Bethany, amputada por culpa de un accidente

Bethany Montes salió de paseo con sus parientes; pero al regreso del viaje, el motorista que contrataron estaba ebrio y se accidentó, narró la familia. Hubo tres muertos en esa tragedia. La niña estuvo en riesgo de fallecer.

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Foto/ Geron Sánchez

Por Karen Salguero

2018-04-09 6:25:48

A los seis años, Bethany Xiomara Montes enfrentó tres cirugías y la amputación del brazo y la pierna derecha, a causa de un accidente automovilístico provocado por un conductor ebrio, el 25 de diciembre de 2017.

“¿Papá donde está mi brazo y pierna?” fue la primera pregunta de Bethany al despertar, luego de estar sedada por siete días por la operación. José Omar Montes, su padre, con la voz en un hilo, no pudo contestar; después de unos segundos, la respuesta fue “por ahí te la tienen, ya te la van a poner”.

La satisfacción de caminar, correr y de sentir, en sus primeros años de vida, le fue arrebatada.

La pequeña, proviene de un humilde hogar, en el cantón San Felipe de Apastepeque, en San Vicente. Su casa es de láminas y suelo de cemento.

Bethany es hija única de Glendys Elizabeth Ávalos, de 21 años y de José de 25.

Foto/ Gerson Sánchez

El rostro de la niña es radiante, explora las particularidades de la vida, le gusta sonreír, no es tímida y se caracteriza por ser “parlanchína”. Sentada en la cama, a un lado, está un teléfono y una secadora de juguete, primero intenta jugar a la cosmetóloga, pero con sólo un brazo, no logró peinarse ni sostener la secadora al mismo tiempo. Luego lo hace con el teléfono, que es de extensión, pero al sostenerlo en el oído y marcar, termina por caérsele.

“Primero Dios, vamos a salir adelante”, expresó Glendys, con miedos e incertidumbres , mientras la observa con melancolía en su nueva condición.

Sus juegos favoritos eran saltar y correr a las escondidas por el campo, con sus primos. Vivía sencillamente, pero cada día, era una aventura.

Ahora la única forma en que se puede mover es a través de los brazos de sus padres o en un carro a control, que familiares le regalaron. Con una mano y un pie, lo conduce, hasta lo hacer ver sencillo.

Antes del accidente, la familia salía por las calles de Apastepeque a vender carne de res y de cerdo para subsistir, pero en unos meses, su vida ha cambiado, a tal punto, que el pasado 19 de marzo, celebraron el sexto cumpleaños de la niña, quien recién había salido de su tercera cirugía.

Accidente

Bethany recuerda con detalle el accidente, con apacibilidad se tocó el muñón del brazo y relató: “El carro iba dando pasos así (hizo un círculo con el brazo) dimos la vuelta y volcó”.

El 25 de diciembre, Bethany salió en compañía de su abuela, tíos y primos, a disfrutar a un balneario Amapulapa, en San Vicente. Habían pasado la noche buena en familia, por lo que el siguiente día, dispusieron continuar la reunión familiar con un paseo.

Sus padres, agotados y aun con compromisos de trabajo, decidieron quedarse, la niña se fue bajo la responsabilidad de su abuela, María Andrea Hernández.

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“Lo que nunca imagine, es que ese paseo se convertiría en una tragedia” añadió con pesar Glendys.

Esa tarde, cuando retornaban a las 4:20 hacia la casa, el pick up que los transportaba cayó de un puente en el río Ismataco, algunos de los familiares quedaron bajo el vehículo, mientras que los demás cayeron entre las piedras y las aguas negras que pasan por la zona.

“Yo caí en la arenita, una de mis tías quedó colgada en el barandal” narró la niña, por segundos hacía largas pausas, con la vista hacia abajo, hasta la siguiente pregunta. Glendys y José, la miraban con pesadumbre.

Tres personas murieron, en el caso de Bethany, el peso del carro cayó sobre ella, lo que hizo que le destrozara de inmediato la mano y el pie.

La familia fue auxiliada por lugareños y cuerpos de socorro que los transportó al hospital de San Vicente.

De acuerdo con Glendys, un agente policial le dijo que la causa del incidente se debió, a que el motorista iba en estado de ebriedad y con exceso de velocidad.

Preocupados, Glendys y José, se dirigieron de inmediato al hospital. Al llegar, Bethany había dado sus datos. Pero una noticia paralizó el corazón de los padres, a la pequeña le habían cortado el brazo derecho, los médicos les dijeron que era la única opción.

Con agonía, diferentes preguntas llegaron a su cabeza ¿Cómo se lo explicarían a Bethany?, ¿Cual sería su futuro?, ¿Cómo enfrentaría la vida?.

Aún asimilaban la primera noticia cuando les comunicaron que también le iban a amputar la pierna, porque el hueso estaba destruido.

Foto/ Gerson Sánchez

José aún lo recuerda con lágrimas, Bethany fue remitida al Hospital Benjamín Bloom, de San Salvador, donde se llevó a cabo la cirugía.

Por una semana, Glendys y José vivieron momento duros porque Bethany no despertaba tras la operación y podía morir.

A los siete día reaccionó, sus primeras palabras, en su inocencia, fueron “¿Papá dónde está mi brazo y mi pie?”.

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Sin embargo, durante los siguientes días, la misma pregunta persistió. Bethany sentía la falta de sus miembros, quería caminar, jugar y hasta colorear, que es lo que le permitían en el hospital, pero no tenía la mano con la que escribía.

Con mucho amor y alegría, Glendys asegura que lo más importante es tenerla con vida, le está enseñando a defenderse con su condición actual; la que la niña aún no asimila porque de vez en cuando, pregunta cuando le pondrán de nuevo sus miembros.

Este año, la pequeña continuará sus estudios de preparatoria en el Centro Escolar Cantón San Felipe. La tercera operación a la que se sometió en marzo, no le permitió integrarse, pero en este mes, se incorpora.

Entre los temores más grande de Glendys, es la reacción de Bethany con sus compañeros. La madre ha renunciado a trabajar para acompañarla a sus estudios y en la rutina diaria, tiene que enseñarle a desarrollar nuevas habilidades y en el caso de la escuela, a aprender a escribir con la mano izquierda.

José cada día trabaja en agricultura, gana $5 al día y con ellos, debe sufragar los gastos de alimentación, transporte y medicamentos. Para las citas en el hospital de San Vicente, José le paga a un motorista para que los traslade, la condición de Bethany no les permite transportarla en bus, sobre todo por las cirugías. Al final del día, los costos son de $50 o más, para los que José debe prestar y rebuscarse con más de un trabajo.

Otro de los problemas que le afecta, es que el río donde cayó, pasan aguas negras y eso le ha generado un hongo en la parte de atrás de la cabeza, que le está botando el cabello y provocando diferentes reacciones en la piel.

“Con dificultad vamos a ir saliendo adelante” manifestó José, que a pese a las complicaciones, agradecen a Dios por mantenerla con vida y lo que más desean es conseguir una prótesis para que pueda caminar.

Durante Bethany vaya creciendo, se irá sometiendo a más cirugías, porque los huesos del brazo y la pierna le irán creciendo. Por el momento, está recibiendo terapia psicológica en la unidad de salud del cantón San Felipe.

El motorista que causó el accidente, ante la insistencia de los padres, sólo les retribuyó $600 por la amputación del brazo y pierna de la niña, que en ese entonces tenía cinco años.

Si desea contactarse con la familia puede llamar al 78217634, número de José Montes, padre de Bethany.