Como parte del Sistema de Naciones Unidas ¿Qué apreciación le merece la situación de El Salvador en cuanto a lucha contra la pobreza y crecimiento económico?
En Centroamérica hay dos cosas comunes, el ciclo económico está aparejado a lo que sucede en EE. UU., entonces el bajón en EE. UU. ha afectado a toda la región, eso ha generado volatibilidad en el crecimiento económico y una rebaja en el monto de remesas para algunos países, y lo segundo es cuando vemos las descomposiciones sobre los motivos por los que se reduce la pobreza y desigualdad. En El Salvador encontramos que el mercado laboral juega un papel muy importante…
¿Por ejemplo?
Que las remuneraciones en el mercado laboral en el sector de servicios para hombres y mujeres jóvenes menores a 50 años es lo que está generando un sector dinámico de transformación, creemos que las políticas que se están emprendiendo ahora en El Salvador van a llegar a construir por un lado cierto piso de protección social que estaba ausente, dada la baja presión fiscal que tiene el país que es relativamente baja con respecto a otros países de América Latina… la brecha en presión fiscal es una agenda pendiente, pero lo importante es ir haciéndolo de manera progresiva…
¿Hasta dónde suplir programas sociales con deuda externa, porque es sabido que de ahí viene una fuerte presión?
A nivel de los techos de deuda, El Salvador no está en el punto más alto a nivel regional, si vemos los datos del FMI, entre 40 y 50 % del PIB es donde se empieza a ver una discusión sobre este punto. Algunos países del Caribe están sobre el 100 % de deuda.
¿Pero El Salvador ya está arriba de ese 50 % de techo de deuda?
La discusión ahí no es solo el número, sino las fuentes de financiamiento, tanto de deuda interna como externa, y tengo la impresión que es manejable en el mediano plazo; seguramente va requerir de ajustes, pero por ahora lo que todos estamos esperando es el desenlace político de la elección presidencial, hay que ver ese desenlace para ver los siguientes pasos.