Una carpintera que se gana la vida con madera reciclada

Esta señora fabrica mesas, casas para mascotas y bancas, junto a otras tres mujeres de su familia. Es un ejemplo de mujer emprendedora que trabaja, todos los días, extensas jornadas.

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Foto/ Mauricio Cáceres

Por Susana Joma

2017-04-24 7:00:33

Cada mañana María Ester Elías se arma de sierra, martillo y clavos, pero también de buena voluntad y optimismo para ganarse el sustento.

Quienes circulan a pie o en vehículo por la esquina de la 18a. Calle Poniente y la 25a. Avenida Sur de esta capital, puede ver a esta mujer, de 52 años, enfrascada en desarmar tarimas de madera para fabricar muebles rústicos o casitas para mascotas.

María y otros miembros de su familia, incluyendo a su mamá, María Dominga; su hermana, Blanca Estela; y su sobrina, Johana Estefany, dedican casi todo el día a estas tareas, pese a las difíciles condiciones que implica trabajar a la intemperie, como el fuerte sol que ha curtido su piel, el intenso calor, el polvo, el humo de los automotores y las lluvias.

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Esta carpintera, que tiene cerca de nueve años de dedicarse a ese oficio, cuenta que fue un cuñado, ya fallecido, fue el que empezó a trabajar con madera reciclada en ese lugar; y aunque ella laboró con él, luego se independizó.

“Yo también hago casas (para perros), mesas, bancos y estantes”, comenta, luego de cruzar unas palabras con otro de sus cuñados, el cual se ha enfocado más en la fabricación de las casas junto a algunos empleados.

María, quien estudió hasta sexto grado, explica que ellos compran tarimas usadas que algunas empresas les llegan a ofrecer, después separan las que van a desarmar para reparar y vender, así como las que van a utilizar para fabricar los muebles.

Las plataformas que están hechas de madera que tiene color más claro y que están en óptima condición, son las que utilizan para la fabricación del mobiliario. Algunas son de madera de pino, de árbol de mango y de ciprés.
Aunque hace años ella aprendió a trabajar artesanías finas de madera, prefiere dedicarse a fabricar muebles con madera reciclada porque es menos complicado y se comercializan más rápido con los clientes.

Los precios de los productos que tienen a la venta son variables y se pueden negociar: Las casas más pequeñas cuestan alrededor de $15 y las más grandes $85. Por las mesas piden $10 y los juegos de mesa y bancas para cafeterías rondan los $18.

También hacen por encargo muebles, casas de mascotas o para juego, según el diseño y las medidas que les den los clientes.

María Ester afirma que el trabajo es bastante duro y generalmente trabaja sola.

“Yo hago casi todo. A menos que surja mucho trabajo busco quien me apoye: pero de lo contrario no, porque no a toda la gente le gusta este oficio (porque) se trabaja en el sol, se aspira el polvo que traen las tarimas, los accidentes con herramientas”, señala.

Esta salvadoreña también tiene sus sueños por cumplir. A ella le gustaría tener la oportunidad de acceder a un crédito en una institución para comprar otras herramientas básicas que necesita para mejorar la producción y sus ingresos.

Ella considera que el negocio que han logrado establecer “es una fuente de bendición que Dios nos ha proveído como familia. Agradecemos a Dios por este empleo”.

Sin embargo, el beneficio también se extiende a otros carpinteros a los que pueden emplear. Eso es algo por lo que también eleva sus oraciones a Dios.