Cruceros de lujo prevén mejor 2015

La industria de cruceros espera un mejor año, luego de sufrir una leve contracción. La apuesta es atraer a los turistas con naves más seguras.

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El Caribe seguirá siendo el principal destino, estiman las empresas del sector.

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2015-02-16 7:00:00

ESTADOS UNIDOS/EUROPA. Las últimas ferias internacionales de cruceros celebradas en países como Estados Unidos y España apuntan a una recuperación de la industria.

Hay que recordar que después del accidente del crucero italiano Costa Concordia, e 13 de enero de 2012, la industria se deprimió, por lo que las compañías de cruceros tuvieron que reforzar las medidas de seguridad, y establecer criterios más exigentes.

Yates, barcos y accesorios náuticos de última tecnología son “el mejor juguete que se puede comprar” ahora que el mercado vuelve a estar “sano”, dijo la semana pasada Alejandro Weinstein, representante del grupo Ferretti, una de las 200 compañías expositoras del Yacht & Brokerage Show.

En el congreso de cruceros Seatrade Med, que se celebró a finales del año pasado en Barcelona, en donde se dieron a conocer las tendencias y perspectivas del sector para 2015, se afirmó que el crecimiento estaba a la vista. Pese a las señales de desaceleración que muestran algunas economías europeas, las navieras confían en que las tasas de crecimiento del sector pueden volver a aumentar a nivel global, también en el mercado español.

La expectativa positiva se sustenta en barcos más grandes y dotados de la mejor tecnología, sostiene la revista española sobre noticias de turismo Hosteltur.

Los mercados emergentes como China son una oportunidad si los destinos y las navieras logran atraer más pasajeros de este mercado emisor al Mediterráneo. Pero ello requerirá que ambos actores actúen de manera coordinada en Asia.

Según apunta Larry Pimentel, CEO de Azamara Club Cruises, “hace 20 años no lo habría dicho: el lujo puede ser encontrado hoy en diferentes tipos de barcos”. Pero al mismo tiempo, advirtió que “el lujo no es lo mismo para todos como lo era hace 30 años, se están redefiniendo los conceptos. No es una cuestión de precio, sino de experiencias auténticas”.

En Florida, el despliegue de ostentación acuática que reunió a público de México, del centro y el sur de América, a europeos y a estadounidenses, es millonario.

La actividad, que aún se mantenía ayer, es parte de la vigésima séptima edición de la Feria Internacional de Yates de Miami.

Weinstein explicó que al tratarse de una de las últimas citas de la temporada de navegación, los interesados buscan las “mejores ofertas” y muchas veces responden a “impulsos”. En su opinión, lejos queda la crisis económica que afectó a esta industria en 2008, cuando se tambalearon los sectores inmobiliario y financiero estadounidense y durante los años siguientes se resintieron las ventas de yates.

Entre las estrellas de la exhibición estuvo el Lady Linda, un impresionante yate Trinity de 187 pies, y el Moonraker, un yate Mangusta de 165 pies cuya blancura reluce bajo el cálido sol de febrero. La nave es propiedad de un empresario norteamericano. La nave destaca por su tamaño, sus espacios abiertos y un sofisticado diseño interior hecho a medida con acabados en 40 materiales distintos, como mármol, madera o piel, detalló Isabella Picco, representante de la compañía italiana.

Los precios de salida de las naves oscilan entre los 20 y los 100 millones de dólares, apuntó Ricardo Strul, vicepresidente de la compañía organizadora de la feria, Show Management.

Aunque no todos los yates están a la venta, sí pueden prestarse a un servicio “chárter” de alquiler que funciona por semanas, apuntaron fuentes de la organización.

Pero no solo de las embarcaciones vive el lujo náutico. Es dentro de ellas donde se nutre otro negocio que avanza viento en popa: el de los accesorios, que van desde chalecos salvavidas hasta “juguetes” de última tecnología.

En concreto, los aparatos para deportistas son los que despiertan más curiosidad: con el Seabob, de la firma Cayago, se puede surcar el mar y bucear “como un delfín” si se dispone de entre 9,000 y 12,800 dólares.

Por otra parte, los amantes del “snowboard” y el surf pueden “independizarse” de la nieve o las olas y subirse al Wakejet Cruise, una tabla eléctrica para deslizarse por el agua y que se vende por 19,000 dólares. —EFE/Revista Hosteltur/Expansión