TSE debe agilizar su trabajo para evitar propaganda sucia

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Por Por Ricardo Chacón *

2013-10-26 6:06:00

El Artículo 179 del Código Electoral reza textualmente, en sus apartados segundo y tercero: “Los partidos políticos o coaliciones no podrán en ningún caso utilizar para su propaganda electoral la simbología, colores, lemas, marchas, y las imágenes o fotografías de los candidatos de otros partidos políticos o coaliciones.

“Las prohibiciones establecidas en el inciso anterior se aplicarán también a instituciones, asociaciones, organizaciones o cualquier otra clase de agrupación”.

En este contexto, el magistrado presidente del Tribunal Supremo Electoral envió una misiva a los diferentes medios de comunicación del país, en la que textualmente dice: “en virtud de lo expuesto, en aras del fortalecimiento democrático del país, de la exaltación de los valores cívicos y la competencia de altura que nuestra población se merece, el Organismo Colegiado tiene a bien recomendar al medio que usted dirige, se abstenga de difundir spots, cuñas, desplegados, campos pagados, que atenten contra la normativa electoral”.

Así los hechos, permítanme plantear tres cuestiones: uno, en particular, pero me atrevo a decir que muchos salvadoreños, queremos una campaña de propaganda alegre, de propuestas viables, interesante, que muestre “no sólo lo que determinaron los cerebros del marketing político” sino también los planteamientos simples y llanos de lo que se pretende hacer, desde las visiones de cada partido político, para enfrentar no sólo los grandes problemas del país sino además el país que se pretende construir. Esto supone la claridad de discurso de lo que se es como persona, como candidato, como partido para enfrentar la realidad. Los discursos, los spots publicitarios, el trabajo en el terreno no bastan.

Por otro lado, el discurso político previo a las elecciones debe plantear con claridad la línea de trabajo de un futuro gobierno integrado por determinadas personas, que buscan unos objetivos precisos y con un talante determinado para enfrentar los problemas. Todavía recuerdo que el ahora presidente habló en su campaña de propaganda de la “fábrica de empleos” e incluso se trasmitió por televisión un bonito spot donde, con trazos bien definidos, se construía una fábrica. No sólo se trataba de una conceptualización, como se dijo posteriormente, sino que formaba parte de una campaña de propaganda prelectoral que pretendía convencer al electorado sobre un tema que, además de sensible, es muy complicado de cumplir porque la situación económica, nacional e internacional, se veía venir muy difícil e igual de complicada, tal como ocurrió.

Y hago referencia a este punto porque prometer, prometer, prometer, sin ninguna responsabilidad para cumplir al llegar al poder no se regula en ningún momento en el Código Electoral.

Segundo, lo que sí regula el Código utilizar es “la simbología, colores, lemas, marchas, etc., de los candidatos de otros partidos; pues bien, sí se usa y se transgrede esto, los representantes del partido agraviado deben seguir el debido proceso para gestionar ante el Tribunal Supremo su protesta y obligar al máximo organismo a tomar una decisión en tiempo. Y digo en tiempo porque también, y esto lo dice claramente el Código Electoral en su Artículo 175, que incluso tiene una base constitucional en el Artículo 81, la prohibición de propaganda anticipada. Tenemos más de un año de estar en campaña preelectoral y nadie, absolutamente nadie, por supuesto ni siquiera el Tribunal se ha pronunciado en contra de la evidente transgresión de esta normativa.

Es el Tribunal el que debe dirimir sí se transgrede o no el artículo sobre los símbolos partidarios, no son los medios informativos, por lo tanto me parece fuera de lugar que se nos pida “abstenernos a difundir spots, cuñas, desplegados, campos pagados, que atenten contra la normativa electoral”, tal como lo ha solicitado el magistrado presidente del TSE.

Y tercero, un par de ideas en torno a la campaña sucia; esta no debe confundirse con la crítica, aunque sea fuerte y dura, del contrincante. La campaña sucia más bien puede formar parte de la estrategia de un partido político que busca no sólo “desprestigiar y anular” al contrincante con rumores, falsedades y calumnias. Generar temor y terror entre la población, forma parte de las estrategias de guerra sucia como también los rumores que suelen lanzarse como parte de una línea de propaganda que pretende “aniquilar” al adversario.

En este sentido, los medios de comunicación son medios, transmiten información, no hacen propaganda, mucho menos forman parte de los equipos de guerra sucia, que no debería ser realidad en los procesos eleccionario en el país.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com