Una pareja administraba los negocios de MS en Santa Tecla

La acusación contra los detenidos en la Operación Libertad revela el modo de operar de la clica Tecla Locos Salvatruchos para el lavado de grandes cantidades de dinero.

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Una de las propiedades confiscadas a la MS en Santa Tecla. Foto EDH / Fiscalía

Por Stanley Luna

2018-05-20 9:12:51

Cuatro puntos de taxis, seis moteles, tres farmacias y el control de la Ruta 97 eran parte de los negocios que, según la Fiscalía, la MS usó para lavar dinero en Santa Tecla.

La acusación presentada en marzo ante el Juzgado Especializado de Instrucción A de San Salvador contra 34 personas detenidas en el marco de la Operación Libertad revela que el cabecilla de la clica Tecla Locos Salvatruchos en el municipio es Saúl Antonio Turcios Ángel, alias Trece de Tecla, quien está recluido en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, en La Paz.

Este, se presume, poseía carros que servían de taxis pirata y buses de la Ruta 97 a nombre de otras personas, bienes que eran administrados por Luis Abraham Solórzano, alias el Gordo o Vaca. Con él, habría colaborado su pareja, Kenia Lorena Hernández Hernández.

Según el testigo con beneficios penales de la Fiscalía, clave Luna, el Trece y sus cómplices recogen de $700 a $1,500 diarios, y en efectivo, de los negocios que controlan y de las extorsiones. Al menos eso fue lo que observó durante ocho años.

Otro testigo con beneficios penales, clave Skaylla, contó a la Fiscalía que desde 2016, el Gordo se encargó de la administración de los negocios, luego que la pandilla desapareciera a Geovanny Interiano, alias Polla Ronca, quien era su colaborador.

A partir de pesquisas de investigadores de la División Élite contra el Crimen Organizado (DECO), la Fiscalía también señala que el Gordo y su pareja colaboraban blanqueando el dinero de la pandilla en diferentes negocios.

El 20 de enero de 2016, investigadores policiales tuvieron contacto con una persona que dijo que el sujeto era prestanombre y administrador de los bienes de los cabecillas de la pandilla, y fue motorista de la Ruta 97, pero posteriormente se dedicó a administrar dichos buses, al igual que los negocios de José Alfredo Meléndez, alias Cisco de Palmero, y de Dionisio Arístides Umanzor, alias Sirra, otro cabecilla de la mara.

Skaylla dijo a las autoridades que la MS tiene un punto de taxis llamado “Génesis”, que está ubicado en la residencial Alpes Suizos, senda Berna, en Santa Tecla, que dispone de un aproximado de 13 carros con placas particulares. El fundador del negocio, señaló, fue Reminton Stanley Salmerón, pero le fue vendido a Polla Ronca, aunque realmente le pertenecía a tres cabecillas de la pandilla.

A mediados de 2016, Polla Ronca fue desaparecido y su carro fue encontrado con un cadáver en la carretera a Comalapa, por lo que el negocio pasó a administrarlo el Gordo.

A principios de ese año, los investigadores también evidenciaron que la pandilla tiene una flota de 12 carros que usaba como taxis pirata en la 6a. Calle Oriente y 15a. Avenida Sur, a un costado del Hospital Nacional San Rafael; otro en la colonia Quezaltepec, con una flota de 15 carros, y un cuarto negocio alrededor del parque Daniel Hernández.

La Policía corroboró que un billar y cuatro máquinas tragamonedas eran parte de los negocios de la MS, este también era administrado por el Gordo, y estaba ubicado en la residencial Europa, a la par del punto de la Ruta 97, que hace su recorrido desde ese lugar a la comunidad San José del Pino, y viceversa, con un promedio de 20 a 25 unidades, que al parecer son propiedad de la MS, y son administradas por el imputado.

“Cuando este se encontraba departiendo bebidas embriagantes, al calor de las copas, comenzaba a decir todos los negocios y formas que hacía y tenía en cuanto al dinero ilícito de la mara Salvatrucha. Asimismo, este Gordo o Vaca ha expresado en ese mismo estado que los autobuses de la Ruta 97 también son propiedad de los miembros de la clica Teclas Locos Salvatruchos”, señaló Skaylla a la Fiscalía, de acuerdo con la acusación.

Además sostuvo que el Gordo se encargaba de prestar dinero a los motoristas de la Ruta 97, y les daba plazos mensuales o como ellos prefirieran para que le pagaran. Las cantidades que prestaba eran entre $200 y $300.

La pareja del imputado, detalla la acusación, tiene un spa ubicado frente a un puesto de comida típica, en la colonia Jardines de Merliot, en la calle Chiltiupán, donde trabajan cuatro personas que reciben $500 mensuales de pago; y según la Fiscalía, a través del negocio, la imputada invierte dinero en la adquisición de bienes y el trámite de préstamos.

Al analizar sus finanzas, la Fiscalía señala que Hernández no hace constar que sea dueña de un negocio o haya hecho algún préstamo para fundar uno. También se detectó que el 14 de septiembre de 2014 compró un carro por un monto de $4,300, pero no hay productos financieros que justifiquen esta compra.

Mientras que al observar las finanzas del Gordo, este declaró entre 2006 y 2007 al Ministerio de Hacienda que tuvo ingresos por $6,979, pero no se identificaron sus fuentes de ingresos, ya que testigos relataron que el supuesto pandillero pasa en el comedor y billar, controlando los negocios de la pandilla.

Moteles eran usados para huir de las autoridades

Según el requerimiento fiscal, otra de las personas que habría ayudado a esta pandilla a lavar dinero a través de moteles fue Felipe Rosales Mira, propietario de al menos cuatro locales. Los negocios habría sido obtenidos por medio del dinero de las extorsiones y el transporte.

El testigo Skaylla dijo a la Fiscalía que los lugares eran utilizados por los pandilleros de la MS para evadir a las autoridades cuando cometían algún crimen.

Sobre estos, el Ministerio Público señala que hay una diferencia de $224,560 entre el dinero en concepto de ingresos que recibió Rosales y lo que declaró al Ministerio de Hacienda. Además se identificó que durante nueve años, desde 2007 hasta 2016, el imputado envió remesas a Estados Unidos por un monto de $236,680.

De acuerdo con el testigo Skaylla, la MS también inyectó dinero a tres funerarias; Isis (con dos sucursales), y otra denominada Cielo, ubicadas en Santa Tecla. Estas, al parecer, llegaron a un acuerdo con los pandilleros de brindar todos los servicios cuando uno de ellos muere. El encargado de la última era Raúl Roberto Gudiel Aguilar, y la dueña de las otras Mariela Marisol Cerritos Rivera.

Otro de los negocios que supuestamente la pandilla también usó para el lavado de dinero fue una venta de licores llamada Pepa o Tenampa, y una farmacia ubicada en el mercado central de Santa Tecla, propiedad de Mauricio Armando Sánchez Torres, alias la Bella, uno de los testaferros de la pandilla que desapareció desde noviembre de 2016.