¿Conviene mantener el sistema privado de ahorro para pensiones?

Dos ciudadanos debaten sobre la temática en #ElRingdeHoy. ??nete a la conversación en las redes sociales utilizando dicha etiqueta

descripción de la imagen

Con algarabía, aplausos y abrazos fueron recibidos este 14 de septiembre René Alejandro Villela Escalante, Guillermo Mauricio Rivera Alfaro, Adrianna Sofía Schulz Rodríguez y Ronald Oswaldo Bazán Martínez , quienes destacaron en la XX Olimpiada Iberoamericana de Física.

/ Foto Por elsalv

Por

2015-09-14 8:00:00

 

Kelvin M. Cortez

La conveniencia del sistema debe ser estudiada mediante principios de seguridad social y aspectos técnicos que permitan realizar una evaluación objetiva, cualquier comparación de carácter político e ideológico, no refleja la aplicación de dichos principios.

SOSTENIBILIDAD: El sistema privado de pensiones permite que cada persona genere con fondos propios el ahorro necesario para cubrir su pensión en la vejez. En cambio, las pensiones provenientes de un sistema de reparto, generan mes a mes una deuda implícita que debe ser cubierta. En 30 años de funcionamiento el antiguo sistema de reparto, generó reservas técnicas por apenas 1.4% de la deuda total, en palabras sencillas: ahorró $300 para pagar una deuda de $21,000 millones. El sistema privado de pensiones en 17 años ha acumulado 28 veces más: $8,400 millones de dólares, equivalente al 35% del PIB de El Salvador.

SUFICIENCIA: Según Salvador Valdés de la Universidad Católica de Chile y especialista en pensiones, un esquema privado en óptimo funcionamiento permite otorgar pensiones suficientes y superiores a las de un sistema de reparto. Dicha suficiencia estará en función a la constancia con la que una persona cotice y a la rentabilidad que se genere. Los sistemas de reparto, poseen un beneficio definido que no está en función del monto ahorrado, dichos beneficios se reflejan en función de una promesa de pago del Gobierno.

SOLIDARIDAD: Muchos argumentan que los sistemas de pensiones privados no son solidarios, sin embargo en El Salvador, desde 1998, existe una garantía por pensión mínima para las personas en el sistema, dicha cobertura es únicamente por el monto en exceso después de utilizado el ahorro de cada trabajador. También mediante el sistema de ahorro privado, es posible acceder al seguro de invalidez y sobrevivencia sin cargos adicionales a la cuenta del estado ó el trabajador.

APORTE AL CRECIMIENTO: El ahorro de los trabajadores es invertido en el desarrollo económico y social del país, mientras que en el sistema de reparto el  dinero se utiliza para gasto corriente en pensiones. Según ASAFONDOS a lo largo de los 17 años del sistema, se han realizado inversiones por más de $2,000 millones en proyectos productivos tales como: $53 millones en el aeropuerto Internacional de El Salvador, $70 millones en de la red vial del país, $39 millones en apoyo a proyectos de Alcaldías a lo largo del país; $226 millones en apoyo al sector eléctrico; $369 millones para financiamiento a vivienda de interés social (FSV y FONAVIPO); $1,392 millones en el sistema bancario; $69 millones en el sector cafetalero.

TRANSPARENCIA: Mediante el sistema privado el trabajador puede exigir diariamente a las AFPs el detalle de su cuenta de ahorro, el monto cotizado, los intereses ganados, comisiones cobradas e incluso puede acudir a instancias de denuncias como la Superintendencia del Sistema Financiero y la defensoría del consumidor ante cualquier irregularidad. En un sistema de reparto no es posible conocer esta información y la rendición de cuentas y vigilancia de las mismas está a cargo del mismo estado; quien por ende se convierte en juez y parte de la administración.

Una crítica al sistema privado es la cobertura, sin embargo dicho problema es de igual magnitud en un sistema de reparto y su origen está en la informalidad del mercado laboral.

