Cambio climático, fuego y cacería minan recursos naturales

El bajo nivel de los ríos en Santa Rita ha afectado la vida de las especies protegidas que solo habitan ahí. En esta ??rea Natural Protegida vive una de las pocas colonia caimanes que quedan en El Salvador

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Este es el reino del caimán en El Salvador, se trata del área natural protegida Santa Rita en Ahuchapán. Sin embargo, la falta de lluvias y las actividades agrícolas están dañando este humedal.

/ Foto Por elsalv

Por Lilian Martínez

2015-09-12 6:00:00

Son las 11:00 de la mañana y solamente la cabeza de un caimán asoma cerca del mirador   “El Paso Viejo”, en el Área Natural Protegida Santa Rita, Ahuachapán. En otras ocasiones, a esta hora han sido vistos decenas. No solo esto ha cambiado aquí en los últimos meses.

Los caudales circulantes de los ríos que cruzan Santa Rita –El Sacramento, El Quequeisque y San Francisco- variaron “entre un 30 % y un 50 % de sus caudales habituales” durante agosto, según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn). La situación podría haber sido más crítica tras el inicio de una época lluviosa bastante irregular.

A inicios de junio, el biólogo Vladen Henríquez llevó a cabo un estudio sobre tortugas en varias áreas naturales, entre ellas el de Santa Rita. Ahí, sin que ese fuera su objetivo, constató el estado de dos ríos que atraviesan la zona: el  Santa Rita y el San Francisco.

El biólogo publicó en Facebook una foto del primero y comentó: “Quebrada donde se encuentra la poza de los caimanes. Completamente seca”. Además, compartió la foto de un caimán y comentó: “Caimán muerto cerca de poza de los caimanes en ANP Santa Rita y Zanjón El Chino. (…) Otros caimanes observados pura piel y huesos”. 

Los caimanes necesitan que los ríos tengan cierto nivel de agua para alimentarse de las especies que ahí se desarrollan, a falta de agua, cuando el biólogo visitó el lugar, los caimanes lucían desnutridos.

Era el 19 de junio y el biólogo aseguraba en Facebook que en lo que iba del año solo había llovido dos veces.

Sin embargo, no solo la falta de lluvia ha afectado a los recursos naturales de la zona, sino también la actividad humana. A finales de abril un incendio consumió 15 manzanas en un sector de Santa Rita conocido como La Cuchilla. Eso nunca antes había pasado, pues este es un bosque subtropical húmedo.

“Se cree que fueron malas prácticas agrícolas. Personas que entran al área dejaron un fuego solo”, dice el guardarrecursos Israel Manzanares.
El 17 de julio, este periódico constató la tala de 23 manzanas en el Zanjón El Chino, parte de esta área natural protegida. Un caso por el que el Juzgado Ambiental de San Salvador ya dio un plazo de 90 días al Marn para reforestar la zona. El plazo vence a finales de noviembre.

El 2 de septiembre, un equipo de El Diario de Hoy visitó Santa Rita en compañía de técnicos del Marn y de la ministra Lina Pohl. En el mirador de caimanes El Paso Viejo se constató que el nivel del agua era de al menos un metro, según Manzanares. En sus palabras: “En otras épocas lluviosas ha subido más el nivel”.

Según él, a partir de marzo, los caimanes se reúnen en este punto porque aún tiene agua y esto les sirve para sobrevivir y esperar la época lluviosa. Este año, a finales de mayo y principios de junio, cayeron las primeras lluvias: “No como otros años, llovía poco, los cauces de los ríos no crecían suficiente y las especies  ya estaban sintiendo el cambio de clima”, dice. 

La reducción ha sido constatada por el Marn. Los caudales circulantes de los ríos El Sacramento, El Quequeisque y San Francisco pasaron de los 0.386, 0.276 y 0.130  metros cúbicos por segundo a los 0.144, 0.092 y 0.068 metros cúbicos por segundo.

