Aunque El Salvador tiene capacidad económica para honrar sus compromisos financieros y recuperarse de la baja calificación de riesgo soberano, la agencia calificadora Fitch Ratings considera que el peligro del impago sigue latente, debido a la alta polarización política del país y la aparente “no disposición” que tiene el gobierno de realizar en julio el próximo abono de la deuda en Certificados de Inversión Previsional (CIP).
“Como ya cayó en impago una vez, Fitch considera que esa polarización política puede manifestarse nuevamente en una (no) disposición para hacer frente al pago de la deuda que le viene”, dijo este martes el director senior de seguros para América Latina de Fitch, Eduardo Recinos.
La agencia calificadora rebajó a El Salvador a la categoría “D” de default (impago) en abril pasado, cuando el gobierno no pagó a los fondos de pensiones una cuota de $56 millones, como parte de la deuda de $5,600 millones que acumula desde 2006.
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De acuerdo con el representante, los dos factores principales que Fitch toma en consideración para otorgar una calificación de riesgo soberano es la capacidad financiera y la disposición para hacer los pagos oportunamente. Es en este último indicador en el que la agencia le da seguimiento al país y por la que lo mantiene con la etiqueta de alto riesgo de impago.
Fitch insiste en que el efecto de “romper su valioso récord crediticio” tendrá efectos de restricción en la flexibilidad financiera. Implica, dijo, que eso pone una mayor presión en los mercados internacionales, organismos multilaterales o las mismas emisiones y colocaciones de bonos, de manera que requerirán mayores tasas de interés para compensar el alto riesgo país.
Además, señaló que la baja calificación también salpicará de manera directa a las tasas de interés con las que el gobierno pueda buscar más financiamiento, al déficit de cuenta corriente e inclusive pondría presión a las reservas internacionales.
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Según Recinos, si El Salvador fuera juzgado por sus indicadores macroeconómicos, la agencia tendría que subir a la economía a la categoría de las “B”; sin embargo, por la incertidumbre de no saber si hará los pagos o no, producto del constante desacuerdo entre gobierno y partidos políticos, el país se mantiene en clasificación “CCC”, al borde del impago. “La capacidad creemos que El Salvador la tiene y la disposición… se ha manifestado que no la hubo en el momento oportuno por el tema político. Entonces, el riesgo de la disposición para hacerle frente al pago, está todavía latente”, aseguró Recinos.
Otros problemas
Para la agencia, además de la polarización, los otros problemas que restringen el crecimiento económico incluyen la delincuencia, que no hay una buena confianza en cuanto al manejo de las cifras públicas del gobierno; tampoco un claro posicionamiento de la marca país y que “no se ven muchos esfuerzos para posicionar al país y hacerlo más atractivo a las inversiones”.