Eliseo: El milagro de recuperar la vista

El niño, que en agosto cumplirá siete años, perdió la vista cuando era anestesiado para practicarle una operación de apendicitis. Nueve meses después volvió a ver, pero aún tiene secuelas que lucha por vencer.

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Por Roberto Alas

2017-06-24 8:00:56

La vida de Eliseo y la de sus padres cambió de forma radical el 31 de enero de 2016, cuando el pequeño sufrió un paro cardio respiratorio antes de someterse a una operación de apendicitis.

El niño, que en esa fecha tenía cinco años y medio, fue preparado para ingresar a cirugía; pero tres minutos después, cuando se le aplicó la anestesia, sufrió el paro.

El personal médico le practicó todos los procedimientos posibles y fue trasladado de emergencia al Hospital de Niños Benjamín Bloom donde lo estabilizaron. Días después le practicaron la operación de apendicitis.

Sin embargo, el paro que sufrió le dejó secuelas que aún arrastra.

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Por el daño neurológico, perdió la vista y la movilidad en la parte izquierda de su cuerpo; además, en el transcurso de su tratamiento ha presentado ataques de epilepsia.

Desde el 31 de enero de 2016, hasta esta fecha, ha pasado un año y cinco meses.

Todo ese tiempo ha sido para su madre, Marina Elizabeth Cristino, de mucha angustia y sufrimiento. Ella reconoce que por momentos ha perdido la fe; pero se ha levantado y ha seguido adelante por su hijo, porque asegura que vale la pena continuar luchando, así como lo hace su pequeño a diario.

Fruto de tantas noches de desvelo, de tenerlo en control con el especialista, de comprar los medicamentos y dárselos según lo prescrito, en septiembre del año pasado vio la primera luz en la recuperación del niño: Eliseo comenzó a ver.

“No ha sido fácil , pero con la ayuda de Dios hemos logrado sacarlo adelante. El niño comenzó a recuperar la vista en septiembre (de 2016), pero al mismo tiempo inició la epilepsia”, aseguró Marina.

La madre dice que después que el niño era 100 % ciego, que haya vuelto a ver “fue algo muy emocionante, él se alegró cuando me vio y también cuando vio a su papá”, expresó conmovida.

Esta madre, quien ha tenido largas noches de desvelo y angustia, consideró que el hecho que su hijo haya recuperado la vista “es un milagro de Dios”.

La visión la fue recuperando poco a poco y ya para diciembre del año pasado, Eliseo veía completamente, contó la mamá con alegría.

Los ataques epilépticos, que la madre atribuye a los medicamentos, continuaron y duraron casi cinco meses; sin embargo, en enero de este año, médicos del Hospital Bloom se los controlaron.

Marina contó que fue a clínicas particulares para tratar que la recuperación de su hijo fuese más rápida, aunque no logró nada.

Incluso, llevó al niño a una fundación sin fines de lucro que trata la epilepsia y le dieron muy buenos cuidados.

Sin embargo, por lo ataques de llanto y enojo que sufría Eliseo y que ocasionaban problemas para trasladarlo en el transporte público, dejó de ir a la fundación.

“La doctora es muy buena, me dijo que tuviera paciencia, que el proceso iba a ser muy largo; pero ya no lo pude seguir llevando. A veces no tenía dinero”, dijo con resignación.

En el Hospital Bloom, un neurólogo pediatra que trata al niño, también le ha dicho que tenga paciencia con la recuperación de Eliseo, dado a que el proceso es largo y complicado.

Con dificultades, Eliseo ha tenido otros progresos. Antes que niño sufriera el paro cardio respiratorio, cuando tenía cinco años y medio, su contextura física era robusta.

Hoy ya creció y es un niño delgado. Ha crecido mucho, dice su mamá.

La inmovilidad que le produjo el paro también le dejo inmóvil la parte izquierda de su cuerpo, pero poco a poco la ha ido recuperando.

Hoy Eliseo hace grandes esfuerzos por caminar y, aunque no se puede parar, gatea como un bebé y lucha a diario por mejorar.

Volver a nacer
Las secuelas que sufre Eliseo son graves. Luego del daño neurológico que le provocó el paro, el pequeño volvió a ser un bebé.

Marina aún no logra aceptar la etapa en la que entró su hijo porque “fue como volver a nacer”, dijo.
Próximo a cumplir siete años, el niño gatea como uno de año y medio y con dificultades logra sentarse.
La habitación en la que duerme es muy colororida, con globos y juguetes de distintos colores.

“Desde antes que pasara el problema yo siempre le mantuve el cuarto así, a él le gusta mucho porque si distrae y aprende”, dijo la madre.

Ahora, en esta nueva etapa, también espera que su hijo logre asimilar y aprender, que pueda expresar por medio de lo que le rodea, como los globos y juguetes, lo que siente.

 

Marina contó que el niño ha perdido cinco años de su memoria y no recuerda nada de su vida antes del incidente en el hospital.

“Se perdieron cinco años, el doctor dice que cuando vaya creciendo podría tener lagunas que lo lleven a recordar un poco; pero no es seguro”, expresó.

Para Marina, la nueva y complicada etapa de Eliseo, es similar a tener dos hijos, y lo explica de esta forma: “Se me fue mi niño, pero me queda otro; es como un molde, él es otra persona”, explica con tristeza.

Marina tiene razón, Eliseo prácticamente es un niño de año y medio y por lo mismo está comenzando a hablar.

“Mamá, papá” y los característicos gritos de un niño de esa edad, son comunes en él.

Para caminar es igual, y dado a su crecimiento, con dificultar lo logran parar para que vaya aprendiendo a andar por sí solo.

La mamá también recuerda con inquietud, que antes que a su hijo le ocurriera el paro, Eliseo le decía que en su casa tendría un nuevo bebé y que lo iba a volver a chinear.

“Dos semanas antes el niño me dijo que yo iba a tener un nuevo bebé, que iba a volver a chinear; yo pensaba que saldría embarazada y no se trataba de eso”, dijo Marina.

Ahora ella lo ve más claro, Eliseo hablaba de él, dice la madre.

“¿Quién es mi bebé ahora?, él; ¿a quién tenemos que chinear? A él”, dice con tristeza.

Pero Marina no pierde la esperanza en la recuperación de su hijo y, aunque ya pasó año y cinco meses, confía en Dios en que todo saldrá bien y su hijo continuará recuperándose.

“Las pruebas no son en vano, la vida se nos puede ir de un momento a otro, en el instante menos esperado, por eso tengo que luchar junto a mi esposo porque solo así sacaremos adelante a nuestro pequeño”, expresó Marina.