???Quiero mil dólares???, si no los entregás vas a morir

Comerciantes de La Tiendona trabajan entre el miedo y la amenaza de las pandillas. Les exigen diferentes sumas de dinero y quien no paga lo matan. Registran más de 20 asesinatos.

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Fiscalía espera procesar a varios de los 49 detenidos el martes anterior de homicidios cometidos al interior del mercado La Tiendona en San Salvador. Foto EDH/ ilustración. / Foto Por jaime Anaya

Por Jaime López

2015-12-13 10:00:00

Un sujeto le lleva el teléfono celular a una vendedora de La Tiendona, en San Salvador: “quieren hablar con usted”. Con rareza la empleada toma el  aparato y un extorsionista, le responde: “Quiero mil dólares ahora”.

Muy asustada, la vendedora contesta al sujeto y le dice que no  es  la dueña del negocio. El individuo le responde: “pues decile a ese tal por cual que quiero mil dólares y si no los entrega, vos vas a morir”.

A partir de ese momento comienza la psicosis (angustia) de aquella empleada, pero el diálogo de terror no termina con esa advertencia, el sujeto le da el ultimátum de que tiene dos días para que se rebusque con ese dinero.

Al siguiente día, el mismo sujeto pasa por el negocio y le recuerda: “ya estás sabedora que mañana vamos a venir por el dinero”. El tercer día, temprano por la mañana llegan cinco sujetos al negocio. Y le preguntan: “ya le dijistes al hiju… tu hermano  que si no entregas los mil dólares vas a morir”.

Ese mismo día, pero ya por la noche, los sujetos vuelven al local pero solo para hacerle gestos intimidatorios.

El cuarto día,  a las 7:30 de  la mañana llegan vestidos con  gabachas gris. 

Dentro de sus gabachas, asegura la víctima, esconden un arma de fuego. “O me entregas el dinero o te atenés a las consecuencias, o mañana vas a estar muerta, ya conocemos donde vivís, ya conocemos a tu familia, tenemos ubicadas las casas y vamos a terminar con todos, si no estás dispuesta a cumplir”, le reiteran.

Con todo esto “vivimos en psicosis. Ahora es el dinero, mañana vendrán a pedirnos a nuestros hijos, las escrituras de la casa, esto va en incremento, si las autoridades no toman acciones para detenerlos”, afirmó el comerciante.
Esta es una de las aterradoras historias que los vendedores del mercado de mayoreo La Tiendona, en San Salvador viven a diario, mientras se ganan la vida vendiendo.

Lo complicado de esta situación, confiesa un vendedor, es que estas vivencias no la puede denunciar ni a la Policía ni a la Fiscalía, porque las dos instituciones exigen identificar  al imputado y que muestre evidencias para iniciar una investigación.

El comerciante, reconoce que siempre se han dado problemas en_La Tiendona pero no como ahora.

Los mil dólares que le exigieron a la vendedora era la cuota semanal que le habían impuesto, entre tanto la víctima, en una especie de negociación con los delincuentes para no correr riesgo, les pidió que la suma fuera mensual.

Esa es la dinámica de todos los días que siguen los vendedores, cuando les piden cinco mil, negocian  la mitad,  dos mil 500 o tres mil dólares.
Una peculiaridad en estos casos es que los sujetos que chantajean por celular o  amenazan de muerte a los vendedores no dan la cara, sino solo los “soldados” que por lo general son niños y adolescentes, aprovechándose que la Ley es flexible con ellos.
“Nosotros ya estábamos preparados para cerrar el negocio, porque  no podemos seguir trabajando para mantener a delincuentes”, subrayó la víctima.
Pero en esto de las extorsiones, los delincuentes utilizan diferentes presiones como el hecho de que están aliados con el administrador de La Tiendona. Dicen a sus víctimas, que de la extorsión que reciben, un porcentaje es para el funcionario, en pago para que no se interponga.

Conscientes de lo grave que son los señalamiento contra el administrador, El Diario de Hoy fue a ese centro de abastos y preguntó al funcionario sobre los señalamientos que las víctimas le hacían. Se le consultó si era cierto que los pandilleros están de acuerdo con él para  extorsionar a los vendedores y que en pago recibe dos mil dólares por mes.

El administrador tajantemente rechazó esa versión; sin embargo, dijo que no se referiría más al tema porque no estaba autorizado  y que en todo caso era la oficina de Comunicaciones de la alcaldía de San Salvador que tenía que responder.

Se acudió a la oficina de comunicaciones de la comuna capitalina y ahí una periodista tomó nota de la solicitud  y dijo que informarían a su jefe quien contestaría después. Al cierre de esta nota, casi diez días después, el encargado de prensa de la comuna capitalina no había respondido a la solicitud del tema.

