El Salvador pierde batalla contra el mosquito

El país lleva décadas de combate contra el zancudo Aedes aegypti, pero sigue sin poder controlar la presencia del vector. Tres de los virus transmitidos por el vector mantienen bajo dificultades al sistema de salud y a la población

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Infectólogos urgen a las autoridades de Salud y a la población a reforzar todas las acciones para combatir al zancudo Aedes aegypti. 

/ Foto Por James Gathany

Por Xenia González Oliva

2016-02-02 3:30:00

Cada brote de los virus transmitidos por el zancudo Aedes aegypti pone en serias dificultades al sistema de salud de El Salvador.

Aunque el país tiene décadas de enfrentarse al vector, la llegada de los nuevos virus como chikunguña y zika han demostrado las debilidades del sistema y la inexistencia de barreras de contención que permitan controlar al zancudo antes de que los brotes alcancen el nivel de epidemia.

En seis meses, desde su aparición en junio de 2014, el chikunguña alcanzó a cientos de miles de salvadoreños. Mientras que el zika infectó a más de 6,000 personas desde noviembre del año pasado a la fecha.

“Desde el punto de vista en salud, el zancudo debería ser declarado enemigo número uno en estos momentos, dadas todas las implicaciones en la población”, opinó el infectólogo pediatra, Mario Gamero.

Con el dengue el zancudo ha demostrado la crisis que es capaz de provocar en el país. En el año 2000, unos 38 niños murieron mientras el país atravesaba la epidemia más grave del dengue, virus al que aún se enfrenta. Oficialmente la cifra de muertos fue de 26.

Desde entonces, ya se mantenía la necesidad de combatir al zancudo y controlar su población en el país. 

Las autoridades de Salud de la época hablaron de las lecciones dejadas, de las medidas que tomarían para combatir al zancudo y al dengue. 

Las declaraciones son similares a las que siguen vertiendo actualmente sin que se logre un cambio significativo en la presencia del zancudo y su facilidad de transmitir los virus entre la población.

“Le puedo decir que de 1996 al año 2016 no ha cambiado absolutamente nada, seguimos en las mismas. Cuando aparece un nuevo virus, todo el mundo a gritar ‘hay una epidemia’, ‘ya pasó la epidemia’ y después de nuevo lo mismo; falta visión de futuro”, manifestó el infectólogo particular, Jorge Panameño.

 No siempre el Aedes aegypti era el principal vector enemigo del sistema de Salud.

Para 1956, el paludismo, transmitido por el mosquito Anopheles, preocupaba tanto que la Asamblea Legislativa de ese entonces decretó una Ley de Defensa contra el Paludismo. 

La ley fue establecida para respaldar a la Campaña Nacional Antipalúdica y obligaba a todos los habitantes a asegurar la acción de la autoridad sanitaria.

Panameño expuso que para finales de los ochenta, la campaña había logrado su propósito de controlar la presencia del mosquito Anopheles, pero lamentó que fue abandonada tras el estallido del conflicto armado.

Mientras tanto, el mosquito Aedes fue reintroducido a la región, Panameño dijo que se ha considerado la posibilidad de que ingresó a través de la importación de llantas usadas desde Asia.

En suopinión, lo que ha diferenciado a la campaña Antipalúdica de las actuales acciones  es su capacidad de llegar a todo el país y lograr un compromiso de todos los sectores.

“Ahora son esfuerzos dispersos, no ha habido una intencionalidad seria de nadie, de ir y buscar el fondo de los problemas que generan la presencia de este mosquito acá”, señaló Panameño. 

La amenaza del Aedes no se queda solo con el dengue, chikunguña y zika, el vector es capaz de infectarse y transmitir el virus de la fiebre amarilla.

Panameño informó que la última vez que se reportó un caso de fiebre amarilla en el país fue en 1921, pero es un virus que aun persiste en otras zonas.

“Ojalá no nos vengan ninguna de estas enfermedades, pero puede ser que vengan. Así como estamos con las facilidades de movilidad entre países, así pueden entrar muchas enfermedades”, añadió Gamero.

Para ambos infectólogos, la lucha contra el zancudo ya se salió de las manos del sistema sanitario y debe incluir a todas entidades del país, sobre todo a Educación; ya que surge la pregunta de por qué después de tantos años expuestos a campañas y a la amenaza del Aedes, la población permite la proliferación de este en sus casas.

“Una de las columnas vertebrales para romper ese patrón terrible es la educación, urge crear una materia de higiene en el pensum desde la educación básica, que a través de los jóvenes se cambie la conducta que tenemos los salvadoreños”, manifestó Panameño.