El Mundial, las favelas y la apuesta por el desarrollo local

Pequeños emprendedores en una economía de grandes kilates y en pleno Mundial, un evento que transformó a los "favelistas" en microempresarios

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El comercio informal funciona con bastante libertad en las calles principales de las ciudades sedes del Mundial. Venden productos de imitación a bajo costo para los turistas.

Por Ricardo Chacón Editor jefe El Diario de Hoy Río de Janeiro, Brasil

2014-06-30 7:30:00

En los últimos años previos al Mundial comenzó una política clara y definida para terminar las favelas y en general la pobreza y la exclusión. Hubo incluso invasiones con fuerza para controlar estas zonas dominadas en muchas ocasiones por el crimen organizado, que veía en cada evento internacional en Río de Janeiro una oportunidad para hacer negocios fáciles, gastar de manera ostentosa y hacer privilegiar las organizaciones de narcos, armas y prostitución.

Conversando con un profesor universitarios, ahora vinculado con la organización del Mundial, por lo que no puedo identificarlo, me explica algunos fenómenos que padecía la sociedad brasileña, entre otros, enfrentar las favelas de manera creativa y responsable, lo que implicaba al menos dejar las medidas represivas o hasta abusivas de la policía y el ejército, y dejar de enfrentar con excesiva fuerza la delincuencia en estas zonas que rodean por doquier a Río de Janeiro.

También conllevó que cada zona “afectada” por la autoridad debía de incorporarse al sistema y al mercado local, lo que conlleva hacer consumidores responsables, así como generar las condiciones para que estos actores de las favelas pudieran convertirse en empleados, en trabajadores o en pequeños y mediano empresarios.

Dicho en pocas palabras, junto a los millones y millones de inversión en construcción o renovación de estadios y sitios turísticos, también ha habido una política y fuertes inversiones para “ampliar” el mercado de nuevos usuarios y crear las condiciones para que nuevas empresas se establecieran, poniendo énfasis en las pequeñas y medianas iniciativas.

Un artículo elaborado por un izquierdista brasileño, Mauricio Becerra, y publicado en un medio denominado “Rebelión”, refleja con claridad, no obstante ser un análisis marxista, lo planteado con el profesor mencionado, sobre las subjetividades cimentadas en el dinero fácil y el consumo ostentoso, dejadas tras décadas de dominio narco en las favelas de Río de Janeiro. “Las grandes empresas cariocas –cita el artículo– se aprontan a moldear territorios que hasta ahora mostraban una economía dinámica al margen de las redes de especulación neoliberal. Si la punta de lanza fue la invasión militar del Complejo do Alemao y Vila Cruzeiro, y la instalación de Unidades de Policía Pacificadora en varias favelas, la arremetida viene con créditos bancarios, especulación inmobiliaria y la transformación de los pobres cariocas en responsables consumidores”.

Sí bien el análisis apunta a satanizar el mercado, la ampliación del mismo y verlo como una estrategia de la ya trillada crítica al neoliberalismo, en cierta forma explica por un lado las protestas previas al Mundial. Se trata de brasileños que no lograron incorporarse a la nueva lógica del mercado donde hay que invertir, trabajar y sudar la gota gorda para tener el dinerito para vivir, o simplemente dejaron de tener los privilegios propios del crimen organizado y sus bases de hombres y mujeres que transportan, venden y consumen droga… Los que hacen el negocio de la trata de personas y la prostitución, y por supuesto, los que se han acostumbrado a gastar de manera ostentosa con dinero fácil producto de la delincuencia.

Por otro lado está la incapacidad del Estado para invertir lo suficiente y lograr que los miles y miles de ciudadanos residentes en las favelas puedan acceder a créditos y convertirse en consumidores responsables, en personas que invierten en un pequeño negocio o simplemente se incorporan a un trabajo común y corriente. Este punto puso con los pelos de punta a los ciudadanos que cercados para dejar lo ilícito no pueden incorporarse al mercado porque no tienen educación, no tienen experiencia laboral y no existen las oportunidades para todos. En este contexto, destinar miles de millones para los estadios y la infraestructura turística se convierte en una bofetada… Esta es una versión sobre las protestas de muchos brasileños indignados.

Los que sí logran incorporarse al sistema de mercado

En el Mundial llama la atención el comercio informal, probablemente nocturno como suele haber en varios países asiáticos, europeos o en algunas naciones latinoamericanas, esto es una calle de gran transito de turistas en el día, lo único que se ve son los comercios formales y algunos quioscos en la esquina, pero en la noche, los mercaditos informales e incluso aquellos que ponen una manta y sobre ella carteras de marca, lentes, accesorio electrónicos, o cualquier recuerdo del Mundial… Todos son “chaveleados” y pueden tener un costo de unos cuantos reales (tres llaveros por diez reales, unos $5) o una camisa del equipo brasileño de 40, 50 ó 60 reales que son unos 25 dólares (una original puede costar unos 400 reales).

