Los Exportadores apuestan a elevar industria del coco

La gremial de exportadores propone la creación de un plan estratégico para el desarrollo de la agroindustria cocotera

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Alto del Pacífico es la variedad de plantas cocoteras sembradas en el país, en donde existen unas 7,000 hectáreas cultivadas. El 65% está en la Bahía de Jiquilisco, Usulután. foto edh/archivo

Por Guadalupe Hernández negociosedh@eldiariodehoy.com

2013-09-08 8:00:00

El Salvador es el mayor productor de coco de Centroamérica, sin embargo, las autoridades de agricultura del país nunca han apostado por el desarrollo de la industria para fines de exportación.

Esa deficiencia provoca que la industria local tenga que importar coco de otros países de la región, como por ejemplo de Guatemala, de donde ingresan unas nueve mil toneladas de coco por año, según estimaciones del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Una de las empresas que incursionó hace 15 años en el procesamiento de coco para su exportación es Tropic Foods, su presidente Pedro Urquilla, comenta que la dificultad que enfrenta en ese negocio es la escasez de materia prima.

La empresa exporta unos 350 contenedores con verduras congeladas, de los cuales seis transportan coco rallado congelado. El 95% de las exportaciones se destinan hacia Estados Unidos y el resto a Canadá. Para poder suplir esos mercados necesita unos 10 mil cocos a la semana.

El producto es abastecido por la Cooperativa El Joval, ubicada en la Isla Espíritu Santo, considerada la mayor productora de cocos del país. No obstante, en ocasiones no logra comprar las cantidades requeridas. Urquilla cree que la producción de coco ha ido menguando debido a que algunas plantaciones datan de hace 50 años.

El envejecimiento de las plantas de coco, de la especie Palo Alto del Pacífico, fue confirmado por Medardo Lizano, consultor del IICA, quien sostiene que una de las tareas que enfrenta el país es la renovación de al menos 80 por ciento del parque cocotero. La renovación debería hacerse con híbridos o cocos enanos.

Según un estudio realizado por Lizano, el territorio salvadoreño posee unas 5,600 manzanas cultivadas de coco, pero tiene un potencial adicional de 400 mil manzanas.

Lizano estima además que la producción actual es de 15 o 20 millones de cocos al mes, pero estos en su mayoría se destinan al consumo alimenticio (agua y algunos subproductos), y muy poco a la producción de aceite o coco rayado congelado. Algunas partes del fruto también se utilizan para fabricar artesanías.

Al no explotar todo el potencial de este cultivo, el país pierde unos 10 millones de dólares, dice Lizano, quien añade que El Salvador debe comenzar a explotar el potencial para crecer en la industria, pero antes se tiene que definir un plan estratégico de la cadena del cocotero, para desarrollar una agroindustria de productos como el agua de coco, el peat (sustrato), fibra de coco y coco deshidratado.

“Del coco se pueden explotar decenas de productos, y aprovechar la madera para el sector de muebles y la construcción”, expresó.

El experto puso como ejemplos a Filipinas, Indonesia, India y Malasia, todos países del sudeste asiático. En Latinoamérica, Brasil y México se han convertido en grandes productores y exportadores de coco o del agua de coco.

En nuestro país, hay empresas como Alimentos Diaco, que está comercializando agua de coco envasada desde 2009. El producto se vende bajo la marca Dr. Juice en los supermercados de la Zona Metropolitana de San Salvador.

En el mundo, la industria del agua de coco envasada estuvo valorada, en 2011 en $450 millones, y se estima que cada año aumenta entre $40 a $60 millones, por lo que en 2020 podría llegar a los $750 millones, detalló José Luis Escobar, gerente de Diaco.

La Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport), tiene clara la apuesta al desarrollo de la industria del coco. Pablo Durán, presidente de Coexport, destacó que con la entrada en vigencia del Acuerdo de Asociación de Centroamérica con la Unión Europea (que en El Salvador podría entrar en vigencia en octubre próximo) se debe ampliar la oferta exportable.

Como parte de esos esfuerzos, el gremio está apostando por el desarrollo de los encadenamientos productivos, en las agroindustrias del coco, la piña, el mango y el jocote.

La apuesta por los encadenamientos es una de las estrategias que permitiría que las exportaciones totales del país pasaran de $5,300 a $10,000, del presente año a 2018.

“Pero para duplicar las exportaciones tenemos que crear una nueva oferta y nuevos mercados”, expresó Durán, durante el primer taller para reactivar la industria del coco en El Salvador, organizado por Coexport.

En cuanto a esta prometedora agroindustria, Coexport estima que si en los primeros dos años (de desarrollarla) el país lograra exportar un 10% de lo que hace Filipinas, es decir $150 millones, sería un negocio exitoso.

Entre las actividades para impulsar la iniciativa, Coexport ha organizado para finales de septiembre o principios de octubre, la llegada de dos consultores internacionales, quienes compartirán con los locales las experiencias de éxito de Brasil y México, países que en la región poseen la mayor inversión en esta industria.

La gremial informó que también comenzará a trabajar en una estrategia para el desarrollo de la industria cocotera en un mediano y largo plazo. La iniciativa, dijo, debe ser impulsada por medio de alianzas público-privadas, en la que participen empresarios, gobiernos y entes de investigación y comercialización.