Un sistema privado de pensiones con $8,400 millones de ahorro es propiedad de los trabajadores y garantiza la suficiencia y sostenibilidad a largo plazo; un sistema de reparto podría empeorar las finanzas públicas. Las reformas deberían ir enfocadas a fortalecer el sistema actual, ampliar cobertura y mejorar la rentabilidad de los fondos.

Lic. Economía y Negocios

8 años de experiencia en el sistema financiero 

No 

Diana Carolina Castro

Eduardo Galeano (1940-2015) expresó: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”. Retomo esta frase porque contextualiza la situación en que nos encontramos, estamos ante un momento crucial para nuestro país, donde los diagnósticos de los problemas de nación determinarán, en gran medida, las soluciones que brindemos a los mismos. A mi juicio, debemos enfrentar los problemas estructurales con responsabilidad y, sobretodo, con conciencia de su punto de origen.

Entonces, es oportuno recordar un cambio histórico que experimentó la sociedad salvadoreña en 1998, momento en que el Gobierno del Presidente Armando Calderón Sol decidió privatizar el Sistema de Pensiones y convertirlo en un modelo privado de capitalización individual. La medida mencionada se sumó a una serie de acciones ejecutadas en el marco de la implementación y desarrollo del Modelo Neoliberal.

El nuevo sistema funcionaría por medio de cotizaciones de los trabajadores y empleadores, cuyos recursos serían administrados por empresas privadas de giro único: Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). El Sistema se implementó atendiendo a una supuesta mayor viabilidad, rentabilidad y seguridad, no obstante, actualmente nos genera una profunda preocupación.

En las estadísticas expuestas por los actuales funcionarios del Gobierno y en diagnósticos realizados por la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (FUNDAUNGO), destacan los 5 puntos siguientes:

1. Existe una cobertura desigual de la PEA y por consiguiente diferencias en las pensiones en atención a parámetros como: el área de residencia, ingreso, rama económica y sexo del cotizante. Por ejemplo, la cobertura del quintil de mayor ingreso es alrededor de 12 veces la del quintil de menor ingreso.

2. La insostenibilidad del Sistema se ejemplifica en la relación entre cotizantes y pensionados. Al respecto, se estima que 3 de cada 4 personas no poseen cobertura.

3. El Sistema posee un acceso diferenciado a pensiones. Cerca del 78% de la población cotizante solo va a tener derecho a la pensión mínima, por ende, el 22% de los cotizantes tendrá derecho a una pensión arriba de la mínima.

4. Con la privatización de las pensiones, el Estado sumió el pago de la Pensión Mínima para afiliados cuyos ahorros acumulados no le garanticen una pensión, al menos, equivalente a la mínima. En este punto, el Ministerio de Hacienda estima que se erogarán alrededor de $510 millones por pago de las pensiones y la deuda acumulada supera los $3,200 millones, para el período 2006-2015.

5. En el Sistema de Pensiones privado existe un duopolio que genera una fuerte concentración, donde no existe una posibilidad real de elección de los trabajadores. Además, la rentabilidad real de los fondos de pensiones hasta marzo pasado fue del 5.3% y debe recordarse que la inversión en deuda pública de los fondos ha superado el 80%.

A razón de los elementos expuestos, considero que el Sistema de Pensiones actual ha colapsado y no cumplió ninguno de los objetivos que se plantearon sus promotores, tanto del partido de Gobierno (ARENA) como sus tanques de pensamiento aliados (FUSADES).

Por lo tanto, no solo es inconveniente mantener el Sistema de Pensiones privado sino que resulta imperioso y urgente atender de forma integral la temática. Dicha intervención debe acompañarse de medidas multidimensionales, por ejemplo, en el mercado laboral y en las finanzas del Estado.

Necesitamos construir un Sistema con amplia cobertura, inclusivo, sostenible, rentable y justo. Nuestra sociedad merece un Sistema de Pensiones fundamentado en la dignidad humana; Sistema que le fue negado hace 17 años, tal como lo registra nuestra historia.

Espero que próximamente profundicemos  en el  debate sobre el nuevo  Sistema que  nuestro  país necesita.

Economista y estudiante de Maestría en Ciencia Política.
Twitter: @DianaCastro90