El Salvador bajó 11 posiciones en el Índice Global de Competitividad, según publicó ayer el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Nuestro país fue evaluado en el puesto 95, de 140, en un ránking en que el número 1 es la mejor posición.
En el Índice publicado en septiembre de 2014 El Salvador subió trece puestos hasta llegar al número 84. Esto significa que en un año se ha perdido casi todo el avance alcanzado. El desempeño de la economía y su capacidad para competir con otros mercados ha empeorado.
El informe elaborado por el WEF evalúa el desempeño de 140 economías alrededor del mundo. Toma en cuenta varios criterios como innovación, sofisticación de negocios, infraestructura, educación, problemas para los negocios para otorgar una calificación global a cada país.
Obstáculos
El Foro también publicó los resultados de su encuesta ejecutiva, con la cual establece los principales obstáculos para hacer negocios en cada país.
Los niveles de criminalidad, la burocracia gubernamental y la inestabilidad política fueron señaladas como los obstáculos más grandes en El Salvador.
El difícil acceso al financiamiento y la corrupción completan el top 5 de los problemas para hacer negocios en nuestro país.
En estos resultados destaca que la inestabilidad política fue señalada como un problema por el 9.8 % de los encuestados. Este año el 12.8 % los consideró un obstáculo.
Este año ha sido de tensiones políticas luego de que el presidente de la república y miembros del FMLN acusaran al principal partido de oposición de mantener una estrategia para hacer un “golpe suave” y derrocar al Gobierno.
Aunque el partido ARENA y las gremiales han rechazado esas acusaciones, el discurso gubernamental se ha mantenido durante varios meses.
Además, la cifra de asesinatos se ha disparado en los últimos meses. Desde mayo el país no ha bajado de 500 muertes al mes, alcanzando en agosto un tenebroso récord de más de 700 homicidios.
Competitividad en detalle
En un análisis global, el WEF definió nuestra economía como una encaminada a la eficiencia. Es decir, ya alcanzó el máximo potencial en cuanto a ser atractiva con recursos o mano de obra de bajo costo y debe desarrollar una mayor eficiencia en las empresas.
La institucionalidad del país fue mal evaluada al otorgársele una calificación de 117. Esto debido a los efectos negativos del crimen organizado, un débil sistema legal y poca transparencia del Gobierno.
El ambiente macroeconómico recibe una calificación de 100 porque los ahorros del país aún son muy bajos, el Gobierno mantiene un alto endeudamiento y sigue presentando presupuestos desbalanceados.
La educación superior potencia muy poco la competitividad, tiene la posición 105, y la eficiencia del mercado laboral es muy baja, puesto 124.
En educación esto se debe a una combinación de poco acceso a internet en las escuelas, mala calidad de la educación (en especial en matemáticas y ciencias), poco porcentaje de la población en educación secundaria y una relativa falta de opciones para especializarse académicamente.
La preparación tecnológica y la innovación también fueron mal evaluadas en nuestro país, con calificaciones de 81 y 99 respectivamente.
En tecnología, según el análisis del Foro Económico Mundial, se debe a que hay poca disposición de las últimas tecnologías, poca transferencia tecnológica y aún es bajo el porcentaje de personas con acceso a internet.
En innovación destaca con la peor evaluación la poca disposición de científicos e ingenieros en el país. Además hay poca calidad en instituciones de investigación científica y pocas patentes desarrolladas en El Salvador.
El Foro Económico Mundial también destacó en su análisis algunas ventajas competitivas que aún tiene el país.
Entre ellas destacó la calidad de la infraestructura aeroportuaria, la penetración de la telefonía móvil y, sobre todo, unos bajos niveles de inflación.
Pese a la poca penetración que aún existe del internet, el Índice evalúa bien el ancho de banda de las conexiones existentes.
Otra de las ventajas competitivas identificadas es la educación de los consumidores.
En los últimos cinco años El Salvador ha tenido altibajos en el Índice Global de Competitividad.
Entre 2011 y 2012 cayó del puesto 91 al 101. Luego, entre 2013 y 2014 mantuvo una cierta mejoría llegando a alcanzar la posición 84.
Sin embargo este año hay, de nuevo, una caída en la evaluación salvadoreña.
La región
Centroamérica en general ha perdido en competitividad ya que todos los países, con excepción de Honduras, han bajado algunas posiciones.
Panamá y Costa Rica se mantienen como las más competitivas, pese a bajar algunos escalones, ubicándose en las posiciones 50 y 52 respectivamente.
Les sigue Guatemala, que se mantiene en el puesto 78, y Honduras, que mejoró su competitividad subiendo a la posición 88 y superando a nuestro país.
El Salvador es la posición 95 este año y Nicaragua es la 108, siendo ambos países los menos competitivos de la región.
El Salvador bajó 11 posiciones, siendo una de las caídas más significativas en el Índice de este año. Bolivia fue otra gran caída, pues perdió 12 escalones. Brasil fue la caída más grande al perder 14 posiciones.
Reacción
El Ministerio de Economía respondió ayer por la tarde a la publicación del Foro Económico Mundial. En un comunicado enviado a los medios dicha entidad restó importancia a los resultados de Índice Global de Competitividad.
“Existe una aparente contradicción entre los resultados del IGC y los informes elaborados por otros organismos internacionales que, por el contrario, muestran un desempeño positivo del país”, reza el comunicado.
El Minec señaló que de los 140 indicadores que evalúa el Foro 25% dependen de resultados cuantitativos y el resto se trata de percepciones a través de la Encuesta Ejecutiva que se hace junto a la evaluación del Índice global de Competitividad.
Además el ministerio dijo que no es posible determinar si las empresas que participan en la encuesta son representativas del sector privado en el país.
La cartera de estado señaló que envió documentación al Foro Económico Mundial señalando las diferencias entre este informe y otros publicados por entidades como el Banco Mundial, con el objetivo de que sean tomadas en cuenta.