250-300 minusválidos, entre niños, niñas, jóvenes, adultos, ancianos, quienes son sometidos a cuidados especiales, fisioterapéuticos, psicológicos, psiquiátricos, comida, ropa, medicamentos, pero especialmente amor y formación moral-espiritual, se dan asimismo 119 consultas ambulatorias a pacientes afuera. Igualmente, para reflejar total transparencia, la obra está supervisada mediante auditoría interna y externa, y por la Contraloría General de la Nación y el Ministerio de Salud guatemaltecos. En la actualidad construyen un hospital en San Lucas, que será el segundo en importancia en Guatemala.

Copiar esa hazaña religiosa fue el deseo del Padre Vito. Consiguió que personas altruistas lo ayudaran, mediante generosos aportes económicos, convirtiéndose en socios fundadores de esta magnánima obra de Dios. La Orden Franciscana, propietaria de considerable terreno en Los Planes, desglosó parte del mismo, con el que contribuyó para la edificación que es ahora el hogar.

El Padre Vito asegura su sueño dejando en los estatutos de la Fundación, claramente establecido que la obra debería ser siempre presidida por un sacerdote franciscano, como en Guatemala. (Hay actas firmadas por él, reiterando esto).

Al morir le suceden: Fray Domingo por tres años y luego Fray Napoleón como vicepresidente de la directiva, por otros tres.

Posteriormente asume la presidencia un laico –no otro sacerdote como lo establecido–. Esa directiva decide cambiar la “Fundación” a “Asociación”, modificando muchos importantes estatutos, como el que definía la obra como institución religiosa humanitaria (ahora laica).

La mayoría de importantísimos socios fundadores no fueron invitados a la junta general extraordinaria para estos cambios, siendo invitación obligada, como establecían los estatutos, mediante carta personal.

En julio de 2013, nombran capellán al Padre Hilario Contrán, ejemplar sacerdote que muchísimos salvadoreños conocemos por su intachable integridad, espiritualidad, misticismo y desinteresado amor a nuestra patria. Desde recién llegado aquí, 45 años atrás, ha contribuido con obras sociales, utilizando su propio patrimonio para introducir mejoras especialmente en la Iglesia San Antonio Padua, en clínica asistencial, aulas en escuela, centro de reuniones para la comunidad. Fundó Radio María, para evangelizar. Por todo… ¡Gracias Padre Hilario!

Advierte descuido en el cuidado de los niños por el personal. Lo expone a la directiva. Parte del personal, temiendo por sus empleos, decide calumniar horriblemente al Padre Hilario. Desafortunadamente la directiva acepta las terribles injurias para este santo sacerdote. Las cosas empeoran. El Padre es despedido. Las religiosas que el Padre Vito tenía allí cómo madres sustitutas de los huérfanos enfermitos, habiendo laborado algunas hasta veinte años, entregadas por maternales sentimientos a los menores, son destituidas. La directiva encadena el edificio. Las religiosas rehusan irse por amor a los niños. Son maltratadas cruelmente para que se larguen, no pudiendo salir ni recibir visitas desde el pasado diciembre. Si salen no podrían regresar y cuidar más a sus niños. El descuido continúa, pues supe del bebé de cuatro añitos, Angelito L., que hace unas dos o tres semanas fue internado, en grave estado, en el Bloom por desnutrición, cuando el hogar tiene nutricionistas. Posteriormente contrajo neumonía.

Apelo a la noble caridad de la directiva, para que ordene cesar la ingrata insensibilidad contra las religiosas; que acepte convocar a una junta extraordinaria para elegir nueva directiva, para que la institución sea reivindicada como el Hogar que fundó el Padre Vito, avanzando, como ha logrado hacerlo el “Hogar Hermano Pedro” en Antigua, Guatemala.

*Columnista de El Diario de Hoy.