En tanto, un comerciante  afectado manifestó que la influencia de los pandilleros en La Tiendona es tanta que aparentemente, tienen el poder de quitar y poner vigilantes de seguridad privada a su antojo.

Dijo que las maras en dicho mercado se han encargado de sacar a los antiguos vigilantes, a quienes los comerciantes confiaban sus ventas en su ausencia.

“Antes les dábamos un dólar o 50 centavos a los vigilantes para que nos cuidaran los puestos, pero ahora son los pandilleros los que andan de negocio en negocio cobrando lo que les da la gana por la vigilancia”, afirmó.

Según la víctima, los vigilantes privados de La Tiendona han sido nombrados por las pandillas, quienes aparentemente provienen de la comunidad Iberia al oriente de San Salvador y de la calle Concepción del sector de la Isla.

La ventaja que tienen las pandillas con esos seguridad es que extorsionan a los comerciantes y no pasa nada, según denuncian las víctimas.

Por ejemplo a un camión de repollo que ingresa a La Tiendona, le exigen entre 200 y 500 dólares.  Este dinero no lo paga el comerciante sino el cliente  pues todos esos costos se suma al valor final de la mercadería. Eso también sucede con camiones de aguacates, piñas, naranjas, papas, limones, melones y sandía entre otras frutas, y verduras.

A La Tiendona, ingresan a diario unos 20 camiones con mercadería y los fines de semana sobrepasan los 50.

De ahí que a la fecha de 2015 ya va más de una docena de vendedores y una cifra similar de vigilantes asesinados por la pandillas en ese mercado.

Esto ha ocurrido porque se negaron o se retrasaron en el pago de la extorsión.

Los establecimientos que los comerciantes asesinados han dejado no han sido reabierto por sus familiares, ahora los supuestos pandilleros los han abierto, afirmó el comerciante.

Cuando los proveedores van a estos locales a ofrecer sus mercadería, la persona que los atiende, no es la misma que ellos conocen, sino uno de esos sujetos, quien se presenta como el nuevo dueño del local.

Los agricultores no se pueden negar a suplirlos de mercadería de fiado, ni de pagar su peaje para no correr la misma suerte de los vendedores que han matado.
Tampoco pueden denunciarlos, porque según los comerciantes, tardarían en hacerlo para que los pandilleros lo sepan y ellos estén muertos. El clima de terror y pánico en La Tiendona ha incidido tanto, asegura el vendedor, para que el 20 por ciento de los negocios hayan cerrado.

“Cuando se van, los vendedores dicen que solo regresarían  hasta que haya un nuevo Gobierno, que les garantice seguridad”, explicó.

“Es una epidemia que se está agudizando en La Tiendona. Uno se siente tan impotente y llega a pensar en  matar a uno o  dos  de los sujetos que llegan a dejarle el teléfono, pero mañana vendrán cuatro o más y el problema será peor”, indicó.

Algunos vendedores lloran de impotencia al ver la desprotección en la que están, no hay una institución o autoridad que pueda ampararlos, sea este el administrador del mercado, el alcalde o incluso la Policía.

Nadie afuera de La Tiendona  se puede imaginar el infierno que los vendedores experimentan, a manos de tanto pandillero, relata un vendedor en el exilio.

La crítica situación de los comerciantes no solo afecta al propio comerciante y al cliente final, sino al mismo gobierno municipal y central porque con el cierre de estos negocios dejan de percibir fondos provenientes de las ventas en tasas municipales e impuestos.

A juicio de algunos vendedores, las pandillas buscan que los comerciantes se desesperen, se vayan para quedarse con  sus locales.

Estiman que un dos por ciento de los puestos de venta de La Tiendona son ocupados por las maras, un porcentaje que según los comerciantes va en aumento si las autoridades no hacen nada.

En varios negocios los comerciantes han emigrado y han dejado empleados encargados de recuperar la inversión. De acuerdo con el panorama que se vive en el principal mercado de mayoreo del país,  las pandillas buscan apoderarse del centro de abastos.

“Con su actitud lo que buscan es hostigar a los vendedores para que se vayan y dejen los locales para luego apoderarse de ellos”, reiteró.

Los sujetos no tienen hora ni día para efectuar sus chantajes, en cualquier momento sorprenden a su víctima, desde las 5:00 de la mañana hasta la noche; sin embargo, hay ciertas personas que les llaman “orejas o antenas” que estén pendientes de la hora que ingresa cada uno de los camiones con mercadería.

El comerciante relató que  por la tarde los sujetos andan alcoholizados y endrogados, lo que preocupa a las personas.  Estos grupos son integrados por sujetos de 15 a 25 años y niños de 7 y 10 años, aprovechándose de que las leyes son más flexibles o los exoneran de cargos penales.