La crisis en seguridad que Funes deja atrás con indiferencia

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Vendedores cerraron temprano por miedo a supuesto toque de queda.

Por Por Carlos Ponce*

2014-05-27 6:01:00

El gobierno de Mauricio Funes se despide de los salvadoreños en medio de una crisis delictual que alcanza un promedio de catorce homicidios diarios, cifra significativamente mayor a la que se registraba cuando tomó posesión de su cargo. Funes hereda al país pandillas que negocian con los políticos incrementando o disminuyendo los asesinatos, y varios interlocutores que, después de gozar de los beneficios de estar cerca de esta nueva forma en que dichas agrupaciones interactúan con el Estado, abogan públicamente por las demandas planteadas por cabecillas pandilleros y participan en una campaña permanente orientada a desinformar y tratar de convencer a la ciudadanía de espejismos y mentiras condenables.

La administración Funes, además, deja un aparato de seguridad dividido, debilitado y altamente infiltrado por estructuras criminales. Los funcionarios que desfilaron por la cartera de Justicia y Seguridad Pública dividieron a sus subordinados, primero por afinidad ideológica y, después, por disposición a prestarse a movidas cuestionables. Los de izquierda segregan a los de derecha y viceversa, en detrimento de la pericia técnica, el espíritu de cuerpo y la trayectoria profesional. Los corruptos aborrecen y aíslan a los honestos, propiciando el dominio y control de los malos elementos y, en consecuencia, del crimen organizado al interior del aparato de seguridad.

La salida de Mauricio Funes, gracias a estos graves desaciertos, se caracteriza por un sentimiento colectivo de fracaso en relación al desempeño de las instituciones encargadas de garantizar el cumplimiento de la ley y el orden en el territorio nacional. La más reciente encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA), por ejemplo, revela 35% de los salvadoreños opina que Funes fracasó en el combate de la criminalidad, el 71.3% opina que ésta se agudizó y el 71.3% señala que el problema de las pandillas empeoró durante la gestión del gobierno saliente. La medición, en congruencia con estos hallazgos, indica que el 80.1% la ciudadanía opina que las nuevas autoridades deben de cambiar la estrategia adoptada por Funes para combatir el delito.

La lamentable evaluación que arroja la encuesta de la UCA, era de esperarse. Funes deja a El Salvador comunidades subyugadas, ahora más que antes, por el temor que provocan y la influencia y el control que ejercen las pandillas en diferentes barrios. El gobierno saliente se retira indiferente ante los reclamos de padres de familia que temen por la vida de sus hijos, ya sea porque se conviertan en víctimas de las pandillas o sean seducidos por el incrementado poder que ostentan sus miembros. Después de crear una sensación de abandono y desesperación, que hace que a nadie le extrañe que gente aplauda el posible surgimiento de un problema tan delicado como grupos de exterminio, Funes se retira sin preocupación alguna.

La vinculación de funcionarios de seguridad pública con el crimen organizado también ha sido señalada por diferentes investigaciones, como las de Douglas Farah y Héctor Silva, durante la gestión y contra el gabinete de Funes. Sin embargo, la salida de Mauricio Funes se da en medio de un señalamiento aún más grave que involucra al mismo presidente como el eje gravitacional alrededor del que orbitan diversas acciones reprochables que muchos aseguran son indicios suficientes para iniciar un investigación por el delito de corrupción. El periódico digital ElFaro.net publicó esta semana un extenso y detallado reportaje que revela la compra de ostentosas propiedades, identidades de prestanombres, emisión antojadiza de identificaciones diplomáticas, compadrazgos, adulterio, encubrimiento y contrataciones gubernamentales inapropiadas.

Salvador Sánchez Cerén y su gabinete deben de hacer todo lo que puedan para demostrarle a la ciudadanía que ellos también desaprueban y descartan esta oscura forma de administrar del gobierno de Mauricio Funes, sus estrategias y funcionarios. Deben mostrar una actitud totalmente diferente. Solo así lograrán los consensos y el acompañamiento que necesitan para enfrentar las crisis que hereda el mandatario saliente en diferentes ámbitos.

*Criminólogo.

@cponce_sv