Optimismo de medias verdades

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Los capitalinos inundaron las calles para presenciar el desfile dedicado al comercio, en el que no podían faltar los chichimecos y los historiantes. Fotos EDH Marlon Hernández y Marvin recinos.

Por Por Cristina López G.*

2013-08-03 6:05:00

Como salvadoreña, nada me emociona más que los elogios hacia mi tierra, provengan de donde provengan, siempre y cuando sean basados en la realidad. Es por eso que con gran orgullo me dispuse a leer la columna titulada “El Salvador está abierto a los negocios”, que el lunes 29 de julio publicara en el Wall Street Journal el embajador de El Salvador ante USA, Rubén Zamora. A pesar de que el embajador ha estado poco tiempo en el cargo, pues lo asumió imprevistamente ante la impredecible salida de su antecesor, Rubén Zamora se ha desempeñado satisfactoriamente, dando declaraciones muy comedidas y profesionales en los diferentes foros en los que ha representado al país. Es por eso que nada me habría complacido más que leer una columna sobre el clima de inversión del país, que no hubiera estado basada en medias verdades, pues su optimismo ante las cifras e indicadores que describen la situación actual le hacen pintar un panorama inexacto.

Si bien es cierto, como indica el embajador, que las tasas de crecimiento del país han mostrado un comportamiento positivo, también es cierto que han sido las más débiles en toda América Latina, solamente superadas por el anémico 1% venezolano. También resalta Zamora como logro que la inversión extranjera directa (IED) en El Salvador creció en 34% el año pasado. Este dato sólo es favorable si se omite agregar que el país venía de una tasa negativa del 79% en IED en 2010, y que, aunque en 2011 tuvo una recuperación significativa, el país no alcanzó el potencial que lograron sus pares en la región. La verdad completa es que este crecimiento del 34% no representa mayor logro al ponerlo en el contexto regional, pues El Salvador fue el país que recibió la menor inversión en Centro América en 2012. De todo lo invertido en el Istmo, al país solo le llegó el 5.8%, según cifras de la CEPAL.

Este 34% no refleja ninguna mejoría en el clima de inversión o competitividad nacional, pues también en comparación con la región, El Salvador fue el único en bajar de su posición en el ranking del “Doing Business”, que año con año publica el Banco Mundial. El resto de países ya sea, presentaron mejorías, o mantuvieron sus posiciones.

El dato de la reducción del 6% en el nivel de pobreza que se acredita el gobierno debe filtrarse antes con la tendencia de los años anteriores, pues debe recordarse que el país venía de un aumento en el nivel de pobreza del 5% para el período 2010-2011 (según cifras oficiales). Es por eso que la reducción de la pobreza en realidad sólo representa una ganancia neta de un punto porcentual, que en un contexto más amplio deja al país en los niveles de pobreza que padecía en el 2004: no necesariamente un paso hacia el progreso.

En cuanto a la transparencia, es cierto que la Ley de Acceso a la Información en el país ya está vigente. Sin embargo, no puede obviarse que aún hay información que podría indicar mal uso de fondos por las autoridades y que se ha clasificado por razones inexplicables, negándosele repetidas veces a periodistas y ciudadanos, convirtiendo a la ley vigente en un mero simbolismo.

La ley de asocios públicos privados representará un logro siempre y cuando la transparencia en el país no sea simbólica. De lo contrario, sólo legalizará compadrazgos ya existentes. Aunque el optimismo es, sin lugar a dudas una enorme virtud, para que el panorama que pinta el embajador Zamora sea realidad hace falta muchísimo trabajo.

*Lic. en Derecho.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg