Noticieros anunciaban un día lluvioso para el domingo 11 de mayo, temiéndose fracasaría una convocada marcha: “La familia al centro”, en Guatemala.
Pero amaneció un cielo espléndidamente azul.
Igualmente celestial fue ver la formación de un espectro multicolor alrededor del brillante sol al momento de empezar esta caminata, que reunió unas 50,000 personas, miles pertenecientes a feligresías católicas y evangélicas, manteniéndose así hasta terminar.
Uno de varios discursos estuvo a cargo del presidente de la Corte Suprema, apoyando.
Correspondió primeramente hablar a Alexandra Sol de Skinner-Klee, organizadora:
“¡Hoy es un día de fiesta! Durante esta marcha hemos demostrado la unidad de un país que quiere difundir la verdad, el bien, sus valores. Que quiere señalar que es fundamental defender la vida y fortalecer a la familia ante los desafíos que enfrenta.
“Nos da mucha alegría ver a tantos jóvenes aquí, porque son ustedes, valientes y generosos, quienes conservarán y harán más fuerte a nuestra Guatemala.
“Estamos reunidos aquí por estar a favor de valores universales: la vida, la familia y amor a nuestra Patria.
“NO ESTAMOS AQUÍ PARA SER ANTI NADIE NI ANTI NADA.
“La vida es el primero de todos los derechos humanos, sin el cual no existe ningún otro.
“Hace unos años, se firmó el Libro de la Vida en el Congreso de Guatemala, dándose un paso adelante con esa iniciativa, gracias al decidido apoyo de 70 diputados, incluyendo al actual presidente del Congreso.
“Vivimos épocas de mucha confusión. Dentro de ella surgen ideologías y estilos de vida contrarios a la naturaleza. Países definiéndose “desarrollados” pretenden imponernos sus costumbres, relativizando nuestros valores hasta anularlos. Se nos llama intolerantes por defender el bien y la verdad, por ser consecuentes con nuestra conciencia y fe. Organismos internacionales deben dejar de tratar de establecer sus criterios, sus ideologías en nuestras leyes y, sobre todo, en nuestros valores esenciales.
“¡Pedimos que se respete la vida y la dignidad del ser humano desde su concepción! Pero nuestros gobernantes deben también comprometerse a superar esa dignidad humana donde realmente se necesita, ayudándola a través de educación, salud, y generando mejores oportunidades. Jamás la pobreza se erradicará eliminando a las personas.
“Protejamos a la mujer en su embarazo, para que salga adelante y para darle un mejor futuro a su bebé. Cuando hablamos de mortalidad materna recordemos que las mujeres no mueren por estar embarazadas. Se están muriendo por falta de atención médica prenatal. Que quede claro: ¡EL EMBARAZO NO ES EL ENEMIGO!
“Respetamos la libertad de cada persona en escoger la vida que quiera llevar, pero eso no implica aceptar la imposición de falsos derechos o ideologías que vulneran lo más sagrado: la vida, la familia y el matrimonio.
“En realidad, no debemos temer hablar con la verdad en cuanto al matrimonio, que ha sido, es y será siempre entre un hombre y una mujer. No hay mayor agravio que llamar igual a lo desigual. DISTINGUIR NO ES DISCRIMINAR. Nuestra legislación define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Además se reconoce el derecho de los padres como primeros educadores de sus hijos.
“Brindamos reconocimiento y apoyo a aquellas familias donde hay una madre soltera que heroicamente dijo “sí a la vida” y está sacando adelante a su hijo/a; a padres/madres que han sido abandonados por sus parejas; viudos-viudas, matrimonios separados, pero donde todos están luchando por el futuro de sus hijos. Todos ellos, padres-madres-hijos-hijas, son familia/hogar.
“Hogar es donde se da amor incondicional, donde se aprende el respeto, donde se construye la paz. Los hijos tienen derecho a tener un padre y una madre, no al revés.
“En definitiva queremos gobernantes y legisladores respetuosos de la vida, que impulsen políticas públicas que apoyen y protejan la familia”.
El papa Francisco envió una carta bendiciendo esta marcha, respaldada por asociaciones de 37 países del mundo.
* Columnista de El Diario de Hoy.