Las inversiones en importante proyectos de construcción parecen contradictorios cuando la economía del país se encuentra encerrada en un ciclo de bajo crecimiento, por quinto año consecutivo. El comportamiento promedio del PIB ha sido de 0.4% entre 2008 y 2014, una tendencia que podría provocar que el PIB per cápita tarde 280 años en duplicarse, según los análisis de Fusades. El año pasado, El Salvador no llegó al 2% de crecimiento, se quedó en 1.95% y la industria de la construcción se contrajo con un enorme 10.47%.
Entonces, ¿por qué crece la demanda de oficinas corporativas de alto nivel y valor? Roberto Simán, presidente ejecutivo de Grupo Agrisal, al anunciar la construcción de Torre Quattro, razonó que la presencia de corporaciones transnacionales y de organismos internacionales es ahora mayor que hace una década y demandan espacios óptimos, los cuales no tienen en las residencias de alquiler que acostumbraban a rentar.
Y la misma razón ha tenido la guatemalteca Calidad Inmobiliaria para construir una torre más grande que su edificio corporativo, Avante. “Nuestra estrategia de corto plazo es la consolidación en El Salvador”, recalcó Rafael Monzón, CEO de Calidad Inmobiliaria.
Demanda en crecimiento
El factor que ha reactivado este tipo de construcciones es la demanda de bienes inmuebles y servicios empresariales. Este rubro ha crecido de 3.37% a 4.02% entre 2013 y 2014, dentro del producto Interno Bruto (PIB).
Durante 2014, los sectores más dinámicos de la economía nacional fueron los de los bienes inmuebles y servicios prestados a las empresas (4.02%), seguido por el de los establecimientos financieros (3.38%), así como el comercio (3.25%), según reportes del Banco Central de Reserva (BCR).