Aunque en Estados Unidos hay miles de menores de edad salvadoreños detenidos tras cruzar sin papeles la frontera, México es el país que más ha estado deportando niños y adolescentes salvadoreños en los últimos dos años.
Este fenómeno ¿debe preocupar o no a la sociedad salvadoreña? El sociólogo Jaime Rivas cree que sí y lo considera escandaloso.
Después de ver los datos de la Oficina de Información y Respuesta de la Dirección General de Migración, Rivas identifica que el aumento de repatriaciones de menores de edad desde México venía aumentando aún antes del 2014, cuando el gobierno estadounidense declaró una crisis migratoria.
“De México se dice muy poco. (…) Yo siempre sostuve que la crisis real estaba en México, por las condiciones, no solo de la detención de niños en su tránsito hacia Estados Unidos, sino en el proceso de retorno”, afirma Rivas.
El sociólogo considera que las condiciones en las que los menores de edad son repatriados “son riesgosas”, vengan o no acompañados por un familiar.
Los buses llegan a La Chacra, en San Salvador, entre 8:00 y 10 de la mañana. “Serán 15 horas de viaje, consideremos que salen a las 2 o 3 de la tarde del día anterior, viajan durante la noche. Pongámonos en los zapatos de estos niños”, pide Rivas.
Además del cansancio del viaje, los menores han estado en condiciones incómodas en los centros de detención. “En ese proceso ocurren una serie de situaciones de riesgo”, recuerda.
“Realmente es escandalosa la cantidad de niños y sobre todo el número que se registra en los últimos dos años, después de la declaratoria de Obama. Sin dejar de decir que en Estados Unidos todavía se encuentran en crisis, creo que la llamada crisis ocurre mucho más en México”.
Rivas considera que habría que explorar las causas que propician este flujo de niños y adolescentes: “Las autoridades salvadoreñas hablan de reunificación familiar. Sabemos que es cierto, en cierto modo (…) Pero también sabemos que ha ganado mayor peso la situación de violencia e inseguridad que está propiciado el desplazamiento forzado de muchos adolescentes, sobre todo”.
Rivas recuerda que casi siempre se combinan dos o tres causas: la reunificación familiar, la búsqueda de oportunidades y la violencia.
En el caso de los adolescentes, la migración no es solo para reunificarse con sus padres sino también debido a las amenazas y el acoso de las pandillas. Si eso no ha pasado, por la situación general de inseguridad en el país, los padres dicen “cuando pueda me lo llevo”, antes de que algo pase.
Sobre a los municipios con más menores de edad repatriados, Rivas cree que no es raro que San Francisco Menéndez y Ahuachapán, por ser fronterizos, estén entre los que reciben más repatriados.
Lo que sí llama su atención es el aumento en el número de niños y adolescentes repatriados en Jiquilisco, Usulután y San Miguel en la zona Oriental; así como en la zona Metropolitana, el aumento en Soyapango, San Salvador, Mejicanos e Ilopango: “Uno puede hacer una asociación entre municipios con altos índices de violencia (…) Es fácil asociar que esa migración de niños puede deberse a situaciones de violencia e inseguridad, sin que tengamos el conocimiento exacto de cada caso. Nosotros hacemos inferencias”.
Menores de edad deportados
Menores de edad deportados desde México
En 42 meses, de enero de 2012 a junio de 2016, las cabeceras departamentales de San Salvador, Usulután y San Miguel reciben cada vez más niños y adolescentes deportados desde México. Pero el fenómeno se repite en todo el país.