La Toluca, una locutora salvadoreña que triunfa en EE.UU

Conozca la historia de una locutora salvadoreña que triunfa en Estados Unidos y es una de las voces más escuchadas por la comunidad hispana

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Por Colaboración de Yurina Melara

2016-03-03 1:56:00

Sylvia Yesenia González, conocida popularmente como “La Toluca” en el programa de radio El Show del Mandril, es una de las voces más escuchadas en Los Ángeles, California, y en 45 ciudades con concentración hispana hablante en Estados Unidos.

Aunque todos saben que es salvadoreña, muy pocos conocen su historia. Sobrevivió a la pobreza, al trabajo infantil, a un padre alcohólico abusador, a la guerra, al paso ilegal por México y tuvo que dejar de comer para pagar clases de locución que la llevaron al estrellato.

En sus palabras, ella cuenta por primera vez su historia.

Todos conocen a La Toluca alegre, que hace broma de todo, pero ¿quién es La Toluca?

¡Ja! Soy una mujer a quien la vida ha hecho muy fuerte por todo lo que he tenido que pasar… Nunca me gustó la escuela, lo que me gustaba era la actuación, los micrófonos. Me gustaba tener público.

¿De qué parte de El Salvador eres?

Nací en San Vicente, en el Hospital Santa Gertrudis de San Viciente. Por la guerra, cuando tenía como unos 5 o 6 años, nos fuimos a vivir a Cojutepeque. Para mí, Cojutepeque era la ciudad más hermosa que había visto. Lo malo era que tuvimos que empezar de cero. Mis hermanos y yo tuvimos que trabajar para ayudar a mi mamá con los gastos de la casa. Al principio vendíamos bolsas con agua helada. Mi mamá me daba un canasto y salíamos a la calle a vender. Cuando ella tuvo un poco más dinero, hacía empanadas y yo iba a venderlas. Cuando tenía como 13 años ya no hubo dinero para la escuela, para los libros. Pero yo no quería parar de estudiar así que me inscribí en la escuela de noche.

Entonces, ¿sí reconoces el valor de la educación?

Sí, hice lo que pude para seguir estudiando. Después, cuando estaba en bachillerato, me hice muy vaga. Mi mamá se fue a Estados Unidos el 19 de octubre de 1987 y, para que no me perdiera, me mandó a traer. Yo llegué aquí exactamente un año después.

¿Te viniste mojada?

Sí, y pocas veces he hablado de esto porque es muy doloroso. Aunque yo tenía 17 años, aún no tenía malicia y en el camino me tocó vivir cosas muy duras que no he podido olvidar… (Hace una pausa. Los ojos se llenan de lágrimas).

Yo me hice cargo de unas niñas que tenían como 5 y 7 años que venían solas. Yo las venía cuidando porque yo soy así, me daban lástima que estaban tan pequeñas. Cuando nos agarraron en México nos desnudaron a las tres, dizque para revisar que no traíamos drogas. Era ridículo. Como yo era la mayor se enfocaron en acosarme a mí… (hace otra pausa para limpiarse las lágrimas que no paran).

Hasta me amenazaron con acusarme de tráfico de personas por cuidar a las niñas. ¡Fue horrible!

¿Quieres seguir hablando de esto? Veo que te duele mucho

Está bien. Todo esto tiene que salir a la luz algún día. Sabes, me duele lo que pasé, pero más me duele al ver tanto niño y tanto joven que aún ahora se arriesga para venirse como yo me vine. Todas las noches en mis oraciones, yo le pido a Dios que los proteja. Que proteja a toda la gente que viene en camino en busca de un futuro mejor.

Desde hace unos años hay un flujo constante de niños y adolescentes que viajan solos de El Salvador acosados por las pandillas, la pobreza o porque sus madres están aquí.

¿Y ese precisamente fue tu caso? ¿Cómo te sientes al ver eso?

No me tocó vivir lo de las maras, pero por lo que he escuchado hacen mucho mal. Yo le diría a esas personas que utilicen su poder, porque tienen mucho poder, para hacer el bien. ¿Te imaginas cómo sería El Salvador si los pandilleros se dedicaran al bien?

¿Has regresado a El Salvador?

No, y no quiero regresar. Yo sé que en algún momento tendré que hacerlo para cerrar ese capítulo de mi vida, pero por hoy, no estoy lista.

¿Te asusta ir a El Salvador?

Sí y mucho (se queda callada).

¿Por qué?

Me asusta ver tanta injusticia, tanta pobreza. Me dan lástima tantos perritos en las calles. Creo que si voy tendría que llevar mucho dinero para darle de comer a los perros callejeros. ¡De verdad! Me parten el corazón los niños, viejitos y animalitos maltratados.

Bueno, ahora estás aquí. Estás en uno de los shows de radio más exitosos de todo Estados Unidos, ¿cómo sucedió eso?

Estando aquí me fui a la escuela, pero no me duró mucho porque lueguito me enamoré y quedé embarazada. El hombre no quiso saber nada de mí y yo me vi forzada a luchar sola. Para salir adelante tenía dos trabajos: por la mañana en una panadería y por la tarde en un restaurante. Pero nunca olvidé mi sueño de actuar o de estar delante de un micrófono. Cuando pude me inscribí en clases de teatro, y fui a audiciones, pero de ahí no salió nada… Entonces decidí estudiar locución y a través de un amigo que conocí en esas clases llegué a donde El Mandril (uno de los locutores con mayor éxito en la radio en español en los Estados Unidos).

Tenías dos trabajos, ibas a clases y tenías familia que mantener. ¿Cómo lograste hacer todo?

Fui difícil. A veces no tenía dinero para comprar leche, a veces mis hijos se tenían que ir a la cama con hambre porque yo tenía que pagar las clases de locución. Nada ha sido fácil para mí.

¿Y cómo fue que finalmente lograste un puesto en el Show del Mandril?

Después de que me lo presentó mi amigo, él me invitó en varias ocasiones a la radio. Yo dejaba de ir al trabajo que me pagaba para ir a la cabina de gratis… cuando hubo oportunidad me ofrecieron un trabajo en promociones. Finalmente un día me llamó El Mandril y me dijo que estaba por firmar un contrato y que me quería como parte de su grupo. Me dijo que estuviera en la estación a las 11 a.m. , y que si yo no llegaba él entendía que no me interesaba. Yo llegué a las 10 de la mañana. Eso fue hace más de 15 años. Desde entonces soy parte del Show del Mandril.