El gerente de Áreas Naturales Protegidas y Corredor Biológico, Nelson Arévalo, explicó: “Aquí las lluvias no han sido del todo nulas, por eso tenemos estos niveles de agua”. Sin embargo, reconoció que al finalizar la estación seca (marzo-abril) pudo haber una “situación crítica”. Según Arévalo, el canal donde se ubica el mirador “nunca se ha secado” y “siempre ha tenido cierto nivel de agua”.

La ministra Lina Pohl aseguró que se ha hecho un estudio sobre los caudales de los ríos en las principales áreas protegidas, incluyendo Santa Rita. Según Pohl: “En tres de los afluentes más importantes hemos tenido reducciones de hasta el 70 %, la lluvia que ha caído ha sido poca”.

El estudio ha servido como base para determinar qué acciones es necesario tomar. Pohl detalló: “Tenemos que hacer una serie de pequeñas presas o reservorios de agua con manejo de compuertas para que en el caso de que suceda algo como lo que vimos, podamos proveerles de agua a las especies de caimanes que se ven más afectadas, porque no pueden fluir para buscar su alimento”. 

Agregó que no se ha optado por alimentar a los caimanes porque “eso podría ponerlos en un peligro aún mayor, porque limitaría su capacidad de buscar alimento”.

Pero ¿será solo la estación seca la que afecta el nivel de los ríos? Arévalo reconoce que puede haber otros factores como “el uso del agua en la parte alta… para usos agrícolas y de irrigación”. En sus palabras: “Si un agricultor drena un río, lo que está haciendo es afectando, como siempre, la parte final. Y eso puede estarse dando también acá”.

La ministra afirmó que “hay algunos caudales que se han reducido drásticamente y que no tienen relación con el régimen de lluvia. Esa reducción no se puede deber al régimen de lluvia”. Por lo que se está verificando cuáles son los cañales que hay en la zona. 

Al respecto hizo alusión al caso de tala en el Zanjón El Chino, donde el  terreno iba a ser utilizado para sembrar caña de azúcar.
Arévalo explicó que Santa Rita es importante porque es el hábitat de dos especies protegidas: los caimanes, que están “en peligro de extinción” y la machorra o pez lagarto. Esta es una especie de origen prehistórico, un fósil viviente.

Santa Rita también es importante porque sus bosques de galería, a través del zanjón El Chino, están conectados al complejo Barra de Santiago. Ahí, los manglares sirven como reguladores del clima y como barrera natural ante fenómenos como el mar de fondo.

Este complejo se convirtió en el séptimo sitio Ramsar de El Salvador en julio de 2014. Desde entonces, según explica Arévalo, el país se comprometió  a protegerlo en el marco del desarrollo sostenible. Para el gerente de Áreas Naturales Protegidas, “esto significa trabajar buscando la armonía entre el desarrollo y la conservación”. Esto implica, a su entender, “conservar sin coartar las posibilidades que esta zona pueda darle al país”.

Pero ¿qué actividades humanas amenazan a esta zona? Arévalo enumera algunas. La primera, en su opinión, es la extracción de recursos sin autorización. Por ejemplo, la caza de iguanas y garrobos. Otra amenaza es “el avance de la frontera agrícola”. Y por último, el uso de agrotóxicos. Arévalo recordó que los agroquímicos se depositan en el suelo, los residuos son arrastrados por el agua lluvia, “se van en la escorrentía, contamina mantos acuíferos, contamina cuerpos  de áreas superficiales”, y esto también afecta a las especies que viven en Santa Rita.

Pohl señaló que ha habido un incremento de las zonas cañeras, por lo que se ha instalado una mesa en la que el Ministerio de Trabajo, el MAG y el Marn  se reúnen con los cañeros para tratar temas como este.

“Esto nos lleva a hacer una gestión del área más allá del espacio propiamente protegido, sino ver las zonas de amortiguamiento. En este caso, la parte alta donde se desarrollan actividades agropecuarias”, añadió.

Para evitar los incendios, Manzanares considera necesario tener una bomba achicadora y construir pozos de punta que impidan que el fuego pase de un sector a otro. Algo necesario, al recordar que el incendio de abril también dejó varios caimanes carbonizados.