Las unidades de transporte público y las paradas de buses y microbuses son escenarios de delitos y uno de los principales es el acoso sexual en contra de mujeres, según el estudio Prevención del Crimen en el Transporte Público en El Salador, que realizó Fusades en el 2015.
El estudio determina que dentro de los usuarios del transporte públicos, las mujeres son los usuarios más “vulnerables” y esto se debe en gran medida a que los buses y microbuses, y sus paradas de espera son escenarios ideales, ya sea por hacinamiento y desorden o por solitarios. No hay una garantía de seguridad o auxilio.
“La victimización sexual de las pasajeras del transporte público fue descrita como una ocurrencia común, que involucra a pasajeros del sexo masculino que aprovechan el hacinamiento en las horas pico para tocar o rozarse contra sus víctimas. Los participantes añadieron que las mujeres raramente reportan los incidentes”, reza el estudio.
Acoso sexual: 5 historias que no deben callarse
A finales de 2017, se habían duplicado las denuncias de acoso y agresiones sexuales, según cifras oficiales y de ONGs.
Muchas personas, en su mayoría mujeres (ya que algunos hombres también aseguran haber sufrido acoso sexual en el transporte público) aseguran que han sido tocadas, haber sido víctimas de frases obscenas, miradas maliciosas e insistentes, incluso agredidas al grado de ver “a un tipo masturbarse en el asiento de al lado”.
Sin embargo, y pesar que existe la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia contra las mujeres, que fue aprobada en 2010, muchas de las víctimas de estas agresiones no denuncian.
Sólo en los primeros meses de 2017 (el dato más actual que está disponible), las autoridades recibieron 189 denuncias por acoso sexual, mientras que por otras agresiones sexuales se acumularon 97 avisos en el mismo período. Foto/Menly Cortez