La tribulación de los sobrevivientes de cáncer de piel (melanoma maligno) que eran tratados en el hospital nacional Rosales con la vacuna BCG continúa.
Hace ocho meses las autoridades del establecimiento suspendieron el tratamiento, un periodo en el que los pacientes no han tenido paz, temen morir en cualquier momento por la falta del fármaco.
Ayer un grupo de ellos llegó a la Consulta Externa del Rosales, habían recaudado dinero para comprar la vacuna y las jeringas y que los médicos se las colocaran, pero debido a que el precio era mayor al estimado se retiraron con el sabor amargo de sumar un mes más sin el tratamiento. Cada dosis tiene un costo de $28.18 y deben aplicársela mensualmente.
Solo cuatro de ellos decidieron comprar el biológico para que en la próxima cita, el cirujano plástico, Alcides Gómez y otros médicos, se las aplique y continuar con el sacrificio de adquirirla hasta que puedan; dicen que es la única alternativa que tienen para prolongar sus vidas.
Isabel Acosta, quien comenzó a recibir la BCG en noviembre de 2012 tras ser sometida a tres cirugías, cree que los problemas internos entre el jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Alcides Gómez y el director, Mauricio Ventura, ha llevado a que se deje de aplicar el fármaco.
“El daño no se lo están haciendo a los médicos sino a nosotros y los problemas internos y nos han afectado demasiado a nosotros, los perjudicados somos nosotros los pacientes”, comentó Acosta.
Pero Ventura negó que la medida sea consecuencia de problemas laborales.
Acosta dice que su salud ha desmejorado a partir de febrero de este año, que constantemente sufre de dolores de cabeza y en la espalda, incluso en julio estuvo hospitalizada. Agrega que está mal emocionalmente, que de los nervios y la preocupación no puede dormir.
“Sino fuera necesario no hubieran tantas personas que les ha aparecido en otras partes, hay personas que tenían hasta siete años y no les había vuelto a aparecer y hoy sí, quiere decir que el tratamiento sí estaba funcionando”, agregó la señora.
Gómez se ha comprometido con sus pacientes en suministrarles la vacuna si ellos la compran, pese a que el director no lo avala porque dice que no existe literatura internacional, ni medicina basada en la evidencia, que respalde que la BCG prolongue la vida o mejora la calidad de vida, al contrario sostiene que hace daño.
El cirujano manifestó no tener temor que lo sancionen o lo demanden “primero son los pacientes, ellos (las autoridades) pueden cometer cualquier acto, ellos tienen el poder para hacer todos los actos arbitrarios que están haciendo. Creo que no estoy cometiendo ninguna falta, estoy haciendo las cosas por los pacientes”.
Mientras que Ventura indicó que él no se hace responsable de ningún efecto adverso que puedan tener los pacientes a los que se les está poniendo la vacuna. “Como institución responsable no podemos autorizar un tratamiento que no se ha demostrado que sirva para lo que el doctor Alcides se los está aplicando como es el melanoma maligno”.
Roselia López, quien llevó ayer a su madre de 86 años para tratar de que le aplicarán la BCG, dijo que tiene temor de que pueda fallecer, pero confía en Dios en que estará bien.
“Pienso que no deberían haberla quitado porque la vacuna es una vida para ellos, no lo hubieran suspendido porque todos lo necesitan”, opinó López.
Ventura expresó que se trata de una enfermedad grave, que la única posibilidad que tiene el paciente de curarse es con el diagnóstico y cirugía tempranamente. Agregó que Gómez está manipulando a los pacientes.
“Claro, si tienen la opinión de un médico que les dice que con eso van a vivir más, ellos creen eso y buscan aplicarse la vacuna, pero lo que les causa un gran daño en la espalda”, acotó Ventura.