Unas 20 familias han dejado sus hogares por amenazas de la Mara Salvatrucha desde el martes anterior (hace 8 días) en los condominios Jardines de Las Américas en San Jacinto, al sur de San Salvador.
Los últimos dos grupos abandonaron sus apartamentos este día, pese a que desde el sábado anterior la Policía ha destacado una patrulla y el Ejército en los contornos de los condominios en resguardo de las personas que han optado por quedarse.
Todo comenzó el lunes por la tarde con la visita de una mujer que llegó a uno de los apartamentos y que al salir fue capturada.
Los pandilleros pensaron que la propietaria del chalet del edificio, había llamado a la Policía para que fueran a capturarla, por eso más tarde de ese lunes, llegaron a quererla asesinar, sin embargo la señora se logró defender.
LEE TAMBIÉN: PNC captura a supuesto responsable de ordenar éxodo de familias en Caluco
Un día después, el martes, cerca de la 1:00 de la madrugada los sujetos volvieron al negocio para rociarle gasolina y a un vehículo de la señora, luego le prendieron fuego. Como resultado eran grandes llamaradas pero a la vez sucedió una fuerte detonación similar a la de una granada que estremeció todo el edificio.
La onda expansiva fue de tal magnitud que los vidrios de varios apartamentos se vinieron al piso. Al amanecer de ese día apareció un volante debajo de la puerta de cada apartamento, en el que los pandilleros de la MS exigían a los vecinos a no conversar con policías y si lo hacían, que tenían 24 horas para desalojar sus habitaciones, pues “la MS es fuego y quien se mete con ellos se quema”, reza el comunicado.
Al amanecer, al menos cinco familias decidieron irse del edificio para no ser víctimas de la MS. Y de ahí siguieron otras hasta hoy, que dos más habían abandonado el condominio.
La población asegura que antes del lunes anterior habían vivido en paz, no tenían problemas, no habían pandillas que les minara el sueño. Algunos vecinos aseguran que era tan tranquilo que pasaban hasta media noche y madruga platicando en los corredores del edificio sin mayor problema.
Pero esa tranquilidad se ha acabado, dijo uno de los vecinos quien por su seguridad negó identificarse. “Lo peor es que no nos podemos ir a otro lugar porque no tenemos dinero para los costos del traslado ni casa adonde llegar, tenemos que hacerle frente al problema”.
El pánico y el terror de los vecinos es tanto, que no se atreven hablar con ningún extraño, porque creen que más tarde los van a matar.
La gente tiemblan cuando se les interroga sobre el problema que enfrentan pues las pandillas les han advertido el riesgo que corren.
Por el momento tienen la seguridad policial y militar en los contornos pero temen cuando ellos se vayan.