Pero este es el negocio informal que funciona con bastante libertad aunque por momentos, y en ciertas zonas, la policía suele aparecer de improviso y de inmediato se levantan las ventas irregulares (hay también una política clara de limpieza y orden en las vías donde transitan carros y buses, pero este es otro tema).

También están los mercaditos informales, no los ambulantes que día a día se colocan en distintas zonas de la ciudad ofreciendo todo tipo de comestibles y enseres varios, sino de aquellos que por ejemplo en Copacabana se instalan en el camellón de la calle central y venden todo tipo de recuerdos, ropa y cualquier otro detalle.

Y por supuesto, el tema de las micro, pequeñas y medianas empresas de servicio, estas están no solo manteniéndose sino creciendo. Por ejemplo, en la calle Goncalves, en Copacabana, todos los edificios de apartamentos en su parte inferior tienen un negocio pequeño: restaurador de sillas, salón de belleza, un puesto de venta de lotería, una floristería, una venta de productos artesanales y recuerdos turísticos alusivos al Mundial, una lavandería y hasta una cerrajería.

Todos atendidos por sus dueños, y con uno o dos dependientes en cada negocio. Hay para todos.

“El Mundial nos ha ayudado”, dice uno de los señores que atiende desde hace 15 años su negocio familiar de venta de productos turísticos. “Pero todo es así con los vecinos, cuenta, tanto la floristería como la lavandería son negocios familiares que nos dan de comer a tres o cuatro hijos y la esposita. Algunos de nosotros vivimos en este mismo edificio desde hace décadas, hemos visto crecer esta ciudad y tanto en las buenas como en las malas hemos podido sobrevivir… De créditos no puedo decir mucho porque esto lo iniciamos desde hace mucho tiempo y tenemos lo mínimo, el local, el pago de la luz y el agua y los impuestos que no son pocos, y lo de los proveedores eso lo tenemos controlado”.

“Sé que en el caso de la floristería, esta que esta a la par, me dice Jorge, es de una familia que tiene como proveedor una empresa grande de flores que distribuye por toda la ciudad…”

Es un trabajo difícil para ellos porque se trata de productos perecederos pero se la van pasando.

Probablemente el que más reales hace en esta zona es el distribuí de lotería…. “Mire usted, la cola que hay para la compra de sus billetes”, refiere.

Según Diego Martins, en un artículo económico publicado, dice que el número de empresas existentes en Brasil creció más del 6 % en 2010, período en que el Producto Interno Bruto del país avanzó un 7.5 %. En 2010 había 4.53 millones de empresas en el Registro Nacional de Personas Jurídicas, del Ministerio de Economía.

Un dato interesante que revela este estudio publicado por Martins es que el total de empresas que dejaron de operar también cayó. En 2009 había 755,000 empresas inactivas, mientras que el año siguiente ese grupo bajó aproximadamente 736,000 (menos 2.47 %). Y la tasa de entrada de las empresas del mercado fue de 22.1 %, lo que significa que de cada cinco empresas existentes, una era nueva.

Según la presidente brasileña Dilma Rousseff, en un programa de radio semanal que preside (ni parecido al que tenía en El Salvador el ex presidente del cambio) dijo recientemente que Brasil ha logrado la cifra de tres millones de empresas individuales, con una media de un micro emprendedor por cada 88 personas. En algunos Estados como Río de Janeiro, Espíritu Santo y Disrito de Brasilia, la media baja a la mitad, uno por cada 45 personas. Estos pequeños empresarios individuales se benefician de rebajas de impuestos y un acceso fácil y barato al crédito, pueden además, adquirir materiales directamente de los proveedores y vender al gobierno.

Según un informe de prensa tomado del programa radial de la presidente Rousseff, estas empresas individuales aportan a la economía nacional ya que contratan uno o más ayudantes y les dan de alta en la Seguridad Social, creando nuevos empleos, una cifra que ya asciende a 120 mil. Y dentro de la política de inclusión y formalización de micro empresarios, estos tienen que facturar hasta unos 60 mil reales (unos $30 mil) anuales para poder inscribirse en el Registro Nacional de Personas Jurídicas, un trámite que hace sin complejidad por internet.

Entonces, un mundial que no solo dejó a Brasil 12 estadios construidos o remodelados, una infraestructura turística mayor y un transporte urbano mucho mejor, aunque para algunos caro, también ha dinamizado la pequeña y mediana empresa… No sabemos si ha funcionado la política de inclusión y formalización del micro y pequeño empresario, lo que sí sabemos es que la economía brasileña y los brasileños se han beneficiado grandemente con el Mundial de Fútbol.