Los alcances y tropiezos del programa de alimentación escolar

El programa es más aprovechado en escuelas de la zona rural que en la urbana. Docentes dicen que no garantiza permanencia de los escolares en el aula.

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Una de las principales apuestas del Ministerio de Educación tiene éxito, principalmente, en las áreas rurales. Sindicatos de profesores señalan las deficiencias del mismo y demandan solución a lo que algunos consideran tan solo "una gota de agua".

/ Foto Por elsalv

Por Susana Joma

2015-10-10 8:00:00

El programa de Alimentación y Salud Escolar (PASE) nació hace varias décadas pero en las últimas dos gestiones gubernamentales (2009 – 2015) ha sido todavía más utilizado  como  insignia dentro del llamado Plan Social Educativo Vamos a la Escuela. Sacar adelante este proyecto ha puesto en aprieto a muchas comunidades educativas; además la población de beneficiados ha bajo continuamente entre 2012 y 2015. 

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Sin embargo el Ministerio de Educación (Mined), en sus diferentes publicaciones en línea, destaca que es uno de los programas con mayor cobertura en el país y según detalla el objetivo es “contribuir a mejorar la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, satisfacer sus necesidades alimentarias inmediatas y fortalecer las acciones educativas a fin de introducir conocimientos y prácticas adecuadas en salud, alimentación y nutrición”.

El viceministro de Educación, Francisco Castaneda, expuso que el PASE es de gran ayuda a los alumnos, especialmente  a los de la zona rural.

 Mientras, los profesores de más de una decena de centros educativos públicos, así como los dirigentes de algunos sindicatos del sector educativo como Bases Magisteriales y Simeduco  consultados para este tema coinciden con el funcionario en que el PASE sí se cumple con sufragar las necesidades de alimentación de los niños  y los motiva a asistir a clases.

Sin embargo, desde los sindicatos de profesores  se pide a las autoridades poner atención al hecho de que el beneficio se cumple  sobre todo con la población estudiantil rural,  donde hay familias en extrema pobreza que  no tiene  para el alimento diario, y no tanto con los del área urbana, porque estos últimos están acostumbrados a una dieta más allá de los frijoles, el arroz, el aceite y la  bebida fortificada que el Mined da a las escuelas para preparar el refrigerio  escolar.

Paz Zetino Gutiérrez, de Bases Magisteriales, señala que el hecho de que impacta más en lo rural se nota en que por lo general en  las escuelas rurales los alimentos se terminan antes o justo en el periodo establecido, pero  en las escuelas de la zona urbana los productos tienden a quedar.

Es una realidad que los alimentos son más valorados en lo rural, ya que entre los mismos docentes de escuelas urbanas se conocen casos  como el de un centro escolar  en donde los alumnos en algún momento llegaron al punto de echar los alimentos a los drenajes de aguas lluvias, y en el caso de los mayores a no consumirlos porque les da pena.

Tras ello Zetino Gutiérrez insiste que el programa debe ser objeto de evaluación y focalización.
 

Los testimonios de los educadores también ponen al descubierto que la entrega de refrigerio en las primeras horas de la jornada no garantiza que los niños asistan a la escuela a diario o que no abandonen las aulas, porque la deserción escolar depende de otros factores, y el principal en este momento es la migración de las familias, ya sea por  la desintegración familiar, las amenazas de pandillas o porque van en busca de mejores oportunidades económicas.

 Esto pone entredicho  las inversiones millonarias que se vienen haciendo en el programa.
 

Según datos provistos por la Oficina de Información y Respuesta  del Mined en 2014 se erogó en el PASE 21 millones 632 mil 801 con 48 centavos y para el presente año se programó 28 millones 354 mil 802 con 34 centavos.

Los mismos datos de la OIR revelan que más de 44 mil 948 alumnos dejaron de recibir el beneficio entre 2014 y 2015. 
 “A mi entender hay un fracaso total de todo el paquete, no sólo del programa de alimentación.

El mismo Ministerio de Educación reconoce que hay una cantidad considerable, de más de 50 mil alumnos que estuvieron matriculados en 2014 y que ahora no están matriculados en 2015”, afirma  Paz Zetino Gutiérrez.

Tanto Gutiérrez como su similar del Simeduco, Francisco  Zelada, apuntan que los directores de los centros educativos lidian con muchos problemas para mantener en marcha el programa en algunos casos porque no tienen cocinas y bodegas, pero en la mayoría de casos porque Educación no asigna fondos para la compra de aderezos, la adquisición de gas propano o leña.

Esto obliga a los directores a solicitar la ayuda de los padres de familia y Educación lo acepta toda vez vaya bajo el concepto de donación.