Aunque el ministro de Agricultura y Ganadería, Orestes Ortez, señaló que no se está tratando de cobrar ningún nuevo impuesto a los caficultores, sino de “reorientarlo”; la experta en agricultura de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), Amy Ángel, señaló que, para los caficultores que producen el aromático para consumo interno, sí es un gravamen nuevo.
De acuerdo con la especialista en agricultura, con la modificación a las actividades sujetas al gravamen, no solo el 80 % de la cosecha nacional que se exporta pagará el impuesto, sino que ahora será el 100 % de la producción.
Según la Ley del Consejo Salvadoreño del Café vigente (desde 1992), en el Art. 26 BIS reza: “La Asamblea Legislativa, a propuesta del Ministerio de Hacienda, establecerá la tasa de registro de los contratos de exportación. Dicha tasa será recaudada por el mencionado ministerio”.
Pero con la propuesta de reforma de la ley, propone en el Art. 26 BIS que: “La Asamblea Legislativa, a propuesta del Ministerio de Hacienda, establecerá la Tasa de Registro a la Producción de Café, la cual será recaudada por la Dirección General de Tesorería del Ministerio de Hacienda”.
Tal como lo indicó Ángel en su blog Rumiando sobre el agro, “este no es el momento más conveniente de estar hablando de quitar más dinero de los bolsillos de los productores, cuando están en una crisis tan profunda”.
Si la propuesta se concreta, toda la producción pagará los $0.35 por quintal, es decir, si son 800 mil quintales, la dirección de Tesorería del Ministerio de Hacienda recibirá $280 mil. “Cómo la producción del café se ha reducido tanto en el país, así se han reducido las exportaciones. Lo recaudado ya ni es suficiente para financiar todas las actividades del presupuesto del Consejo Salvadoreño del Café (CSC). Al mismo tiempo, el país enfrenta una crisis fiscal, y supongo que están buscando conseguir fondos por cualquier medio posible”, dijo Ángel.
Las actividades de investigación son financiados por la tasa de $0.50 por quintal aplicable al café entregado a beneficios y tostadores, la cual no se modifica con esta reforma, pero no alcanza para apoyar al sector, apuntó. Por otro lado, debido a que lo recaudado apoyará, promoverá y regulará al sector, se puede catalogar como un checkoff (un fondo obligatorio para apoyo productivo).
Pero también destaca que si se quisiera tener un checkoff puro, se debe aplicar no solamente a la producción nacional, sino también a las importaciones, lo cual es permitido bajo el principio de “trato nacional” de la Organización Mundial del Comercio.
La especialista advierte, además, que por la cantidad de caficultores que no registran actividades comerciales, “la tasa generaría un incentivo para ampliar el mercado informal”, que aunque no sería mayor que ahora, sería suficiente para anular el aumento en recursos que se quiere aumentar con la reforma.