Las seis campañas electorales, novedad y continuismo II

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Oficial de la subdelegación de Zaragoza, La Libertad, fue detenido en Soyapango por violencia intrafamiliar. Foto EDH / Archivo.

Por Por Ricardo Chacón *

2013-12-07 6:04:00

Un resumen apretado de lo publicado la semana pasada en este mismo espacio: hay cinco partidos políticos que se disputan la presidencia de la República; de estos, dos son realmente los que tienen posibilidad de lograr la mayoría de votos y decidir la presidencia en una segunda vuelta, ARENA y el FMLN; sin embargo, hay seis campañas preelectorales: Unidad, ARENA, FMLN, el Gobierno, Alba y la del presidente de la República.

Me referí a cinco de ellas, la de Unidad y las cuatro restantes que siguen una estrategia definida, orquestada entre el FMLN, Alba, el Gobierno y el presidente; este día quiero finalizar la radiografía con la campaña de ARENA, para plantear luego algunas anotaciones sobre ciertas debilidades de la propaganda en general, que poco o nada hace para acrecentar la cultura política de los ciudadanos.

La campaña de ARENA, luego de idas y venidas para nombrar a su candidato y cerrar filas en torno a un proyecto, le tocó en un primer momento reorganizarse internamente, motivar a sus huestes y montar un proyecto creíble; probablemente la pieza que refleja con claridad esta etapa es la del llamado “gritón”, que sí bien no tiene mayor relevancia ni artística ni técnica ni ideológica, marcó el inicio de un proceso propagandístico.

Luego, le tocó enfrentar de lleno a su rival que provenía de las mismas filas de ARENA como lo es Antonio Saca y UNIDAD, que en un primer momento parecía que le disputaba el liderazgo de la derecha tú a tú, al poco tiempo esto se desvaneció. El enfrentamiento directo, no sólo con piezas de comunicación publicitaria, la misma carencia de una estructura partidaria nacional lo que le llevó a un patoso caminar en la contienda partidaria, hizo prevalecer la candidatura de Quijano, por lo menos así lo reflejan casi todas las encuestas de opinión.

Y en un tercer momento, ARENA tiene que enfrentar a su principal y verdadero rival, el FMLN, y lo ha intentado hacer, no sé si con éxito, en tres campos: propiamente contra el FMLN y la candidatura de izquierda; contra Alba y su millonaria campaña de las “empresas sociales”; contra los “logros” del Gobierno y contra las denuncias del presidente de la República.

Esta dinámica, dispersa en principio, explica, por un lado, lo que parece un mensaje diluido, con piezas de comunicación diversas y sin lógica de su campaña mediática y, por otro, sin el impacto contundente entre la población. Sin embargo, el trabajo tesonero en el terreno, que lo ha llevado con intensidad a todo el territorio nacional le ha fortalecido y ha logrado despertar la maquinaria partidaria.

Más allá de lo que parece ser la fenomenología de una campaña preelectoral de seis campañas de propaganda, me parece que poco o nada, ni una ni otra ni en conjunto, el mensaje de las diversas instancias plantea ni contribuye a fortalecer la cultura política de la población.

Es más, ni siquiera cumplen lo elemental y básico de una campaña proselitista, como lo es informar de la manera más completa las propuestas de los diferentes partidos políticos; las promesas, sin más, pareciera que es lo que prevalece en el discurso político, el cual poco o nada tiene que ver con los grandes problemas de la nación, mucho menos con las decisiones de gran magnitud que se deberán tomar. Basta citar un ejemplo, educación: ¿Cuál es el planteamiento de base, y las acciones que se tomarán para hacer que lo educativo alcance, en el futuro cercano, el seis por ciento del presupuesto de la nación…? Todavía más de fondo, ¿qué tipo de educación queremos, vinculados con el país que deseamos construir a mediano y largo plazo? Estas cuestiones van más allá, mucho más allá del vaso de leche y de regalar computadoras o de prometer enseñar inglés a los jóvenes y de regalarles cien dólares.

En esta línea, el martes pasado, se dieron a conocer los resultados del informe PISA, una prueba internacional que evalúa los conocimientos adquiridos por los alumnos de quince años en matemáticas, lectura y ciencia; las escuelas de más 65 países se la juegan con estos resultados sus sistemas educativos… El Salvador ni siquiera entra en esta evaluación; Costa Rica y México son los países del área que sí participan ocupando posiciones arriba del trigésimo sexto puesto. Ante esta pobre realidad, ¿qué hacer? Los políticos y las campañas no nos dicen nada al respecto.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com