Hace 13 años, Secundina Barahona fue diagnosticada con leucemia en el Hospital Rosales. Desde entonces, Héctor Valencia se ha mantenido como su médico.
Para Barahona el médico se ha convertido en un amigo y confidente que la escucha cuando ella ha tenido dificultades para llegar al hospital o cuando su tratamiento la debilitaba.
Para llegar ayer al Rosales y demostrar su apoyo al médico salió a las 3:00 de la madruga de su casa. Barahona vive en el cantón La Playita, en La Unión.
No han sido pocas las veces en que Valencia le ha ayudado a pagar el pasaje para que no pierda sus citas. También hubo ocasiones en las que le ayudó a comprar los medicamentos.
“Yo no sé por qué es que lo quieren sacar. Para mí es duro eso porque le tenemos mucho aprecio”, expuso la paciente.
En todos sus años de viajes al Rosales, Barahona ha sido testigo de incontables casos de pacientes que viajan desde lejos al hospital, pero al llegar se encuentran con que el médico ha suspendido la consulta o llega con horas de retraso.
“Pero el doctor Valencia no, nunca nos ha fallado, por eso nosotros lo necesitamos”, aseguró Barahona.
Reiteró que no comprendía por qué es que han decidido despedirlo del hospital y esperaba que con la concentración que realizaron los pacientes puedan cambiar la decisión.
Como no sabe leer ni escribir, Barahona pidió ayuda para poder presentar la carta con su historia ante las magistradas de la Cámara Segunda de lo Civil.
“Siento mucho que lo despidan porque él es el que me trata, nosotros lo necesitamos siempre”, manifestó.