La Cancillería confirmó ayer que envió una carta al embajador de Alemania en el país, Heinrich Haupt, en la que le objeta eque emita declaraciones sobre asuntos, que considera internos, como la elección del Fiscal General.
En la misiva, el ministro Hugo Martínez le dice que ante reiteradas “declaraciones públicas respecto a procesos internos de nuestro país”, se ve obligado a expresarle su preocupación, en particular por las “delicadas afirmaciones sobre el proceso de elección del Fiscal General de la República, que es potestad de nuestra Asamblea Legislativa”.
Martínez le dice que como gobierno consideran que tales declaraciones y “otras brindadas por usted anteriormente”, transgreden el artículo 41 de la Convención de Viena Sobre relaciones Diplomáticas.
De acuerdo a ese apartado, los diplomáticos no pueden involucrarse en asuntos del Estado de otros países. “Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado”, reza.
Haupt ha hecho declaraciones relacionadas al poco crecimiento económico por la falta de transparencia y ha llamado a que se respete a la Sala de lo Constitucional.
Hace un par de días dijo sobre la elección del Fiscal que “hay algunos intentos de presionar a diputados y esto sería en desfavor de la vida constitucional de este país y sería dañino para la democracia salvadoreña, porque la función del Fiscal es importantísima”.
Ayer, antes de que trascendiera la carta, el diplomático dijo que tiene mucha información sobre esas presiones pero que no las comentará en público. “Sí hay peligros y todos lo saben, y estos peligros hay que evitarlos, hay que seguir las reglas claras y no hay que hacer arreglos debajo de la mesa, no hay que ceder a ninguna presión que sería una tendencia a manipular las reglas”, declaró al canal 6.
Martínez agrega en la carta que en ocasiones anteriores habían conversado con Haupt de que sus “actitutes” transgreden la Convención de Viena y que habían “acordado ceñirnos a los canales diplomáticos” por los cuales podía trasladar sus preocupaciones.
“Pero su persona deja nuevamente de lado esos canales y vierte declaraciones que son juna afrenta a nuestro primer Órgano de Estado…”, dice el canciller, y que esa actitud puede ser porque desconoce las reglas diplomáticas “o al deseo de dañar nuestras relaciones con el pueblo y Gobierno de Alemania…”.
La carta finaliza con una advertencia: “en caso de persistir dicha conducta, me veré obligado a proceder de acuerdo a lo regulado en la mencionada Convención”.