Tres desafíos

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elsalvador.com

Por Por Carlos Mayora Re*

2014-06-20 6:03:00

Hoy voy a prestar el teclado. Esta semana escuché un discurso de graduación que me dejó pensando. Se lo pedí a su autor para publicar un extracto, y accedió con gusto. Recortando por aquí y añadiendo por allá, pienso que puede ser de provecho. Dice así.

“Queridos y estimados jóvenes, nos encontramos en unos de los momentos más interesantes de la historia. La ciencia y la tecnología han tenido grandes progresos para beneficio de las personas y de la sociedad, y sin embargo somos testigos de tres realidades que constituyen verdaderos desafíos.

Primera: hemos retrocedido en humanidad y en sabiduría. Continúan las guerras, se desprecia la vida humana, el materialismo llena cada día más la vida de las personas, el relativismo moral va destruyendo los ideales nobles de familia, solidaridad, sacrificio por los demás, etc.

Segunda: nos encontramos en la era del espectáculo, es decir de la diversión y el entretenimiento, las personas confunden el verdadero sentido de sus vidas, y se ven inmersos en un mar de emociones, aturdimiento y soledad. Si antes confundíamos el ser con el tener, ahora el ser se disfraza de aparentar.

Presenciamos una serie de sustituciones equivocadas: causas y no razones, azar en vez de fines, conveniencias y preferencias en vez de convicciones, comunicación virtual en lugar de verdadera compañía, conocidos en vez de amigos, medios en vez de fines, valores en lugar de virtudes.

Tercera: se aman las abstracciones. Se quiere a la niñez, pero no al niño concreto que nos interrumpe en nuestro descanso o pasatiempo; al medio ambiente, pero seguimos ensuciando la calle frente a nuestra casa, y consumiendo desordenadamente; hay compasión por la pobreza pero desde lejos, siempre que los pobres no se vuelvan molestos prójimos.

Hemos alejado de nuestras vidas la sabiduría, de manera deliberada o inconscientemente, sin embargo ésta sigue siendo necesaria para lograr una vida verdaderamente feliz, y persiste en manifestarse no solo en la religión, sino también en lugares inesperados: en cuentos, historias, parábolas, y a veces hasta en las tiras cómicas.

Por la ausencia de sabiduría, es muy común que se caiga en la tentación o trampa de echarle la culpa a otro de lo que nos sucede: al profesor que no nos quiere, a la mala suerte, al destino, a mis padres, a la familia en que nací, al gobierno en turno, a la historia, a los pobres, a los ricos, a los Estados Unidos, a los ateos… en fin, escojan su culpable favorito. Ese sentido de víctima es una manera cómoda de auto absolverse de culpas, y de rechazar la propia responsabilidad.

En contraste con todo lo anterior, existen personas que deciden ser actores y autores de sus vidas, de lo que sucede y del entorno en que se encuentran, que agarran el toro por los cuernos y luchan por sus metas y sueños, buscando y creando las oportunidades, enfrentan riesgos y asumen las responsabilidades de sus acciones y sus consecuencias.

Jóvenes graduandos, ustedes han contado con personas que les han ayudado a tener un mejor conocimiento de sí mismos, de sus aptitudes y de sus posibilidades, y de cómo sacarles provecho al máximo. La formación que han recibido les ha llevado a forjar hábitos de trabajo y orden; a ser capaces de valorar con criterio objetivo las cosas, los acontecimientos, las personas, las relaciones con Dios y con los demás, las circunstancias que inciden en sus vidas.

Ahora, tomen ese bagaje y dispónganse a caminar en esta etapa de vida que comienzan. Estamos seguros de que con una meta clara, los medios adecuados y las ganas de vivir que transparentan sus miradas, llegarán más lejos de lo que habrán soñado”.

Bien dicho.

*Columnista de El Diario de Hoy.

@carlosmayorare