La cronología que presentó CEL hace más de cinco años indicaba que la central hidroeléctrica de El Chaparral iniciaría con la generación del suministro eléctrico el presente año.
Pero en el camino, un contrato mal estructurado, el ‘inesperado’ movimiento de una montaña y la posterior indemnización de la institución gubernamental a la compañía constructora Astaldi han hecho que todos estos planes se derribaran y que el país siga necesitado de un mayor porcentaje en su matriz energética.
De los $220 millones que debería costar el proyecto, tomando en cuenta el préstamo de $165 millones del Banco Centroamericano de Integración Económica, CEL ha invertido casi la mitad en evitar un arbitraje ($108.5 millones), más el pago de estudios, como los $5.7 millones a Intertechne.
Solo con estos egresos, CEL tiene $105.8 millones en caja y, sin el rediseño, se desconoce si el precio de mover el embalse obligará al ente gubernamental a contratar mayor deuda pública, que según los últimos indicadores ya sobrepasó el 60% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
CEL ya aclaró que el contrato para la constructora que termine las obras de la presa no será ‘llave en mano’, sino que bajo la modalidad de precios unitarios y sumas globales para asegurar la inversión y evitar arbitrajes internacionales.
El BCIE por su parte ha dicho que está en disposición de colaborar en financiar los proyectos energéticos de la región. Incluso, en junio, emitió una no objeción para la contratación directa de Intertechne, según informó El Diario de Hoy.
Si el calendario no sufre retrasos, a finales del año se conocerá quien concluirá el 75% restante de la central, a la espera de que el rediseño no cambie los planes de CEL.