Pequeña empresa no ve futuro para invertir en El Salvador

En foro con EDH, pequeños empresarios expusieron las razones por las cuales los negocios no están invirtiendo en El Salvador. La delincuencia, la informalidad y las trabas institucionales fueron algunas de las respuestas recurrentes

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Dina Rodríguez, Rosario de Barriere, Jorge Angulo, Ernesto Vilanova y Rafael Trigueros Hecht, fueron los empresarios panelistas del foro sobre inversión organizado por El Diario de Hoy. foto edh / Omar Carbonero

Por Texto: Karen Molina, Patricia García, Evelyn Machuca, Rodolfo Ortiz Fotos: Omar Carbonero

2014-11-12 9:00:00

Los pequeños empresarios salvadoreños están perdiendo las esperanzas de invertir en el país. Y no es porque no quieran o porque no crean en esta nación, sino porque las extorsiones, los impuestos, las trabas burocráticas y el aumento de negocios informales los están ahogando.

“Ahora es mejor ser empleado que tener un negocio”. “No hay un negocio en este país que no esté siendo extorsionado por las pandillas”. “Estamos empujando la carreta solos”. “Nadie quiere invertir aquí porque nadie sabe cuál va a ser el futuro de este país”.

Las anteriores son solo algunas de las frases que expresaron cinco empresarios de pequeñas y medianas empresas del país que, ayer, participaron de un foro organizado por El Diario de Hoy, en el que se busca conocer de primera mano lo que ocurre en la economía nacional.

Más allá de las declaraciones institucionales, estos negociantes contaron desde su perspectiva por qué las empresas locales no tienen ánimos para invertir, cuáles son las trabas que les impiden hacer crecer sus negocios y por qué creen que otras empresas extranjeras tampoco quieren establecer sus negocios en El Salvador. Incluso, por qué valoran irse del país.

Y las respuestas fueron similares. Rafael Trigueros Hecht, presidente de la Cooperativa de Productores de Cacao (ESCacao), Rosario de Barriere, propietaria de Productos La Canasta; Dina Rodríguez, vicepresidenta de la Sociedad de Comerciantes e Industriales Salvadoreños; así como Jorge Angulo, presidente de Repuestos Omar y Ernesto Vilanova, empresario de pequeños hoteles y presidente de Conapes, coincidieron en que la inseguridad, la excesiva tramitología para establecer un negocio, el aumento de impuestos, que está ahogando a muchas empresas que apenas logran sacar sus ganancias, así como un creciente número de trabajos informales que sin pagar impuestos, logran grandes ganancias y desplazan a los formales, desaniman a cualquiera para invertir en el país.

Algunos de ellos, como muchos que ya lo hicieron, han analizado irse del país, pero no lo concretan porque piensan en el futuro de las personas a las que dan trabajo y porque en el fondo creen que esta mala etapa pasará si se insiste en mejorar las condiciones.

Ven que otros países vecinos como Honduras o hasta Nicaragua están ofreciendo mejores condiciones para los comerciantes y se preguntan por qué, a pesar de que ellos también comparten la delincuencia, la poca educación y las trabas burocráticas con El Salvador, sí están logrando un crecimiento económico mayor al 3 % del PIB y el país apenas podría llegar este año al 2 %.

Y sus respuestas vuelven a coincidir: “Estamos a orillados” “Estamos empujando la carreta solos. Estamos en boca de todos y en manos de nadie”, “Aquí no hay visión de futuro”, son algunas de las frases que reflejan la desesperanza en los negocios, servicios y la agricultura nacional.

Por un lado, ven que la economía está mal. “Yo he tenido un negocio por 18 años y me he mantenido, pero ahora estoy a punto de cerrarlo porque antes estaba creciendo y ahora todo se está yendo a pique”, dijo Dina Rodríguez.

“Las ventas son insuficientes para los gastos que uno tiene”. “Vaya al Centro, ahí hay más vendedores que compradores”, afirmó Rodríguez.

Rosario de Barriere dice que en estos últimos años han estado “sobreviviendo” y que es poco el margen de ganancias que obtienen de su inversión.

Y la inseguridad los paraliza aún más y les quita lo poco que pueden ganar. Ernesto Vilanova dice que en el país no hay ni un solo negocio que no pague extorsión a los pandilleros. “Le cobran hasta una cora para vender en la esquina”, aseguró.

En la agricultura, Rafael Trigueros dice que hay un desperdicio de más de 400,000 manzanas de tierra que podrían sembrarse, pero que están abandonadas porque en el país no hay una visión de lo que se quiere en este rubro. “Aquí creen que la agricultura solo es maíz y frijol”, dijo.

Resiente que otros cultivos alternativos no tengan ningún apoyo financiero aunque exista el interés de muchos empresarios.

Desde el Gobierno

Y por el otro lado está la mano del Gobierno, que en vez de ayudarlos a salir adelante, los está hundiendo con más impuestos y trabas burocráticas.

Jorge Angulo dice que el número de empresas que pagan impuestos al Gobierno sigue siendo el mismo y que la regularidad con la que los han aprobado en los últimos años los hacen dudar de que en realidad sean necesarios.

“Cada año y medio hay un incremento de impuestos. Parece ser que hay una agenda partidaria”, declaró.

Rodríguez, quien trabaja en el sector comercio, dice que la gente cree que los impuestos solo afectará a las grandes empresas. “Pero nosotros (pequeños empresarios) dependemos de esas empresas y si ellos nos trasladan los impuestos, nosotros también los vamos a trasladar al consumidor”, dijo.

Y la confianza en las instituciones sigue cayendo. Casos de corrupción a pequeña escala en las aduanas son un parámetro para desconfiar y desanimarse de invertir en el país.